NO SE DECIR POR QUÉ EL SEÑOR DE GLORIA
HIMNO: NO SE DECIR POR QUÉ EL SEÑOR DE GLORIA AUTOR: WILLIAM YOUNG FULLERTON William Young Fullerton nació el 8 de marzo de 1857 en Belfast, Irlanda. Criado en un hogar presbiteriano de Irlanda del Norte, pasó la mayor parte de su vida adulta como bautista en Inglaterra. A la edad de 17 años, su deseo de hablar de Cristo “ se convirtió en un propósito. Se dice que cuando era joven, un domingo decidió comenzar una vida cristiana. Para hacerlo, decidió que dejaría de pecar, leería su Biblia, oraría y se arrepentiría, con suerte con llanto. Sintió que las cosas iban bien el lunes y martes, pero para el miércoles, estaba cometiendo algunos fracasos graves. El jueves y el viernes fueron aún peores. Así que decidió reiniciar la vida cristiana el domingo, sabiendo dónde había fallado y esforzándose por asegurarse de protegerse cuidadosamente de volver a fallar. Las cosas salieron bien en este segundo intento, y derramó muchas lágrimas, algunas de ellas lágrimas escondidas. Sintió que su arrepentimiento era profundo y sincero. Pero el domingo, escuchó a un nuevo pastor visitante que proclamó que todo lo que tenía que hacer era aceptar el don de Dios y expresar agradecimiento por ello. Esa tarde, el joven agradeció a Dios por el regalo de la vida eterna y dejó de intentar abrirse camino para ser salvo. Todavía un hombre joven, contando el montañismo entre sus intereses vino a Londres por negocios en 1875 y comenzó a asistir al Tabernáculo Metropolitano para escuchar la predicación de CH Spurgeon, quién llegó a ser su líder y amigo. Fue alumno de CH Spurgeon, y más tarde ayudó a preparar los manuscritos del sermón de Spurgeon para su publicación. Entre 1879 y 1894 viajó por todo el Reino Unido liderando campañas de evangelización. Se convirtió en pastor de la Iglesia Bautista Melbourne Hall, y sirvió allí por 18 años y miles de personas hicieron profesiones de fe bajo su ministerio. En 1912 le dieron el cargo de Secretario de la Sociedad Misionera Bautista. Durante 5 años en ese cargo visitó Europa, África, américa del Norte y Asia, incluida China, como “no un misionero sino un viajante misionero” En 1917 fue presidente de la Unión Bautista. Sus trabajos publicados incluyen biografías de John Bunyan , Charles Spurgeon, James William Condell Fegan y Frederick Brotherton Meyer.; historias misioneras y escritos devocionales. Como orador habló frecuentemente en las conferencias de Keswick en 1908 y participó de manera destacada en ellas en 1913 y posteriormente. Se ponía de pie para hablar con una pequeña Biblia en la mano y pasaba de un pasaje a otro, explicando y exponiendo de una manera muy personal y fascinante. Murió en agosto de 1932 en Bedford Park, Inglaterra, a la edad de 75 años. También compiló varios himnarios . Se le recuerda por su himno titulado “I Cannót Tell” No puedo decir en su traducción, que puso en la melodía tradicional irlandesa ” Londonderry”. Más tarde a este himno se le dio el título NO SE DECIR POR QUÉ EL SEÑOR DE GLORIA al cual a continuación damos paso a su lectura 1. No sé decir por qué el Señor de gloria amara así a los hijos de Adán, o cual Pastor buscara a los perdidos, salvándolos con tanto ardor y afán. Mas esto sé: que nació de María, yaciendo en un pesebre en Belén, y en Nazaret vivió, creció y trabajó, y al Salvador del mundo aquí podemos ver. 2. No sé decir con cuánta angustia Él sufrió en esta tierra llena de maldad, ni cómo quebrantó su tierno corazón cuando en la cruz Él hizo nuestra paz. Mas esto sé: que sana al afligido, quita el pecado y salva del temor; da gozo al triste, alivio al trabajado, pues vive todavía del mundo el Salvador. 3. No sé decir cómo a los pueblos todos los tomará por santa posesión, satisfaciendo todos los anhelos del mundo entero, toda aspiración. Mas esto sé: todos verán su gloria, al cosechar su tan gloriosa mies, y un día alegre resplandecerá el sol; el Salvador del mundo nos traerá el bien. 4. No sé decir cómo en la tierra entera, ya sosegada toda tempestad, han de adorar con júbilo profundo, lleno su corazón de caridad. Mas esto sé: que vibrarán los aires de regocijo y cánticos diez mil; responderá la tierra a los del cielo que el Salvador del mundo es Rey al fin, al fin.