13 Jun Libro de Apocalipsis
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in Apocalipsis
Libro del Apocalipsis
Un estudio expositivo por Lowell Brueckner
Libro del Apocalipsis
CAPITULO 2
Mensaje a la iglesia de Éfeso
Capítulo 2:1-7
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Escribe al ángel de la iglesia en Éfeso: El que tiene las siete estrellas en su mano derecha, el que anda entre los siete candelabros de oro, dice esto:
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Yo conozco tus obras, tu fatiga y tu perseverancia, y que no puedes soportar a los malos, y has sometido a prueba a los que se dicen ser apóstoles y no lo son, y los has hallado
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Tienes perseverancia, y has sufrido por mi nombre y no has
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Pero tengo esto contra ti: que has dejado tu primer amor.
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Recuerda, por tanto, de dónde has caído y arrepiéntete, y haz las obras que hiciste al principio, si no, vendré a ti y quitaré tu candelabro de su lugar, si no te
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Sin embargo, tienes esto: que aborreces las obras de los nicolaitas, las cuales yo también
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Él que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las Al vencedor le daré a comer del árbol de la vida, que está en el paraíso de Dios.
Fundación de la iglesia en Éfeso
Juan está muy involucrado con la iglesia de Éfeso, ciudad a la que fue a vivir y donde murió con cerca de 100 años, después de su exilio en Patmos. Tras haber sido escrito el Apocalipsis, la iglesia entró en el segundo siglo y, con él, una nueva generación de creyentes (notarás cómo el número de siglos empieza con la vida de Cristo).
El apóstol Pablo, acompañado de Priscila y Aquila, llegó a Éfeso, por primera vez, cerca del año 54 d.C., y habló en la sinagoga. Después, dejó a sus compañeros allí, mientras él prosiguió su camino hacia la iglesia de Antioquía, en Siria. Un gran estudiante del Antiguo Testamento y elocuente orador, Apolo, nativo de Alejandría, en Egipto, llegó predicando el evangelio, sabiendo solamente acerca del ministerio de Juan Bautista. Aquila y Priscila le instruyeron en todo el evangelio y salió de Éfeso a Acaya, Grecia, con la recomendación de los cristianos (Hch.18:18-26).
(El comentarista, Adam Clarke, añade algo interesante a la historia: “Es algo extraño encontrar a un judío en esta historia, con un nombre romano, Aquila… un águila. También el judío, Apolo, tenía el nombre de uno de los dioses falsos. Pregunto: ¿Serían los padres del hombre gentiles en Egipto, convertidos al judaísmo después de que su hijo naciera y le nombraran Apolo?).
Pablo volvió a Éfeso y encontró a algunos de los discípulos de Apolo, que les había enseñado todo lo que él sabía del evangelio, es decir, antes de haber recibido una instrucción más completa de parte de Aquila y Priscila. Pablo también tuvo que exponer todo el evangelio a estos discípulos, bautizándoles de nuevo e incluyendo el nombre de Jesús en su bautismo. Después, puso sus manos sobre ellos y fueron bautizados en el Espíritu Santo; hablaron en lenguas y profetizaron. Pablo enseñó durante tres meses en la sinagoga local y vivió en Éfeso más de dos años, más tiempo que en cualquier otra ciudad. Les escribió su epístola cerca del año 64 d.C., estando como prisionero en Roma.
La ciudad de Éfeso era la metrópolis más grande y famosa de toda Asia Menor, con una población de 250.000 habitantes, más o menos, y estaba situada a la orilla del mar Egeo. La ciudad era especialmente devota a la idolatría y donde se encontraba del magnífico templo de Diana o Artemisa, una de las maravillas del mundo antiguo. De hecho, la ciudad fue grandemente enriquecida por el turismo, debido a que los adoradores de Diana venían a Éfeso desde muchos lugares. Pablo enseñó que los que sacrifican a los dioses/as falsos, en verdad sacrifican a los demonios, y por eso, no es de extrañar que la ciudad estuviese plagada de manifestaciones diabólicas (Hch.19:12-17). Pablo batalló con estas fuerzas espirituales, diciendo, “luché contra fieras en Éfeso” (1 Co.15:32). Podemos ver la profundidad del arrepentimiento de los efesios paganos, al quemar sus libros de ocultismo y sus amuletos, con un valor de 50.000 piezas de plata, equivalentes al salario anual de 150 hombres (Hch.19:18-20). Tenía que haber un gran cuerpo de creyentes en la ciudad.
Has dejado tu primer amor
La presentación de Jesús a los efesios es la misma que vimos en el capítulo 1, versículos 13 y 16: “En medio de los candelabros, vi a uno semejante al Hijo del Hombre… En su mano derecha tenía siete estrellas”. Él establece esta posición, relacionada con la iglesia de Éfeso. Es la presentación de uno que está presente y encargado personalmente de los asuntos. Esto es lo que esta iglesia tiene que saber (v.1), y sabremos la razón por el mensaje que les manda.
Al decir Jesús, “conozco tus obras”, es lo mismo que decir que Él ve las manifestaciones de la condición de su corazón. Sus hechos eran meritorios y, además, adornados con la perseverancia, característica primordial de un cristiano. Juan dijo a todas las iglesias en Apocalipsis 1:9, que él era copartícipe con ellos por esta fuerza interior. Es fruto de la fe y conduce al cristiano a la victoria. Ellos sienten repugnancia por el pecado y el engaño, y poseen un discernimiento que puede detectar la falsedad de algunos pretendidos líderes, a quienes han rechazado (v.2).
Son creyentes leales que, por nada, quisieran traer vergüenza al nombre de Cristo. Siguen adelante fielmente contra la oposición y no demuestran ninguna señal de que desmayarán (v.3). Sin embargo, hay un fallo serio en esta iglesia y Cristo, el testigo fiel, se lo indicará, para que puedan corregirlo.
“Pero tengo esto contra ti…”. Si la iglesia quiere escuchar, Él descubrirá cualquier obstáculo que pudiera detenerles en su progreso espiritual. Una actitud apropiada a favor de la reprensión es de suma importancia. A las personas que ponen caras y retroceden al escuchar la predicación fuerte, les hace falta un ingrediente importante para el proceso de poder llegar a un avivamiento espiritual. Si se ofenden al recibir la reprensión y hallan difícil el humillarse, se están deshaciendo ellos mismos de lo bueno que Dios intenta mandarles.
