Noventa y nueve ovejas son
HIMNOS CRISTIANOS Ira David Sankey, llamado ” el dulce cantor del metodismo” fue un músico y cantante cristiano norteamericano, nació en Lawrence County, Pensilvania, el 28 de agosto de 1840 y murió en Brooklyn, Nueva York, el 14 de agosto de 1908.Su conversión fue a los 16 años de edad. Cuando era joven sirvió en la guerra civil americana. Era hijo de David y Mary Sankey, formando parte de una familia inclinada a la música, por lo que pronto aprendió a leerla, familiarizándose con los himnos eclesiásticos. . Se unió a la iglesia metodista local, siendo pronto escogido como director del coro y administrador de la escuela dominical. . El 9 de septiembre de 1863 se casó con Fanny V. Edwards, que cantaba en el coro, hija de John Edwards. Cantar se convirtió en uno de sus principales intereses y sus servicios se usaron en convenciones de la escuela dominical y reuniones políticas. En 1870 fue como delegado ante la convención internacional de YMCA, donde al cantar llamó la atención de D. L. Moody, quien le persuadió para que se uniera a él en la tarea evangelizadora que hacía en Chicago. Colaboró con Moody en una serie de memorables reuniones en Inglaterra, Escocia e Irlanda desde 1873 a 1875, contribuyendo en buena medida al éxito del evangelista en sus campañas en Estados Unidos y fuera, quedando sus dos nombres asociados inseparablemente. Sankey había tenido poca preparación en el canto, pero su voz que era excepcional, de barítono de compás moderado, podía conmover a grandes audiencias profundamente. Cantaba con sencillez, pero con cuidadosa enunciación y mucho sentimiento y expresión. Tenía una sensibilidad destacada para escoger el himno más apropiado para la ocasión y frecuentemente lo precedía con una introducción. Aunque su principal obra era cantar el evangelio, hacía apelaciones verbales apasionadas. Publicó las colecciones de cantos en las reuniones con Moody, ganando popularidad mundial. La primera de esas colecciones, (Canciones Sagradas y Solos), se publicó en Inglaterra en 1873, vendiéndose más de cincuenta millones de copias, y tenemos su letra traducida en muchos de nuestros más populares himnos. Luego siguió (Himnos del Evangelio) y otras colecciones. Una de sus composiciones favoritas ha sido ” LAS 99 OVEJAS SON”. Ni Moody ni Sankey se beneficiaron de las inmensas ventas de los himnarios. Las ganancias fueron para apoyar la escuela de Northfield que fundó Moody EL HIMNO Noventa y Nueve Ovejas son «¿Qué hombre de vosotros, teniendo cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va tras la que se perdió, hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, la pone sobre sus hombros gozoso; y al llegar a casa, reúne a sus amigos y vecinos, diciéndoles: Gozaos conmigo, porque he encontrado mi oveja que se había perdido» (Lucas 15:4-6) La letra de este himno está basada en la hermosa parábola que el Señor Jesucristo relató sobre aquel pastor que salió en busca de la oveja perdida. La historia de cómo el himno llegó a ser conocido es también interesante. La poesía del himno fue escrita por Elizabeth C. Clephane, poco antes de su muerte. Lo escribió especialmente para niños y fue publicado en una revista que se llamaba “La hora de los niños”. Cinco años más tarde los evangelistas D. L. Moody e Ira D. Sankey estaban viajando por Gran Bretaña predicando el evangelio. Estaban en un tren que los dirigía a la ciudad de Edinburgh y el Sr. Sankey se levantó de su asiento para comprar un periódico con el deseo de tener noticias sobre su país Estados Unidos. No consiguió ninguna noticia que le interesara, pero sí le llamó la atención un poema en la esquina del periódico. Noventa y nueve ovejas son las que en el prado están. Mas una sola sin pastor por la montaña va. Del buen redil se apartó, y vaga en triste soledad. Por esta oveja el Buen Pastor se expone con piedad, dejando solo aquel redil al que ama de verdad; Y al espeso bosque va, su pobre oveja a rescatar. Le gustó tanto la hermosa letra de la poesía que se la mostró al Sr. Moody, quien no le prestó mucha atención, quizás porque sus pensamientos estaban sumidos en prepararse para el mensaje que predicaría aquella noche. Ira Sankey simplemente lo cortó del periódico y lo colocó en su bolsillo. Aquella noche el mensaje estuvo basado en Cristo como El Buen Pastor, ilustrado en la parábola de Lucas 15:4-7. Al final del mensaje Moody se dirigió a Sankey preguntándole si no tendría algún himno apropiado para la ocasión. Sankey no podía pensar en ninguno hasta que el pensamiento le vino: “recuerda el poema en tu bolsillo”. Sankey sacó el papel de su bolsillo y lo puso en el órgano. Luego de una breve oración inició el canto. Cada nota venía a medida que cantaba, y es esta misma melodía con la que se canta el himno actualmente.