Libro del Profeta Zacarías

Libro del Profeta Zacarías

Libro del Profeta Zacarías

 

Un estudio expositivo por Lowell Brueckner

 

Capítulo 5

La visión de un rollo volador

 

 

  1. Volví a alzar la vista, y al mirar, vi un rollo que volaba.

  2. Y me preguntó: ¿Qué ves? Respondí: Veo un rollo que vuela, de veinte codos de largo y diez codos de ancho.

  3. Me dijo entonces: Esta es la maldición que sale por toda la faz de la tierra. Porque, según lo escrito en un lado, todo aquel que hurta será excluido, y según lo escrito en el otro lado, todo aquel que jura falsamente será excluido.

  4. Yo la hago salir, dice Jehová de los ejércitos, y entrará en la casa del ladrón, y en la casa del que jura en falso mi Nombre, y permanecerá en medio de su casa hasta que su maderaje y sus piedras se consuman.

 

La sexta visión

 

Hasta aquí, la profecía de Zacarías estaba llena de consuelo y esperanza para Israel. Profetizó que Dios tenía preparada la destrucción de sus enemigos y cómo protegería a los judíos en el futuro.

Dios iba a habitar en medio de ellos y los gentiles serían atraídos también. Habló de la purificación del sumo sacerdote y una Piedra Única, un Siervo, un Renuevo que quitaría el pecado de la tierra en un día. Finalmente vio como el Espíritu Santo iba a hacer una obra sobrenatural para reedificar el templo.

Sin embargo, el mensaje no estaría bien equilibrado si no presentara la maldición existente sobre los que persisten en la maldad; Dios también se preocupa por ellos. Ellos serán excluidos de las bendiciones venideras. Para que nadie se engañe, junto con la promesa del perdón para el pecador arrepentido, está la garantía de que “ningún fornicario, o inmundo, o avaro, esto es, idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios porque por medio de estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia” (Ef.5:5,6) y “los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios” (Gal.5:21). Serán excluidos “los cobardes y incrédulos, y abominables y homicidas, y fornicarios y hechiceros, e idólatras y todos los mentirosos” (Ap.21:8). 1 Juan 3:8 proclama: “El que practica el pecado procede del diablo”.

 

En el último capítulo vimos que Zacarías tuvo que ser despertado, pero ya no duerme; está totalmente atento a los mensajes que vienen de Dios. Para ver las cosas celestiales hay que alzar la vista. El cielo tiene que llamarnos la atención. Solamente la persona que se fija en las cosas del cielo, puede tener un mensaje para los que están en la tierra. Hay que estar mirando, esperando con los ojos enfocados allí. De la misma manera que necesitamos oídos para oír, también necesitamos ojos para ver. Ahora, vio un rollo que volaba, que es el tema que tenemos que entender.

Esta vez ya no pregunta Zacarías. Antes de que pueda hablar, el ángel le pregunta sobre lo que ve. El cielo tiene que asegurarse de que nuestra vista esté captando correctamente y que estemos poniendo toda la atención en lo que vemos. Si el ojo es sano, todo el cuerpo tiene luz. Zacarías es santificado y apartado para Dios, y el Espíritu Santo le inspira para que nosotros podamos tener la palabra de Dios. Fíjate en la responsabilidad que tiene de poder ver bien.

El rollo, más que una palabra hablada, tiene más autoridad al ser escrito. No puede ser alterado por una expresión equivocada o un oído defectuoso. No se calla por la muerte del que habla. Es una palabra fiel y nadie puede excusarse cuando algo está escrito. Además es bastante grande (10 x 5 metros, más o menos) y no escapa de la vista de quien quiera verlo y leerlo. No creo que 36 sea una coincidencia que fuera del mismo tamaño que el Lugar Santísimo en el tabernáculo.

Enviado del cielo, vuela para que sea visto en toda la faz de la tierra de la forma más rápida. Ezequiel también vio un rollo que le fue abierto (Ez.2:9-10) y parece, por sus medidas, que éste también está abierto.

Igual que éste, el rollo de Ezequiel estaba escrito por los dos lados y el mensaje era acerca de las consecuencias del pecado. Claramente, el ángel declara a Zacarías que el rollo representaba una maldición. Dios, en Su bondad, quiere que el mundo sepa acerca de la maldición que está por delante. Jesús lo demostró al hablar más veces del infierno que del cielo. Muy crueles e infieles son aquellos predicadores que no avisan a sus oyentes de huir de la ira venidera.

