29 Ago Libro de Apocalipsis
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in Apocalipsis
Libro del Apocalipsis
Un estudio expositivo por Lowell Brueckner
CAPITULO 13
La bestia de los últimos tiempos
Capítulo 13:1-10
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El dragón se paró sobre la arena del mar. Y vi que subía del mar una bestia que tenía diez cuernos y siete cabezas; en sus cuernos había diez diademas, y en sus cabezas había nombres blasfemos.
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La bestia que vi era semejante a un leopardo, sus pies eran como los de un oso y su boca como la boca de un león. Y el dragón le dio su poder, su trono y gran autoridad.
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Y vi una de sus cabezas como herida de muerte, pero su herida mortal fue Y la tierra entera se maravilló y seguía tras la bestia;
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y adoraron al dragón, porque había dado autoridad a la bestia; y adoraron a la bestia, diciendo: ¿Quién es semejante a la bestia, y quién puede luchar contra ella?
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Se le dio una boca que hablaba palabras arrogantes y blasfemias, y se le dio autoridad para actuar durante cuarenta y dos meses.
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Y abrió su boca en blasfemias contra Dios, para blasfemar su nombre y su tabernáculo, es decir, contra los que moran en el cielo.
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Se le concedió hacer guerra contra los santos y vencerlos; y se le dio autoridad sobre toda tribu, pueblo, lengua y nación.
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Y la adorarán todos los que moran en la tierra, cuyos nombres no han sido escritos, desde la fundación del mundo, en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado.
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Si alguno tiene oído, que oiga.
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Si alguno es destinado a la cautividad, a la cautividad va; si alguno ha de morir a espada, a espada ha de Aquí está la perseverancia y la fe de los santos.
Aquí se puede ver que los eventos de Apocalipsis no aparecen estrictamente en orden cronológico. Ya, en el capítulo 11, apareció la misma bestia que en este capítulo se presenta como la que se levanta del ‘mar’. Es esencial estudiar las profecías de Daniel antes de intentar interpretar el libro de Apocalipsis, especialmente en lo relacionado a la bestia y su reino. El rey Nabucodonosor vio esta misma profecía en un sueño, sin embargo, con la forma de una gran imagen. Los diez dedos de los pies de la imagen representan el reino final.
Daniel vio que “cuatro bestias enormes, diferentes unas de otras, subían del mar” (Dn.7:3). La cuarta bestia “era diferente de todas las bestias que le antecedieron y tenía diez cuernos. Mientras yo contemplaba los cuernos, he aquí, otro cuerno, uno pequeño surgió entre ellos, y tres de los primeros cuernos fueron arrancados delante de él; y he aquí este cuerno tenía ojos como los ojos de un hombre, y una boca que hablaba con mucha arrogancia” (Dn.7:7-8). Compara lo que cuenta Daniel con los versículos 1, 5 y 6 de Apocalipsis 13. Daniel preguntó a un ser celestial que estaba allí sobre su visión, cuya respuesta fue: “Estas bestias enormes, que son cuatro, son cuatro reyes que se levantarán de la tierra” (Dn.7:17).
También preguntó acerca del cuerno que estaba en la cabeza de la cuarta bestia, que tomaba el lugar de los tres cuernos anteriores. Este cuerno hizo guerra contra los santos y prevalecía sobre ellos (Ap.13:7). En cuanto a los 10 cuernos, Daniel aprendió lo siguiente: “Los diez cuernos de este reino son diez reyes que se levantarán, y otro se levantará después de ellos…” Las arrogantes palabras pronunciadas por este cuerno serán “contra el Altísimo y afligirá a los santos del Altísimo, e intentará cambiar los tiempos y la ley; y le serán entregados en sus manos por un tiempo, por tiempos y por medio tiempo (3 ½ años, Dn.7:24-25). Se está refiriendo a la última mitad de la Semana 70 de Daniel, que le fue revelada al final del capítulo 9. Daniel escribe otra vez acerca de este rey en el capítulo 11:36-45.
Daniel presenta el desarrollo del gobierno mundial a través de la historia, empezando con Egipto y continuando hasta los últimos tiempos. Observemos cuidadosamente el versículo 1 y veamos que esta bestia se levanta del mar. ‘El mar’, en la Escritura, representa la población del mundo, las turbulentas olas de pueblos, multitudes, naciones y lenguas. Dios da a Juan, a través de esta revelación, una descripción más detallada, que combina los símbolos de las primeras tres bestias de la visión de Daniel. Él lo ve en orden inverso, ya que está mirando hacia atrás, desde una posición futura. La bestia es como un leopardo (Grecia, Alejandro Magno) con pies como los de un oso (Persia) y una boca como de león (Babilonia).
Vemos que los diez cuernos y las siete cabezas son como los del dragón del capítulo 12:3 (aprenderemos más acerca de estos símbolos después). La bestia solamente está llevando a cabo lo que el dragón ha diseñado y maquinado. En toda esta conspiración, de parte del dragón y la bestia, no hay reverencia para Dios. El dragón concentra todo su maligno propósito en este hombre, poseyéndole personalmente, como lo hizo con el príncipe de Tiro y con el emperador de Babilonia (Ez.28:1-19; Is.14:4-23). El dragón, a cambio, le da lo mismo que ofreció a Cristo en la tentación en el desierto; su poder, su trono y gran autoridad (v.2).
Quizás la herida mortal en la cabeza de la bestia sea literal, como la de un ser humano que es matado a espada y resucitado después. Este pasaje me hacía pensar acerca de la herida en la cabeza de la serpiente, predicha por Dios en el jardín del Edén, causada por la Semilla de la mujer en la cruz, el Cristo encarnado, pero he tenido que rechazar tal idea ya que, a diferencia de lo que sucede aquí, el enemigo jamás se recobrará de tal herida. La Biblia nos asegura su derrota final, a pesar de esta manifestación temporal de poder engañoso. Quizás la herida sea política, la herida del imperio romano que será renovado en los últimos tiempos (v.3).