La siguiente cláusula, “has dejado tu primer amor”, a menudo es mal citada, diciendo en su lugar, “has perdido tu primer amor”. El amor no se ha extraviado, dejando a los cristianos solos. Ellos mismos se han alejados del amor y han seguido adelante solos. El amor apasionado es la única motivación cristiana aceptada por Dios; un sentir de responsabilidad, celo y lealtad, no son suficientes.
Cuando el Señor dijo a Moisés que, de ese punto en adelante, Él enviaría a un ángel a reemplazar a Su persona el resto del camino a la Tierra Prometida, Moisés no estuvo nada conforme: “Si tu presencia no va con nosotros, no nos hagas partir de aquí” (Éx.33:15). Decidió, con total determinación, que no tomaría un paso más sin la presencia personal del Señor. No iría a ningún lugar sin su Amigo: “Acostumbraba hablar el Señor con Moisés cara a cara, como habla un hombre con su amigo” (Éx.33:11).
Antes de que los israelitas entraran en una batalla en la tierra que tenían que conquistar, Josué tuvo un encuentro con el Capitán del ejército del Señor. “Yo vengo ahora como Capitán…”–, dijo a Josué (Jos.5:13), haciéndole saber que, desde ese momento, Él se encargaría de la batalla, y que Josué tenía que ponerse a un lado. No pasó así con los efesios, porque ellos siguieron funcionando en los negocios de la iglesia, sin notar la ausencia de la Cabeza de la iglesia. Esta es la razón de por qué Jesús reveló a ellos Su posición en medio de los candelabros. Por eso les mostró que las estrellas (el liderazgo) estaban en Su mano derecha. Ellos habían abandonado una relación de amor inseparable con el Señor.
La falta de amor fue el primer fallo y el orgullo fue el segundo. Éfeso era una hermosa ciudad que los efesios habían edificado. Ellos también se creían capaces de funcionar solos como cristianos (v.4). No obstante, nuestras capacidades terrenales requieren un espíritu humilde para poder reconocer que la iglesia no puede funcionar espiritualmente sin que el Capitán de la salvación esté posicionado en el timón del barco. Él es la Cabeza y tiene que ser Él quien guie personalmente. Él tiene que controlar al liderazgo y nunca deben actuar sin Su dirección. Todos los ojos tienen que estar fijados en Él.
Lo que pasó en Éfeso era una caída seria delante del Señor, y Él requirió de ellos un arrepentimiento profundo. La siguiente porción, “haz las obras que hiciste al principio”, es un paso necesario que tenemos que observar. He notado que después de una caída, el pueblo de Dios “reduce la velocidad, cambia la marcha, da algunos avisos sobre examinar cada quien su propia vida; pero después, poco a poco, vuelve a aumentar la velocidad otra vez, hasta que siguen adelante como antes de la caída.”
¡Esto no puede ser! Hay que poner el freno; toda la actividad tiene que cesar y hay que dar marcha atrás, hasta llegar al punto en el que tuvo lugar la caída. El Señor está mandando a la iglesia de Éfeso a volver al principio, y ¡no detenerse en ningún lugar hasta llegar allí mismo! Este es el arrepentimiento bíblico. Si no acontece este arrepentimiento, el candelabro será quitado de su lugar (v.5).
Jesús dijo que los efesios aborrecían las obras de los nicolaitas que Él mismo aborrecía (v.6). Está escrito en nuestras Biblias para que busquemos información sobre esta secta, para poder evitar cualquier enseñanza y práctica semejantes en nuestro tiempo. Ya que hay dos opiniones acerca de ella, vamos a considerar las dos:
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Unos opinan que eran seguidores de un hombre llamado Nicolás, cuyo nombre significa, uno que conquista al pueblo. Es una característica sectaria, tener líderes autoritarios que manipulan a sus Esta práctica siempre es mala en los ojos del Señor, y la aborrece.
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Otros opinan que el nombre se basa en la palabra griega nicolah, significando comámonos. Es un término que sugiere el libertinaje que el Señor también aborrece. Haremos bien evitando las dos
La iglesia tiene que oír todo el mensaje por medio del Espíritu Santo, antes de que pueda ser correctamente recibido (v.7). Cada individuo es responsable por sí mismo. Lucas escribe sobre el mandamiento de Cristo, “tened cuidado de cómo oís” (Lc.8:18). Tenemos que tener abiertos los oídos del corazón para poder escuchar adecuadamente los principios espirituales. No podemos aprenderlos de la misma forma que aprendemos las cosas terrenales. En cada caso, a cada iglesia, el Señor les recuerda que tienen que escuchar con oídos espirituales por medio de la enseñanza del Espíritu Santo.
Si la iglesia se niega a atender seriamente al mensaje de Cristo, aún así, cada individuo es responsable de su propia vida. Jesús se dirige a cada miembro de la iglesia individualmente, y le da la oportunidad de actuar para su propio bien. Josué decidió: “Si no os parece bien servir al Señor… yo y mi casa, serviremos al Señor” (Jos.24:15). Muchos años atrás, él y Caleb estuvieron solos, cuando una mayoría aplastante de Israel se rebeló.
El individuo puede conquistar, aun cuando la iglesia entera es derrotada. El candelabro de los efesios fue quitado, y la hermosa ciudad de Éfeso está en ruinas hasta el día de hoy. Sin embargo, todavía hay efesios que, individualmente, están comiendo del árbol de la vida en el Paraíso de Dios.
Aunque sea de forma imperfecta, creo que he expuesto la verdad bíblica y, si es así, debe haber una respuesta de parte del pueblo de Dios. Sin embargo, como he dicho al principio del artículo, entraré un poco en lo que creo que es una buena postura acerca de estas siete iglesias. Puedes estar de acuerdo conmigo o no. Como sea, espero que pienses seriamente sobre lo que te voy a escribir.
Por supuesto, las siguientes ideas no son mías originalmente, sino que estoy presentando la enseñanza de algunos maestros de buena reputación que he escuchado desde mi juventud, y que me parece muy razonable. Estoy sugiriendo que este primer mensaje del Señor está dirigido, particularmente, al periodo desde 70-170 d.C. Los efesios eran discípulos de los apóstoles y, muchos de ellos, habían perdido el fuego interior, el amor apasionado y la sensibilidad al Espíritu Santo, que sus fundadores sí tenían. Son fieles a la doctrina y a la obra que habían aprendido de ellos, pero Jesús les señala lo que les hace falta y lo que tienen que recobrar.