Si ignoran la maldición que espera a los transgresores, seguramente no entienden qué es el amor de Dios que ellos pretenden anunciar. El amor de Dios solamente salva al pecador, al impío y al enemigo (Ro.5:6-10). Estos falsos profetas tapan su codicia por la fama y la popularidad, al declarar una simpatía sentimental y un amor humanista para agradar a los oyentes; algo que no les conviene para nada.

El rollo está escrito por los dos lados. Es una maldición haber quebrantado, cuando menos, dos de los diez mandamientos: No hurtarás por un lado y no tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano por el otro lado. Pablo avisa a los Efesios (4:28-29) “El que hurtaba no hurte másninguna palabra dañina salga de vuestra boca”. Quizás estos eran los pecados predominantes en el tiempo de Zacarías. Algunos piensan que hurtar representa que un pecado es contra el ser humano y el juramento falso, no tomarás el nombre de Dios en vano, representa que el pecado es contra Dios. Sea como sea, de cualquier modo, los pecados están interrelacionados; por ejemplo, matar y codiciar también es hurtar, y jurar falsamente es blasfemia. La ley moral refleja la naturaleza de Dios, y por eso el salmista se deleitaba en la ley, por ver los atributos de Dios en ella.

Se gozaba en la hermosura de la santidad y pureza de Dios.

Dios aborrece al que hurta y jura falsamente, pero Su amor provee una manera de escapar de este estado aborrecible. La ley es, dice Pablo, “para los transgresores y desobedientes (1 Ti.1:9).

La ley no solamente presenta los mandamientos, sino la sentencia amarga por haberlos quebrantado. Todo el mundo tiene que saber que es culpable delante de Dios antes de que pueda escuchar el evangelio. Dice Matthew Henry: “¡Si pudiéramos ver con un ojo de fe el rollo volador de la maldición de Dios cerniendo sobre un mundo culpable como una gruesa nube, no solamente guardándolo de las rayas del sol del favor de Dios, sino grande con truenos, relámpagos y tormentas, prestos en destruirlo! ¡Cómo daría entonces la bienvenida a las noticias de un Salvador que vino a redimirnos de la maldición de la ley, siendo Él mismo hecho una maldición para nosotros, como el profeta Ezequiel, comiendo este rollo!” Hoy en día los predicadores se han olvidado de lo que, Henry y todos los que Dios ha usado para la salvación de muchas personas sobre los siglos, sabían … que “la ley ha sido nuestro ayo (sea tutor), para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe” (Gál.3:24).

Dios se presenta en este libro de Zacarías como el Señor de los ejércitos y, en el caso del ladrón y del que jura falsamente, Él desata al cielo entero para que se cumpla la maldición. Viene contra todo lo que es valioso y seguro para ellos. Piensan que ganan ventaja por hurtar y jurar usando el nombre de Dios, pero al final Dios demuestra Su justicia para enseñar que no hay provecho en ignorar Su palabra y no poseer su temor. El rollo volador entra en la casa del malhechor permanentemente, y no puede ser exterminada hasta destruirla totalmente; material y personas incluidas.

Joseph Kennedy fue un hombre rico que aprovechaba cualquier oportunidad para ganar su fortuna.

Cuando terminó la ley de la prohibición de licor en los Estados Unidos, los barcos de Kennedy estaban esperando en el puerto de Nueva York, llenos de licor importado, para ser distribuido sobre todos los Estados Unidos. Los barcos fueron inmediatamente descargados y el alcohol fluyó libremente por las calles, cayendo en las manos de personas que eran impotentes frente al vicio. (Para que veáis que no exagero, cito lo que sigue tomado de Wikipedia Español: Posteriormente con la entrada en vigencia de la Ley Seca, Kennedy, con el apoyo del hijo del Presidente Franklin Roosevelt, James Roosevelt, viajó a Irlanda para adquirir los derechos sobre la importación del Scotch whisky para los Estados Unidos, con lo cual pasó a multiplicar su millonaria fortuna y convertirla en una vasta red de inversiones multimillonarias).