Desde el jardín de Edén, el diablo siempre ha anhelado la adoración y, refiriéndome a la tentación en el desierto, él dijo a Cristo: “Todo esto te daré, si postrándote me adoras” (Mt.4:9). La razón por la que todo el mundo adorará al dragón es porque su carácter se presenta en la bestia. Él es el “príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia” (Ef.2:2). En el tiempo del reinado de la bestia, el diablo podrá lograr lo que siempre ha querido; sujetar a todo el mundo y recibir la adoración sin que nada le detenga. Pablo profetizó que “aquel que por ahora lo detiene, lo hará hasta que él mismo sea quitado de en medio” (2 Tes.2:7). El único que le detiene es el Espíritu Santo obrando en el mundo por medio de la iglesia que, al haber sido arrebatada, habrá sido quitada de en medio. Todos los emperadores del mundo han buscado la adoración bajo la influencia de Satanás, y el último dictador mundial no será una excepción (v.4), ya que obtendrá la admiración popular de una tierra unida bajo su engaño.
Une el versículo 5 con Daniel 7:25 y verás la unidad y la autoridad singular de la Escritura. De la misma manera que se han cumplido las profecías relativas a eventos del pasado, especialmente las que se demuestran en más de 300 detalles de la vida del Mesías, se cumplirán las profecías del futuro. ¡La Biblia es la Palabra de Dios! Después de que se revele el hombre de pecado, el anticristo, por medio de la Abominación Desoladora, reinará y gobernará en la tierra durante 3 ½ años. Si estos eventos acerca de los últimos días nos producen cierto temor y miedo, debemos recordar que hemos sido redimidos y estamos bajo el cuidado del Autor de las Escrituras, quien nos relata soberanamente lo que tomará lugar. Él reina sobre todos los asuntos de los últimos tiempos.
El anticristo aborrece a Dios y a Su Cristo, quien aseguró a Sus discípulos que ellos también serían odiados por el mundo: “Acordaos de la palabra que yo os dije: ‘Un siervo no es mayor que su señor.’ Si me persiguieron a mí, también os perseguirán a vosotros” (Jn.15:20). La bestia aún habla contra los santos resucitados y arrebatados (v.6, fíjate en 12:12). Las guerras acontecidas en el mundo físico siempre han sido influenciadas por el mundo espiritual. La influencia espiritual se ve claramente en el periodo de la Tribulación. Durante los 3 ½ años del reinado del anticristo, él tendrá éxito contra los santos, los judíos y los gentiles (v.7).
Universalmente, él será adorado por todos, con la excepción de los que hayan sido convertidos durante la Tribulación (v.8). Observemos cómo el Cordero inmolado, quien escribió el Libro de la Vida, salva a la humanidad; desde el principio del tiempo y hasta el final. Muchos creen, y con mucha razón, que toda la humanidad tenía sus nombres escritos en el Libro antes de la fundación del mundo y que, por la incredulidad, los nombres de los que no han creído han sido borrados uno por uno (Ap.3:5). Otros opinan que solamente figuraban en el Libro, desde el principio, los nombres de los salvos. Pero bueno, no importa, sea como sea, lo importante es que al final los únicos nombres que aparecerán en el Libro de la Vida son los que siempre han estado allí, desde la fundación del mundo.
Juan repite el mandamiento de Jesús cuando Él clamó a unos que estaban entre la multitud, escuchando Sus parábolas. Siete veces dijo a las iglesias: “Él que tiene oído, oiga” (v.9). Otra vez, la palabra sale a las siete iglesias y, como creo que, por ser siete iglesias, representan la iglesia completa de todos los siglos, la palabra nos llega a nosotros. Es una palabra de consuelo por la que cualquier persona puede obtener fe y perseverancia. Es un principio espiritual: “Si alguno es destinado a la cautividad, a la cautividad va; si alguno ha de morir a espada, a espada ha de morir” (v.10). ¡Puedes estar seguro de ello! No importa cuan terrible sea la oposición, si el Señor ha proclamado una sentencia en contra, esa sentencia se llevará a cabo. La persecución y la tribulación solamente perduran por un tiempo; ¡la bendición y la gloria del Señor son para siempre!
Dos cuernos como de un cordero; una voz como de un dragón Capítulo 13:11-18
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Y vi otra bestia que subía de la tierra; tenía dos cuernos semejantes a los de un cordero y hablaba como un dragón.
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Ejerce toda la autoridad de la primera bestia en su presencia, y hace que la tierra y los que moran en ella adoren a la primera bestia, cuya herida mortal fue sanada.
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También hace grandes señales, de tal manera que aun hace descender fuego del cielo a la tierra en presencia de los hombres.
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Además, engaña a los que moran en la tierra a causa de las señales que se le concedió hacer en presencia de la bestia, diciendo a los moradores de la tierra que hagan una imagen de la bestia que tenía la herida de la espada y que ha vuelto a vivir.
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Se le concedió dar aliento a la imagen de la bestia, para que la imagen de la bestia también hablara e hiciera dar muerte a todos los que no adoran la imagen de la bestia.
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Y hace que, a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les dé una marca en la mano derecha o en la frente,
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y que nadie pueda comprar ni vender, sino el que tenga la marca: el nombre de la bestia o el número de su nombre.
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Aquí hay sabiduría. El que tiene entendimiento, que calcule el número de la bestia, porque el número es el de un hombre, y su número es seiscientos sesenta y seis.