La iglesia dominante en Asia Menor en el tiempo de Juan era la iglesia efesia. Fue fundada y atendida por los apóstoles, pero ahora entraba una segunda generación. Pablo, específicamente, les había avisado a los ancianos de Éfeso: “Sé que después de mi partida, vendrán lobos feroces entre vosotros que no perdonarán el rebaño, y que de entre vosotros mismos se levantarán algunos hablando cosas perversas para arrastrar a los discípulos tras ellos (¿nicolaitas?)” (Hch.20:29-30).
Hace poco leí de un escritor del segundo siglo, que mencionó a una persona bien conocida por el apóstol Juan. El escritor dijo que él seguía, no solamente la doctrina de los apóstoles, sino también la vida interior de ellos. Por eso, parece que un contemporáneo de ellos, en su día, vio que había un debilitamiento en el cristianismo, en general, comparado al nivel vivido por la primera generación de creyentes.
Mensaje a la iglesia de Esmirna
Capítulo 2:8-11
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Y escribe al ángel de la iglesia en Esmirna: El primero y el último, el que estuvo muerto y ha vuelto a la vida, dice esto:
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Yo conozco tu tribulación y tu pobreza (pero tú eres rico), y la blasfemia de los que se dicen ser judíos y no lo son, sino que son sinagoga de Satanás.
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No temas lo que estás por sufrir. He aquí, el diablo echará a algunos de vosotros en la cárcel para que seáis probados, y tendréis tribulación por diez días. Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la
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El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. El vencedor no sufrirá daño de la muerte segunda.
Su historia y su mensajero Policarpo
Jesús empieza Sus mensajes hablando, primeramente, con la iglesia de Éfeso, que fue la más notable y dominante de su día, en Asia Menor. La segunda iglesia a la que dirige un mensaje es a Esmirna, que queda unos 55 kilómetros al norte de Éfeso. Vas a darte cuenta de cómo Él escribe en orden, en sentido horario, al círculo que forman las iglesias que ya hemos descrito.
Uno de los generales de Alejandro Magno, Lisímaco, 300 años antes de Cristo, hizo de Esmirna la ciudad importante que fue en el tiempo de Juan. Él controlaba Tracia, lo que sería hoy en día gran parte del noreste de Grecia, Bulgaria, y el oeste de Turquía. Después, los romanos la utilizaron como puerto en el mar Ageo y, en el tiempo de los apóstoles, llegó a tener 100.000 habitantes.
Entre la ciudad y el puerto había una gran plaza pública. Su mayor atractivo era una estatua de Zeus, el Júpiter de los romanos, y el rey entre los dioses. La moderna ciudad de Izmir (antigua Esmirna) es la segunda más grande en Turquía y está situada en el mismo lugar que lo estaba antiguamente. Pocos lugares han sido excavados por los arqueólogos, pero las ruinas de un acueducto romano, un teatro y una gran plaza pública, están a la vista de los visitantes. Izmir continúa siendo un puerto importante.
Después de que Pablo predicara durante tres meses en la sinagoga judía en Éfeso, se fue a la escuela de Tirano, debido a una gran oposición, y continuó allí por dos años. Durante este tiempo, la Biblia cuenta “que todos los que vivían en Asia oyeron la palabra del Señor, tanto judíos como griegos” (Hch.19:10). Es razonable pensar, entonces, que la iglesia de Esmirna naciera en ese tiempo. El ministerio del apóstol seguramente atraía a gente de todo el territorio, porque la historia bíblica sigue: “Dios hacía milagros extraordinarios por mano de Pablo, de tal manera que incluso llevaban pañuelos o delantales de su cuerpo a los enfermos, y las enfermedades los dejaban y los malos espíritus se iban de ellos” (Hch.19:11-12).
Cuando la verdad del evangelio es proclamada por medio de la Palabra de Dios, el Señor siempre confirma la predicación con un poder sobrenatural. Espíritus diabólicos que obraban por medio del idólatra panteón romano, fueron desafiados, y las personas quedaban libres. La religión romana y el judaísmo formaron una extraña asociación. Aunque aparentemente eran diametralmente opuestos, en la esfera espiritual se unieron para perseguir fuertemente a los cristianos (fíjate en el principio espiritual en Hch.4:25-27). Gran número de judíos vivió en Esmirna durante muchos siglos y, hasta la fecha, existen varias sinagogas en el Izmir moderno.
La palabra griega smyrna significa productor de mirra. La mirra se extrae de un pequeño árbol con espinas, que tiene que ser picado para que emane su resina. Durante toda la historia ha sido usada para hacer perfume, incienso y también para la medicina. La palabra hebrea es smurna y la raíz de la palabra significa amarga. Era uno de los ingredientes del aceite que se usaba para ungir a los sacerdotes. Uno de los presentes que trajeron los magos al niño Jesús, como bien recordarás, fue la mirra. Más significante todavía, es que la mirra se usa para embalsamar a los muertos y Nicodemo la trajo a la tumba para el cadáver de Jesús (Jn.19:39). No es difícil discernir el simbolismo de la mirra en la vida de Cristo. El autor L. E. Maxwell (1895-1984) tituló su libro sobre la vida de Jesús, Nacido crucificado. En verdad, la ciudad de Esmirna era productora de mirra, por el martirio de sus habitantes cristianos.
Esta información sobre el nombre de Esmirna nos conduce al mensaje hablado por Jesús, dado por medio de Juan a Policarpo, buen amigo y discípulo suyo, que era el mensajero de la iglesia. Fue cristiano desde niño y murió como mártir cerca del año 155 d.C., quemado vivo, cuando tenía 86 años de edad. Su martirio fue bien conocido en Asia Menor, aún por los paganos. Aparte de Juan, él conoció a muchos de los cristianos de la primera generación, posiblemente, a algunos apóstoles, y continuó viviendo y predicando su fe y doctrina. Existe una sola carta de Policarpo hasta el día de hoy y, por medio de ella, uno puede saber que tenía poca preparación escolar, que era humilde y muy directo al hablar. Él peleaba contra el movimiento gnóstico, como también lo hizo su maestro, Juan, en sus cartas.