Joseph Kennedy fue capaz de comprar la presidencia de los Estados Unidos para su hijo, John, y otro hijo, Robert, tomó la posición de Procurador General del país. Ah, pero John fue matado a tiros en un desfile y su hermano Robert también fue asesinado. Hay otras historias que contar sobre la maldición de la familia Kennedy, que sigue hasta la fecha entre sus nietos. Su hija mayor, Rosemary, fue ingresada en una clínica debido al retraso mental de una lobotomía cerebral fallida (operación del cerebro). Fue internada en un manicomio el resto de su vida y, según Janet Des Rosiers, la secretaria y querida de Joseph, su nombre nunca fue mencionado en la casa de los Kennedy. Joseph Jr. murió combatiendo en Europa en 1944. Su hija, Kathleen, murió en un accidente de avioneta en Francia (también uno de sus nietos murió hace pocos años en una avioneta, justo después de conseguir su permiso de piloto). Ted fue un senador del congreso de los EEUU hasta que murió hace pocos años. Salió vivo de un coche inundado, en el que se ahogó una joven pasajera.

Joseph era el miembro más prominente de la Comunidad Irlandesa de Católicos. La familia Kennedy fue y sigue siendo católica romana y profesa jurar en el nombre de Jesucristo. Hurtaba las finanzas y bienestar de muchas familias por las consecuencias del alcohol, pero los Kennedy han sido víctimas del rollo volador por, cuando menos, tres generaciones. “¡Ay del que emborracha a su prójimo, y lo embriaga con un cáliz venenoso para recrearse en su desnudez!” (Hab.2:27) El rollo volador de la maldición pasa rápidamente sobre toda la tierra, proyectando su sombra sobre el mundo moderno, entrando en las privadas y seguras viviendas de los ricos y famosos. No lo dudes, el Dios de la salvación, no puede ser burlado, porque también es el Dios de la maldición.

Nadie, pero nadie, escapará de la palabra escrita por los dos lados del rollo. Sobre edificar un templo en Babel

 

La séptima visión

 

El Efa

Cuando se colma la iniquidad

 

  1. Y salió aquel ángel que hablaba conmigo, y me dijo: Alza ahora tus ojos, y mira qué es esto que sale.

  2. Y dije: ¿Qué es? Y él dijo: Este es un efa que sale. Además dijo: Esta es la iniquidad de ellos en toda la tierra.

  3. Y he aquí, levantaron la tapa de plomo, y una mujer estaba sentada en medio de aquel efa.

  4. Y él dijo: Esta es la Maldad; y la echó dentro del efa, y echó la masa de plomo en la boca del efa.

  5. Alcé luego mis ojos, y miré, y he aquí dos mujeres que salían, y traían viento en sus alas, y tenían alas como de cigüeña, y alzaron el efa entre la tierra y los cielos.

  6. Dije al ángel que hablaba conmigo: ¿A dónde llevan el efa?

  7. Y él me respondió: Para que le sea edificada casa en tierra de Sinar; y cuando esté preparada lo pondrán sobre su base.

 

En la visión anterior, Zacarías, por sí mismo, alzó sus ojos, pero en esta, la séptima visión, el ángel procede adelante inmediatamente y le manda alzar sus ojos (v.5). En la anterior, el ángel le preguntó: “¿Qué ves?”, pero en ésta, Zacarías pregunta: “¿Qué es?” Posiblemente no pudo identificar el objeto y por eso preguntó. No era tan fácil, quizás por poseer propiedades no muy conocidas. A veces pienso que hay personas que no quieren alzar la vista; tienen miedo de preguntar por temor a asustarse con la verdad; son cosas que prefieren no saber. El hombre, a quien le importan las cosas de Dios, siempre está en una escuela, con cosas nuevas que aprender continuamente (v.6). Esta es la octava pregunta. No me canso de enfatizar lo importante que es preguntar. En los Evangelios, se marca la diferencia entre los que solamente se acercaban a Jesús para experimentar Su presencia, escuchar Su voz y observar Sus obras, y los que le buscaban cuando Él estaba solo, para preguntarle sobre el significado de lo que hablaba. Los mismos tipos de personas existen entre los cristianos de hoy en día, y la diferencia entre ellos se basa en su confianza. ¿En que confían? Unos son los que confían en el ambiente y en las experiencias; los otros son los que confían en la verdad.