Policarpo, voluntariamente, abrió la puerta a los soldados que le llevaron a juicio delante del procónsul romano, quien le amenazó con quemarle vivo. “Ese fuego durará poco tiempo, pero el fuego de juicio, ‘reservado para los impíos’ no puede ser apagado”—, respondió Policarpo. Cuando los soldados estaban a punto de clavarle a la estaca, él les detuvo diciendo: “El que me concede el valor de aguantar el fuego, también me capacitará para quedarme quieto sobre la hoguera, sin necesidad de tener que ser sujetado por clavos”. Él oró en voz alta al encenderse la leña. Un testigo de su muerte dijo que “no olía a carne quemada, sino, como al pan cocido, o como el oro y la plata cuando son refinados en el horno”.
El mensaje de Cristo a la iglesia
Cristo comienza Su mensaje, como en los otros seis casos, presentándose con las características del primer capítulo. Recordemos que Él es el Cristo glorificado, revelándose a las siete iglesias y a la iglesia de todas las épocas: “Yo soy el primero y el último, y el que vive, y estuve muerto; y he aquí, estoy vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la muerte y del Hades” (1:17,18). Estas son las palabras del Logos (palabra griega para verbo), que era con Dios y que era Dios desde el principio (Jn.1:1).
Éste es a quien Esmirna tiene que ver y escuchar, como Policarpo, que valoró Su palabra por encima de la sentencia del procónsul romano. Él fue quien le enseñó acerca del fuego que no puede ser apagado (Mc.9:43,48). Su palabra tiene que tener la más alta prioridad, no sólo por la amenaza del fuego eterno, sino también porque trae paz y consuelo al creyente; ella se levanta sobre todas las amenazas de los hombres (He.13:5-6) y es el juez que tiene la última palabra. Él da la victoria en la hora de la muerte y cierra con llave la puerta del infierno para proteger a Su manada, que nunca experimentará sus llamas (v.8).
Déjame citar algunos de mis comentarios sobre la declaración de Jesús en el capítulo 1: “No temas”, dijo Él, “Yo soy el primero y el último” (1:18). Los que temen a Cristo, no tienen por qué temer a otro.
Él es antes que todos y prevalecerá después de todos. En el caso de que algún alto poder quisiera tocarnos, Él es sobre todos; y si acaso un poder del infierno quisiera alcanzarnos, Él está debajo de todos. Él nos rodea como un muro de fuego que nada en el mundo puede penetrar. Él es quien vive: “Él último Adán, (fue hecho) espíritu que da vida” (1 Co.15:45). Él ha vuelto de la muerte como una prueba viviente de que ha conquistado a la muerte y al infierno.
“¿Quién es el que condena? Cristo Jesús es el que murió sí, más aún, el que resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros” (Ro.8:34). Él ya posee las llaves de los enemigos principales de la raza humana, la muerte y el infierno y, porque es así, no permitirá jamás que se vuelvan contra los Suyos.
Los cristianos de Esmirna no estaban entre los más distinguidos ciudadanos. Sabemos que su mensajero, Policarpo, era sencillo y sin preparación escolar, como también el que le enseñó y el escritor de este mensaje, Juan, el pescador. Su Señor y Maestro fue un carpintero de Nazaret en Galilea. Pablo recordó a los corintios que entre ellos “no hubo muchos sabios conforme a la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles” (1 Co.1:26).
Los discípulos en Esmirna estaban asolados por la pobreza. Sin embargo, eran sabios y ricos en el Espíritu Santo, preparados y enseñados por Él en los caminos de Dios. No eran descuidados ni perezosos intelectualmente, sino que se entregaron al conocimiento de la palabra de Dios, para vivir de acuerdo a ella. Pablo continuó diciendo: “Hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta que… ninguno de los gobernantes de este siglo ha entendido” (1 Co.2:7-8).
Los perseguidores eran principalmente judíos, y tenían influencia entre los oficiales públicos en la ciudad. Podemos ver la unión de los judíos, a los que Jesús llamó la sinagoga de Satanás, y los gentiles, bajo el control del reino de las tinieblas. Las doctrinas falsas de demonios y la adoración diabólica, disfrazada como adoración a dioses y diosas, mantenían la ciudad bajo su poder (v.9). La presentación de Dios y Su Cristo entre ellos fue atacada por maldiciones y hechos malignos.
Sabemos, por todas las pruebas que tenemos, que Jesús no garantiza a los cristianos que no sufrirían peligros o tribulaciones, pero, como testificó Policarpo, no podrán hacerles un daño permanente. Estoy seguro de que Policarpo llevaba las palabras de Su Maestro, dadas por medio de su amigo, Juan, cerca de su corazón, en los últimos días de su vida: “No temas, yo soy el primero y el último”. Escucha otra vez sus palabras: “El que me concede el valor de aguantar el fuego, también me capacitará para quedarme quieto sobre la hoguera, sin necesidad de tener que ser sujetado por clavos”. Jesús les dijo que, en un futuro cercano, tendrían que enfrentar lo peor que el diablo podía hacer contra ellos.
Es el diablo quien “echará a algunos de vosotros en la cárcel”. El enemigo es quien trae la prueba, utilizando toda su sobrenatural astucia y poder, con la intención de arruinar total y absolutamente al individuo y a la iglesia. Lo hará siguiendo su naturaleza destructiva. No puede controlarlo, de igual manera que el ser humano no puede controlar las palpitaciones de su corazón. “El ladrón sólo viene para robar y matar y destruir” (Jn.10:10), pero sus hechos están limitados por un control soberano. La historia de Job nos enseña el principio básico y bíblico acerca de las pruebas (fíjate en Job 1:6-12; 2:1-7).
Las intenciones de Dios al permitir la prueba son diametralmente opuestas a las de Satanás: “Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”–, dijo Jesús, y esta palabra es verídica en medio de las pruebas y las más duras tentaciones, incluso en la muerte. “Estimada a los ojos del Señor es la muerte de sus santos” (Sal.116:15).
En algunos casos, como un Padre celestial, Dios permitirá que el cristiano sea castigado por su pecado y desobediencia. Nadie puede negar que la Biblia enseña esta verdad, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. En otros casos, el Señor permitirá la prueba para poder corregir defectos en el carácter del cristiano, que no pueden ser corregidos de otra manera. A veces usa la prueba solamente para hacer Su obra de santificación y perfección en cada creyente. Pedro nos enseña, claramente, que la prueba cristiana es como la prueba del oro, metido en el fuego para ser purificado y limpiado de impurezas (1 P.1:7).
Dios no prueba al creyente para ver si él permanecerá fiel, porque Él ya sabe la respuesta. Sin embargo, un cristiano sí puede saber, por medio de la prueba, cual es su estado delante de Dios, y también puede aprender a confiar más profundamente en Él en todo: “Por consiguiente, los que sufren conforme a la voluntad de Dios, encomienden sus almas al fiel Creador, haciendo el bien” (1 P.4:19).
Como puedes imaginar, existen un sin fin de interpretaciones para la expresión tribulación por diez días. Los que se complacen en la interpretación personal, demostrarán su maña por medio de frases como esta, ya que la pueden torcer en muchas direcciones. Muchos “estudiantes bíblicos” lo han hecho. Yo creo que puedo daros una conclusión sana y bíblica. El número diez en la Biblia significa un tiempo indefinido y, en este caso, es dado por medio de días, no de años ni de meses. Era un dicho proverbial, algo como diríamos nosotros: “Un poco de tiempo” (véalo también en Gé.24:55; 1 S.25:38; Dn.1:12,14).
Según el contexto del mensaje del Señor, nos da la misma impresión; un tiempo relativamente corto. La condición es que permanezcan fieles frente a la muerte física y recibirán el galardón de una corona de vida eterna. Esta interpretación también se conforma con la doctrina de Pablo: “Pues esta aflicción leve y pasajera nos produce un eterno peso de gloria que sobrepasa toda comparación (2 Co.4:17. Examina las comparaciones que sobrepasan comparación: leve con peso; pasajera con eterno; aflicción con gloria).
Los expertos en el griego clásico nos dicen que la corona de vida indica una corona real, y no una corona de flores para el victorioso (v.10). Añadiré una cosa más: El martirio no nos hace ganar la vida eterna, sino una corona. La vida eterna es por gracia, por medio de la fe. En el próximo versículo, tenemos un final general y común para las siete iglesias y para la iglesia de todos los siglos… ¡Escucha por el Espíritu! Ésta es la única manera de aprender la verdad espiritual.
El reto para cada creyente, individualmente, aparte de la iglesia como un cuerpo es: “El vencedor no sufrirá daño de la muerte segunda”. La muerte segunda es sinónimo del Lago de Fuego; estudiaremos sobre este lugar cerca del final del libro. Los santos resucitados en 20:4 revivieron mil años antes que “los demás muertos” (20:5). El Señor promete la bienaventuranza sobre los que toman parte en la primera resurrección: “La muerte segunda no tiene poder sobre éstos” (20:6). Entonces, en 20:14, la segunda muerte es definida como el Lago de Fuego. Otra vez, en 21:8, después de dar una lista de los diferentes tipos de pecadores, Dios declara que su destino será “el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda”. Contra esta iglesia perseguida de Esmirna, el Señor no tiene una palabra o crítica negativa.
Una vez más, me referiré a la teoría sobre el número siete, que nos da la impresión de que los mensajes de Jesús a las siete iglesias, también son mensajes a toda la iglesia en general por todo el periodo de la gracia. Esta iglesia es llamada fuera del mundo por el Buen Pastor y es edificada por el plan y la obra divina de Cristo: “Yo edificaré Mi iglesia” (Mt.16:18). Ningún otro puede diseñar esta obra de arte. Es, además, una obra del amor divino, porque es la formación de Su novia, con la que celebrará una boda celestial, que tomará lugar después del arrebatamiento. Los cristianos redimidos pueden colaborar con Cristo, pero Él es el único arquitecto. Como la iglesia de Éfeso fue dominante durante la segunda generación, o sea el periodo post-apostólico, desde 70-170 d.C., la iglesia de Esmirna representará a la iglesia dominante durante el siguiente periodo.
Quisiera recordarte que Esmirna significa productor de mirra, cuya raíz significa amargura, y es un ungüento asociado con la muerte. Yo creo que Esmirna simboliza la condición de la iglesia, en general, desde 170-340 d.C. Hemos visto el martirio de Policarpo, pero la persecución seguirá y se incrementará en el mundo hasta que la peor y más feroz persecución tome lugar por medio del cesar Diocleciano. No mucho tiempo después acontecerá ‘la conversión’ de Constantino, y la iglesia entrará en otro periodo, que estudiaremos próximamente; el tiempo de la iglesia de Pérgamo.
Probablemente, habrá iglesias que representen a las siete iglesias de Asia en cualquier periodo de la historia, pero estamos hablando de la condición general que domina en la iglesia en cierta etapa de su historia. Puede haber excepciones en iglesias individualmente. En cada caso, estamos viendo cómo el Señor dirigió Su atención hacia el individuo, para que pudiera preparar su propia vida espiritual para el tiempo que estaba por delante. Si era necesario, podía, incluso, escapar de cualquier juicio que cayera sobre la iglesia en general durante el tiempo de su existencia. Y nosotros, vamos a tomar nuestra posición fuera de la pobre condición que vemos hoy en día en la iglesia en general.
Mensaje a la iglesia de Pérgamo
Capítulo 2:8-11
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Y escribe al ángel de la iglesia en Pérgamo: El que tiene la espada aguda de dos filos, dice esto:
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Yo sé dónde moras: donde está el trono de Satanás. Guardas fielmente mi nombre y no has negado mi fe, aun en los días de Antipas, mi testigo, mi siervo fiel, que fue muerto entre vosotros, donde mora Satanás.
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Pero tengo unas pocas cosas contra ti, porque tienes ahí a los que mantienen la doctrina de Balaam, que enseñaba a Balac a poner tropiezo ante los hijos de Israel, a comer cosas sacrificadas a los ídolos y a cometer actos de
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Así tú también tienes algunos que de la misma manera mantienen la doctrina de los
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Por tanto, arrepiéntete; si no, vendré a ti pronto y peleará contra ellos con la espada de mi
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El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al vencedor le daré del maná escondido y le daré una piedrecita blanca, y grabado en la piedrecita un nombre nuevo, el cual nadie conoce sin aquel que lo
Pérgamo, el trono de Satanás
El Señor Jesús glorificado, continúa hablando a las iglesias en orden, moviéndose en sentido horario, unos 55-65 kilómetros al noreste de Esmirna. La próxima iglesia es Pérgamo, 35 kilómetros al interior del mar Egeo y localizado al noroeste de la ciudad moderna de Bergama, cuyo nombre es una modificación turca de Pérgamo. Desde la colina de la antigua ciudad se observa el río Caicos. En el tiempo de Juan pertenecía a Asia Menor, con cerca de 150.000 habitantes.