Un efa era una medida judía de menos de 20 litros, que servía para medir las cosas áridas. Lo que Zacarías vio, entonces, era un recipiente en el que cabía un efa. La palabra traducida como iniquidad, en la Reina Valera, es un poco complicada, pero puede ser traducida como ojo. Así lo tengo en la Biblia Textual: “Es el ojo de ellos en toda la tierra” (v.6). Parece ser usada aquí para expresar lo que uno ve al mirar el efa… es decir, uno ve la iniquidad. Representaba, simbólicamente, gran cantidad de pecados, los pecados colectivos de un pueblo en la tierra. Como en el tiempo de Noé… “vio el Señor que la maldad del hombre se había multiplicado en la tierra y que toda forma de pensamiento de su corazón era solamente el mal continuamente” (Gn.6:5). Dios, al fijar Su ojo en el efa vio la iniquidad de Su pueblo y nada más. No vio algo bueno en ellos. La medida del efa se había completado y era tiempo de actuar contra él.

Es un principio espiritual interesante que Dios ha establecido. Es algo que todo hombre debe temer, porque Dios mide los pecados, y cuando esta medida está repleta, es tiempo de actuar en contra. Es cuando el juicio cae encima. Fíjate, por ejemplo, en cómo Dios habla con Abram del pecado de los amorreos: “Aún no ha llegado a su colmo la maldad del amorreo hasta aquí” (Gn.15-16 (RV)). Durante cuatro generaciones, mientras los israelitas estaban esclavizados en Egipto, el efa de los amorreos estaba colmándose, y cuando se llenó, el Señor les juzgó por medio de Israel.

Daniel habló al rey Belsasar del orgullo de su abuelo Nabucodonosor y el efa medido en este caso fue la dureza de su corazón: “Cuando su corazón se ensoberbeció y su espíritu se endureció en su orgullo, fue depuesto del trono de su reino, y despojado de su gloria y tú, su hijo Belsasar, no has humillado tu corazón, sabiendo todo esto. Antes bien, te has ensoberbecido contra el Señor de los cielos”.

El dedo de Dios escribió contra Belsasar: “Tekel: Pesado has sido en balanza, y fuiste hallado falto de peso” (Dn.5:20,22,27). Por la cantidad de pruebas que Dios le había puesto delante, él debería haber aprendido, pero no fue así. Aquí vemos el mismo principio, pero expresado de forma un poco diferente. El efa se llenó de su falta de peso, o mejor dicho, el efa se llenó de su ignorancia espiritual, causada por el orgullo que le hizo resistir a la verdad que estaba frente a sus ojos… “Tú, su hijo Belsasar, no has humillado tu corazón, sabiendo todo esto”.

Los judíos, en el tiempo de Jesús, llegaron a un nivel de dureza no conocido en ningún otro tiempo de su historia. Jesús les dijo: “¡Colmad también vosotros la medida de vuestros padres!… Para que venga sobre vosotros toda la sangre justa que está siendo derramada sobre la tierra, desde la sangre de Abel el justo, hasta la sangre de Zacarías hijo de Baraquías, a quien matasteis entre el santuario y el altar” (Mt.23:32,35). El efa se llenó de sangre inocente.

El versículo 7 nos dice que el recipiente tenía una pesada tapa de plomo. Zacarías vio a una mujer, personificando el pecado, sentada en el efa, es decir, en el recipiente. Ella es la fuente o causa tras todo el pecado que ha llenado el efa. Antes había una apertura, un remedio, pero ahora, la mujer, llamada Maldad, se ha sentado y acomodado, y su presencia ha afectado todo, como una manzana podrida entre las demás (v.8). Hasta ahora, había tenido cierta libertad de movimiento y de asomar la cabeza fuera del efa, pero ahora ha sido arrojada totalmente dentro. La tapa ha sido puesta encima y será llevada a su destino. La tapa es pesada y, una vez puesta, no hay escape.