Al igual que Esmirna, Pérgamo, fue un gran centro cultural durante el periodo de los griegos, y su reino se extendió mucho más hacia el sureste, casi hasta el mar Mediterráneo. En aquellos días, Pérgamo llegó a ser aún más poderoso que Éfeso o Esmirna. Pérgamo fue famoso por su producción de pergamino, que tomó su nombre de la ciudad. También fue famosa su biblioteca; solamente la de Alexandria, en Egipto, la superó, por ser la más grande de todo el mundo. Pérgamo fue conocido por su santuario a Asclepio, el dios de la medicina y la curación, creando y fomentando los templos y balnearios medicinales, dedicados a la sanación.
Su símbolo médico era una serpiente enredada en un cayado, actual símbolo de la medicina hoy en día. En la historia de la medicina, solamente Hipócrates es más conocido que Galeno, que fue formado en el centro de sanación de Pérgamo. Los romanos mantuvieron la gloria de Pérgamo construyendo grandes templos, un anfiteatro y un gran foro. Sin embargo, en el periodo de los romanos, que también era el tiempo del Apocalipsis, Pérgamo no tuvo el mismo poder político que Éfeso, en Asia Menor.
También debemos saber algo sobre el famoso altar de Pérgamo, dedicado a Zeus y a Atenas. El templo de Atenas estaba justo a su lado. Las dimensiones del altar eran 36 x 30 m., llegando a ser la estructura más famosa de la ciudad. Además, en el tiempo de la iglesia primitiva, la ciudad tenía un templo dedicado al césar, donde se le veneraba y rendía culto. “¡César es señor!”, era la declaración que afirmaba su atribuida divinidad.
Recuerda que Lucas menciona que, por el ministerio poderoso de Pablo, “todos los que vivían en Asia oyeron la palabra del Señor, tanto judíos como griegos” (Hch.19:10). Lucas escribe acerca de los extraordinarios milagros que el Señor hizo por medio de Pablo en Éfeso. Extraordinarios, quizá porque Dios quería llamar, de forma especial, la atención de aquel territorio. Se propuso utilizar a este grupo de iglesias en el futuro, dándoles mensajes extraordinarios que serían guardados y escritos en Su palabra eterna. Así se estableció la iglesia en Pérgamo, posiblemente por medio de Pablo, personalmente, o quizás, más tarde, por la influencia del evangelio que se había extendido por todos lados.
La transigencia, el arma más efectiva del diablo
Cristo está en medio de Su iglesia, como su Señor glorificado y, precisamente, se presentó a Pérgamo como el que tiene la espada de dos filos que corta y penetra profundamente (v.12). Para reforzar esta verdad recurriré de nuevo a mis comentarios del capítulo 1. Una espada es, ni más ni menos, que un instrumento de guerra. Es un instrumento separador. Jesús informó resueltamente a Sus discípulos: “No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada (Mt.10:34). Él dijo que esto traería disgustos a las familias, dividiendo dos contra tres en la misma casa. Dondequiera que se predicaba el evangelio en el libro de los Hechos, había problemas. ¡Envainad esta espada y el mundo se dirigirá tranquilamente a su eterna condenación!
El diablo no escatima esfuerzos para detener la espada que procede de las bocas de aquellos que predican el evangelio. Él trabaja incesantemente para hacerles comprometer sus principios y doctrinas, ablandando su actitud contra el pecado, y minimizando el mensaje de arrepentimiento, justicia y juicio. Cuanto más efectivos sean sus intentos, más almas arrastrará a la condenación. La torpe y endeble espada que se desenvaina hoy en día, raramente corta más profundo que las emociones; le falta fuerza para penetrar en los espíritus. La espada del Señor revela los secretos del corazón humano y le convence de su culpabilidad. “Y así, postrándose sobre el rostro, adorará a Dios, declarando que verdaderamente Dios está entre vosotros” (1 Co.14:25). Desde esa posición arrepentida, el corazón humano es elevado a una nueva vida en Cristo Jesús. Oremos para que una nueva incisión de la Gran Espada deje postrada a otra multitud a Sus pies.
Existen diferentes opiniones acerca de a qué se estaba refiriendo Jesús al hablar del trono de Satanás en Pérgamo (v.13). No debemos pensar que es lenguaje figurativo, porque el reino del diablo no es mítico ni simbólico; es tan real como lo es la ciudad de Pérgamo, con sus templos de piedra. Jesús llamó a los judíos de Esmirna sinagoga de Satanás, y aquí habla de su trono. Él usó estos términos porque significan lo que significan. Sus ardientes y llameantes ojos penetran para capturar realidades espirituales que son invisibles para los humanos. Jesús está viendo al diablo sentado sobre un trono y gobernando sobre Pérgamo. Recuerda que satanás no es omnipresente.
Yo creo que eran fuerzas poderosas obrando para avanzar la causa del enemigo en esta ciudad. Allí encontramos mucha idolatría; un panteón de dioses y diosas, adorados y temidos. El diablo disfruta de tal ambiente; sus demonios poseen y controlan la mente y el cuerpo de sus adoradores. El famoso altar que mencioné antes tenía que ser un centro de actividad diabólica. Además, en la religión histórica de los griegos y romanos, existía la deificación de los césares romanos. Esta perversa serie de emperadores, gobernaban sobre un reino de orgías sexuales y de estadios repletos de espectadores, clamando por la sangre de los gladiadores y eufóricos al ver a cristianos despedazados por las garras y colmillos de bestias salvajes.
Además, hay que añadir la presencia de la serpiente en los cultos de curación, engañando y apoderándose de la población con sus tratamientos y promesas de sanidad. Pero todavía hay más cosas que tenemos que considerar. Vimos como Esmirna era productora de la mirra y cómo Pérgamo fabricaba el pergamino, dando lugar a la construcción de la segunda biblioteca más famosa del mundo, con miles y miles de rollos de pergamino. Esto hizo que, por medio de la literatura, se promocionara poderosamente la cultura y religión greco-romana. Es conocido el hecho de que los cristianos de Éfeso quemaron un montón de pergaminos de magia negra. ¡Satanás estaba vivo y sano en Pérgamo!
El príncipe de los demonios presionaba a los cristianos para que declarasen, “¡César es señor!”, pero ellos no se doblegaron ante la presión porque habían experimentado la revelación del Rey de reyes y del Señor de señores. Los cristianos viven según el concepto que tienen de Cristo y, en esta ciudad, algo menos les hubiera costado su testimonio y hubiera traído desprecio a su Señor. Por lo menos, uno de ellos, Antipas, a quien Jesús llamó, “Mi testigo fiel” (la palabra testigo se deriva de la palabra mártir), fue martirizado.
Jesús conoció sus hechos, pero también consideró la oposición. Él no pasa nada por alto. Es absolutamente fiel y maravillosamente benigno y considerado. Su fidelidad en medio del fuego de la situación maligna valía mucho delante del Señor, y les elogió por ella. El nombre de Jesús estaba seguro en la iglesia de Pérgamo. Esta era la buena noticia.
Por otro lado, Él fue totalmente honesto con ellos, y así tenía que ser, para que despertaran a sus errores y se arrepintieran. Nadie hace un favor a otro y falla como amigo, si pasa por alto sus errores. Observa cómo, después de haberles elogiado, sigue la crítica. Mira cómo suaviza el golpe diciéndoles que lo que tenía contra ellos eran “unas pocas cosas”.
En aquel tiempo, estaba entrando en la iglesia una enseñanza que conducía a sus miembros hacia una transigencia doctrinal. ¡Tanto la doctrina como la teología, sí son importantes! No creas a nadie que te diga lo contrario. En primer lugar, Jesús reconoce la presencia de la doctrina de Balaam. El rey Balac de Moab utilizó a Balaam para que maldijera a Israel, pero Dios no se lo permitió. Al contrario, acabó profetizando maravillosamente sobre ellos.
Sin embargo, la oferta de Balac tentó fuertemente a Balaam y éste la codició. Él concibió un plan que hizo que Dios manifestara su desaprobación contra Su pueblo. También enseñó a Balac el principio espiritual de la transigencia. Si los Israelitas podían ser convencidos para transigir con los moabitas, Dios mismo les juzgaría. El complot del enemigo cambió de ser una persecución a tentarles por medio de una infiltración. Las mujeres moabitas empezaban a entrar y a relacionarse con los hombres de Israel, y pronto hubo una gran plaga de fornicación entre ellos. Después, las mujeres invitaron a los Israelitas a sus fiestas idólatras, haciéndoles sucumbir a la idolatría.
Como resultado, el juicio de Dios fue severo, enviando una plaga que mató a 24.000 idólatras. He estado estudiando el libro de Eclesiastés y, en el capítulo 10, versículo 1, Salomón ilustra cómo moscas muertas cambian el agradable olor del perfume en un mal olor. El nombre y la reputación profética de Balaam emitían un hedor horrible, y su nombre siempre ha estado asociado con la maldad en Israel y después en la iglesia. Hablando de las mujeres que tentaban a Israel, Moisés dijo: “Éstas fueron la causa de que los hijos de Israel, por el consejo de Balaam, fueran infieles al Señor” (Núm.31:16). Siglos después, el profeta Miqueas hizo que Israel recordara la perfidia de Balaam (Miq.6:5) y, aún más tarde, Nehemías habló de su obra maligna (Neh.13:2).
En este último libro de la Biblia, el espíritu de Balaam todavía está activo, perturbando a la iglesia en Pérgamo y provocando la ira de Cristo contra Su pueblo. Como ya he dicho, Satanás cambió su estrategia; pasó de encabezar una persecución directa, a usar la misma táctica que inspiró a Balaam, ganando así ventaja sobre la iglesia. Las doctrinas de demonios influyeron a algunos maestros para que ellos esparcieran el cáncer de la transigencia. La biblioteca pagana, con toda su literatura de propaganda satánica y el culto a la sanidad de la serpiente, enfocado en el cuerpo humano y dando así el mensaje, “ciertamente no moriréis” (Gé.3:4), están mezclados con la doctrina cristiana. Esta enseñanza abre la puerta a los mismos pecados que cometió Israel: inmoralidad sexual e idolatría (v.14). Los nicolaitas, por medio del autoritarismo y la manipulación, aplicaban una fuerte presión espiritual sobre la iglesia (v.15).
Aquellos individuos que se involucraban en estas doctrinas, por supuesto, tenían que arrepentirse, pero toda la iglesia fue llamada al arrepentimiento porque toleraba estas enseñanzas. Al empezar Su mensaje, Jesús presentó Su espada de dos filos y, ahora, si no se arrepentían, dijo que la usaría contra ellos (v.16). El escritor del libro de Hebreos, después de enseñar contra la desobediencia, describió la espada del Señor: “La palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que cualquier espada de dos filos; penetra hasta la división del alma y del espíritu, de las coyunturas y los tuétanos, y es poderosa para discernir los pensamientos y las intenciones del corazón” (He. 4:12). La palabra designada para revelarnos quien es Dios y para llevarnos a Su Cristo, también puede convertirse en un arma formidable, como no hay otro en la tierra. Es mejor ser abusado brutalmente por el mundo que transigir con él, atrayendo así juicio por la palabra de Cristo.
No todos en el cuerpo de creyentes en Pérgamo tenían un ‘oído’ del corazón, pero el que sí lo tenía, debía usarlo en ese momento. Tenía que tomar la decisión de conquistar y resistir la tendencia a transigir, pero todo por el poder y la sabiduría del Espíritu Santo. Así, podrá participar de las bendiciones escondidas y espirituales por medio de una relación con el Señor. Experimentará la realidad de una fuente secreta de sustancia… “el maná escondido”, que el Señor suple, y rehusará comer en las fiestas de idolatría pagana. Nadie puede enseñar a otro sobre tales cosas. En aquellos días, en los juicios, utilizaban piedras blancas y negras para decidir a favor o en contra. Jesús, directamente, da una piedra blanca de aprobación al individuo vencedor, firmada con Su propio nombre, según el nuevo pacto, asegurándole la liberación de todas las fuentes de la vida antigua (v.17). En el próximo capítulo, versículo 12, Cristo añade: “Escribiré sobre él el nombre de mi Dios”. Así, el creyente puede decir, como Pablo: “Yo sé en quién he creído, y estoy convencido de que es poderoso para guardar mi depósito hasta aquel día” (2 T.1:12).