Cuando el Señor cierra la puerta, nadie puede abrirla. Él mide el tiempo en el cual tiene que ocurrir el arrepentimiento y pasado ese tiempo, el juicio cae. El salmista dijo: “Tiempo es de actuar, oh Señor, porque han invalidado tu Ley” (Sal.119:126). ¿Ves? En este caso el tiempo ha sido medido contra ellos. En la iglesia de Tiatira también fue así: “Tengo contra ti, que toleras a esa mujer Jezabel y le he dado tiempo para que se arrepintiera, pero no quiere arrepentirse de sus fornicaciones. He aquí que la echo en cama, y en gran tribulación a los que adulteran con ella y a sus hijos mataré con mala muerte y todas las iglesias conocerán que Yo soy el que escudriña riñones y corazones, y os daré a cada uno de vosotros conforme a vuestras obras” (Ap.2:20-23). Puedes estar seguro de que el efa se llenará contra una iglesia como se llenó contra Israel. Yo mismo tengo miedo por algunas situaciones en las que me parece que el efa de la paciencia de Dios está para colmarse y el techo listo para caer encima. ¡Que cada uno tenga cuidado de no estar debajo cuando caiga!

¿A qué conclusión es llevado?

 

Ahora vienen las consecuencias en forma de dos mujeres con alas (v:9). Su llegada es más rápida que la velocidad producida por sus alas porque es impulsada por un viento de cola (el viento siempre simboliza espíritus). Así será su misión, como alas de cigüeña migrando a un lugar distante. El tiempo ha llegado y el castigo se lleva a cabo apresuradamente. El efa ha sido separado del lugar donde estaba establecido y es llevado por el aire con rapidez. El hecho de ser levantado entre el cielo y la tierra es una expresión que indica algo hecho a plena vista.

Ahora, la novena pregunta de Zacarías (v.10) es la siguiente: “¿A dónde llevan el efa?” Él quiere llegar a la conclusión, al fin de la visión. Esto es algo que tenemos que considerar. Todo el mundo puede pensar que el efa ha tenido éxito porque se ha llenado, pero… ¡aprendamos esta lección! Lo importante no es el éxito que parece tener en el momento. El pragmatismo no es una medida legítima para juzgar las cosas. La cantidad y la extensión de una obra no comprueban absolutamente nada. Dijo el apóstol: “Hijitos, nadie os engañe: El que practica la justicia es justo, como Él es justo: el que practica el pecado procede del diablo” (1Jn.3:7-8); no importan los resultados. Hoy puedes escuchar a “maestros” en algunos círculos cristianos con bocas sucias, hablando libremente del sexo, usando palabrotas, bromas cuestionables y hablando de Dios en sus enseñanzas sin ninguna reverencia. Por temor a Dios, ni siquiera puedo daros un ejemplo, por no repetir su blasfemia. Dios quiere enseñarnos cual es el fin y cómo se va a llevar a cabo. “¿A dónde llevan el efa?”, pregunta Zacarías. Ah amigo, ¡eso es lo que importa!

La respuesta es que va a ser llevado a Sinar (v.11), que originalmente es Babel y significa confusión (Gn.11:2). Dios no es un Dios de confusión, de desorden ni de inconstancia. Él es una Piedra firme en quien puedes confiar y Su palabra está establecida en el cielo. Lo que confunde, causa desorden y no es constante, será llevado a su fuente, y su gente, involucrada con el efa, sentirá completa libertad para hacer lo que hay en su corazón, porque será soltada para fundar su propia religión. La tierra de Sinar es el ambiente del paganismo.

Esta gente no puede estar involucrada en el templo de Dios que está siendo edificado en Jerusalén. Serán separados del pueblo de Dios para formar una adoración malvada; el efa lleno tiene toda la capacidad para hacerlo y todas las finanzas para edificarlo.

Formará parte del Babilonia que vemos en Apocalipsis, un imperio financiero, político y religioso. Así podemos ver su origen y su fin. Es la religión nativa de Babilonia que ha migrado a su origen, como la cigüeña. “A edificarle templo en tierra de Sinar, para que cuando esté listo, sea colocado allí, en su lugar. El templo será construido sin tomar en cuenta a Dios. Será una obra humanista, creada para complacer a la gente del efa, de acuerdo a su parecer. La mujer será la gran ramera. “Dice Scofield sobre esta porción: “Proféticamente, la aplicación a la Babilonia del Apocalipsis es obvia. La que profesará ser la iglesia gentil en aquel tiempo, tolerará cada iniquidad de los ricos, será una confusión doctrinalmente, como el nombre Babel indica, y siendo corrupta desde el centro de su ser por el comercio, riqueza y lujo, caerá bajo el juicio de Dios (Ap.18)”.



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