Yo creo que la edad de transigencia con el mundo en la historia de la iglesia, representada por Pérgamo en nuestro estudio, empezó con Constantino. Antes de Constantino, la iglesia atravesó una grande persecución que produjo muchos mártires. Esta persecución venía de Roma y fue llevada a cabo por varios césares. Entre ellos, fueron notables Calígula, Nerón, Aurelio y, finalmente, Diocleciano (284- 305 d.C). El último, dirigió la persecución final y más severa a los cristianos. Les ordenaba sacrificar a los dioses romanos, y si no lo hacían eran ejecutados. Diocleciano estaba rodeado de personas muy opuestas al cristianismo y proclamó, oficialmente, una persecución general en contra de ellos.
Después, Constantino fue emperador y reinó desde 306-337 d.C. Antes de ser reconocido oficialmente como césar, reinó en Europa Occidental. Vivió su vida como un pagano, pero fue bautizado antes de morir. Sin embargo, muchos años antes, había declarado la tolerancia a favor de los cristianos y había dado pasos para popularizar la iglesia. Eso hizo más daño que cualquier persecución. Empezó a promocionar la iglesia y a construir sus edificios. Entonces, ambas, la Iglesia Católico Romana y la Iglesia Ortodoxa, le beatificaron. Verdaderos cristianos dudan de su entendimiento de la fe y de su conversión personal. Cerca del año 313 d.C., él profesó haber tenido una visión de la cruz y haber escuchado una voz diciendo: “Por esta señal, tú vencerás”.
Constantino quiso unificar el Imperio Romano uniendo a la iglesia, que había sido drásticamente dividida por la herejía arriana (secta que negaba la divinidad de Cristo y la esencia de la trinidad). Él ordenó un concilio en Nicea, estableciendo el credo niceno que, hasta la fecha, define lo que es la fe cristiana. Desafió la falsa fe arriana y declaró claramente la divinidad de Cristo: “Creo en un solo Señor, Jesucristo, engendrado del Padre, el unigénito del Padre, de la misma naturaleza del Padre, Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado; por quien todo fue hecho; que por nosotros los hombres y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado, y resucitó al tercer día, subió al cielo; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos”. En este concilio, el término trinidad y la defensa de la misma, fueron establecidas, aunque la doctrina misma es enseñada claramente en toda la Biblia, y fue defendida por Tertuliano en la primera parte del siglo III.
Las herejías aumentaron drásticamente, debido a la legalización del cristianismo, ya que atraía a muchos paganos a la iglesia. El propósito principal de Constantino en el concilio niceno fue su preocupación por la unidad, aunque su edicto de 313 d.C. (la legalización del cristianismo) fue la razón básica de la desunión. De todos modos, el concilio hizo un gran favor a los cristianos al establecer el credo. Dejó claro a todos que, los que no guardasen estas doctrinas básicas, eran herejes. Y así permanece hasta la fecha.
Aunque todavía no se habían formado la Iglesia Católico Romana ni la Iglesia Ortodoxa del oriente, Constantino había puesto los fundamentos. La iglesia se hizo rica y poderosa, y hombres impíos tuvieron posiciones en su liderazgo. La idea del post-milenialismo empezó a formarse en este tiempo, ya que, debido a la libertad religiosa, parecía que la iglesia podía traer el Reino de Dios a la tierra. Relacionada al post-milenialismo estaba la Teoría del Reemplazamiento, basada en el reemplazo del Israel literal por la iglesia.
El error de Constantino fue masivo, probablemente uno de los más serios que haya acontecido en toda la historia de la iglesia. Yo creo que Jesús estaba pensando en el futuro al hablar de la planta de mostaza que se hizo un gran árbol. También profetizó acerca de la levadura introducida en la masa, causando que el pan se hinchara de forma artificial. La iglesia, por el significado de su propio nombre, es el cuerpo de los “llamados aparte” del mundo, sin embargo, desde entonces, se unió con él, haciéndose enemiga de Dios.
Algunos piensan que el periodo de Pérgamo en la historia de la iglesia terminó entre la mitad del siglo VI y la primera parte del VII. En 538 d.C., el Emperador Justiniano decretó el cristianismo como la religión oficial del Imperio Romano, uniendo la iglesia con el estado. Bonifacio III, por decreto imperial, fue declarado obispo universal sobre todas las iglesias en el año 606 d.C., sentándose con Satanás sobre el trono papal. El periodo de Pérgamo en la historia eclesiástica abre el camino a la época de Tiatira, cuando el Catolicismo Romano nace formalmente.
Mensaje a la iglesia de Tiatira
Capítulo 2:18-29
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Y escribe al ángel de la iglesia en Tiatira: El Hijo de Dios, que tiene ojos como llama de fuego, y cuyos pies son semejantes al bronce bruñido, dice esto:
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Yo conozco tus obras, tu amor, tu fe, tu servicio y tu perseverancia, y que tus obras recientes son mayores que las primeras.
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Pero tengo esto contra ti: que toleras a esa mujer Jezabel, que se dice ser profetisa, y enseña y seduce a mis siervos a que cometan actos inmorales y coman cosas sacrificadas a los ídolos.
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Le he dado tiempo para arrepentirse, y no quiere arrepentirse de su
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Mira, la postraré en cama, y a los que cometen adulterio con ella los arrojaré en gran tribulación, si no se arrepienten de las obras de
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Y a sus hijos mataré con pestilencia, y todas las iglesias sabrán que yo soy el que escudriña las mentes y los corazones, y os daré a cada uno según vuestras
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Pero a vosotros, a los demás que están en Tiatira, a cuantos no tienen esta doctrina, que no han conocido las cosas profundas de Satanás, como ellos las llaman, os digo: No os impongo otra
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No obstante, lo que tenéis, retenedlo hasta que yo
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Y al vencedor, al que guarda mis obras hasta el fin, le daré autoridad sobre las naciones;
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Y las regirá con vara de hierro, como los vasos del alfarero son hechos pedazos, como yo también he recibido autoridad de mi Padre;
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Y le daré el lucero de la mañana.
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Él que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las