Como no voy a adorarte

Como no voy a adorarte

La Historia detrás de la canción

Canción: Son tus manos

Autor: Alba Navarro

Esta canción viene a mi vida como un consuelo y un abrazo de Dios.

En el año 2018, estábamos viviendo un momento muy difícil a nivel personal y familiar, ya que mi padre estaba hospitalizado atravesando uno de los episodios de su enfermedad.

El miedo, la incertidumbre, el cansancio físico, la preocupación, en ocasiones intentaban robarnos esa paz que Dios nos da en los momentos de la prueba.

Cuando estás en el valle y las montañas no te dejan ver la claridad del sol.

Nos encontrábamos sumergidos en una incierta tempestad, como dice esta canción, esta tempestad que nos sacudía fuerte y que el mar rugía en nuestra contra.

Pero Dios tiene el poder para detener cualquier contratiempo que golpea nuestras vidas y pone su paz que sobrepasa cualquier situación.

Nos sentíamos en las manos de Dios completamente y todo el tiempo sabiendo que sus manos sostenían nuestra alma, que se encontraba abatida, que sus manos enjugaban nuestras lágrimas.

Día tras día, sin descanso, no teníamos duda de que las manos de Dios, El mismo había mandado a crucificar a su Hijo por mis pecados.

Esas manos que habían sido clavadas en un madero por mí, serían las manos que nos sostendrían una vez más.

Sus manos nos sostenían en la calma. Podíamos sentir su abrazo y amor a pesar de que la situación quería hacernos sentir todo lo contrario.

Nuestro cuerpo se desgastaba de pasar tantas horas en un hospital viviendo en incertidumbre, si sería la voluntad de Dios llevárselo a su presencia o nos regalaría un ratito más a este lado de la eternidad.

En medio de este día a día de incertidumbre, una de las doctoras nos comunicó que decidía mandar a mi padre a casa, darle el alta y continuar el tratamiento.

Allí fue una sorpresa que nos trajo más incertidumbre si cabe. No estábamos en condición de poder estar fuera de un hospital, pero a la vez estábamos deseando salir de allí.

Este momento lo recibimos como una confusión del enemigo, pero que Dios una vez más nos hizo sentir que únicamente podíamos depender de Él.

En el transcurso del alta, en el rato en el que la doctora se había ido a preparar el informe de alta, mi padre se levantó para ir al baño.

Se sentía muy débil y no podía apenas caminar. Así que con un simple esfuerzo cayó inconsciente en el suelo, con un fuerte dolor en el pecho, le estaba dando un infarto a causa de la anemia que tenía.

Rápidamente la situación se tornó en un momento de mucha gravedad.

Médicos comenzaron a correr por los pasillos pidiendo un carro de paradas.

Mi madre cayó postrada en el suelo, de rodillas, en medio de ese pasillo, orando a Dios que nos librase de esta situación, viendo a su vez que los médicos no dejaban de correr de un lado para otro.

Seguidamente le trasladaron a una UCI del Hospital de La Paz. Dios nos había guardado, no había permitido que nos fuésemos a casa, ya que si lo hubiéramos hecho, la situación habría sido muy distinta.

Estuvimos esperando a las puertas de esa UCI hasta que nos dejaron pasar a verle.

Cuando entramos, tengo el recuerdo de ver los ojos de mi padre llorando, llenos de lágrimas y nos miraba fijamente.

Intentaba hablar, pero cuando intentaba abrir su boca, sólo podía llorar.

No podía contener tal emoción. Intentaba contarnos algo, pero la debilidad y la emoción no le dejaban.

Cuando pudo comenzar a hablar, nos contó que en ese tiempo de inconsciencia Dios le había visitado. Le había dado una preciosa visión.

Mientras él estaba tirado en el suelo de ese baño y todo alrededor era un caos e incertidumbre, Dios le estaba visitando y la visión consistía en lo que viene a contar esta canción.

Pudo ver el cielo, la morada celestial en su totalidad, sus calles preciosas de oro, un oro de tal pureza que decía que nunca en este mundo habría algo parecido para poder compararlo con lo que allí vio.

Decía que las calles de oro eran de un color dorado verdoso, un color verdoso como un aceite puro, muy puro.

Se veía a él caminando a lo largo de esas preciosas calles en dirección al trono de Dios y que a los lados de esos pasillos había muchos tronos.

En estos tronos estaban sentados ancianos, redimidos, que adoraban a Dios.

Se veía a sí mismo en la morada celestial, en la vida eterna.

Estaba entregado a la voluntad de Dios, pero la fidelidad del Padre le concedió el deseo de su corazón en ese momento, que era poder volver.

Y como dice esta canción, nos pudo transmitir esto con una gran gratitud de que Dios la había concedido, el regalo de poder volver.

La situación médica siguió siendo muy grave y complicada, pero pudimos aferrarnos a esta visión, a esta promesa de que sabíamos que era difícil, pero que Dios le había concedido quedarse, quedarse un poco más y que saldríamos de esta prueba en victoria.

En medio de esos días difíciles, yo me encontraba en casa orando y buscando de Dios, buscando una palabra de consuelo para mí y para mi familia.

En ese momento Dios me regaló esta canción a modo de recuerdo y de promesa.

La pude grabar y mandársela a mi padre, que todavía estaba en la UCI y él la escuchaba y recordaba una y otra vez que seguía en las manos de Dios y que tenía que seguir en la prueba, pero que había podido ver con sus ojos la fidelidad de Dios.

Esta canción nos acompañó en este tiempo y mi Padre la atesoro para Él personalmente fue un regalo y un consuelo para nuestra familia.

Hace ya algo más de un año que mi padre se encuentra ahí, en ese lugar celestial que él mismo pudo ver desde este lado de la eternidad.

Es un gran regalo haber podido ver a través de sus ojos mediante esa visión, una pequeña parte de lo que Él está disfrutando a día de hoy.

Me llena de gozo pensar que hoy sí que se encuentra en esas calles de oro que un día vio y que pudo compartir con nosotros.

Me alegra saber que Dios se lo quiso llevar aquel octubre de 2018, pero que en su fidelidad nos dejó poder compartir un poco más de nuestras vidas juntos a este lado de la eternidad.

Y me encanta la cabecera de presentación de este programa, porque le veo, veo a mi padre ahí en ese video, cantando, alabando, levantando sus manos y gozándose en la presencia de Dios.

Pero aquí en la tierra, en este lado de la eternidad.

Y me gusta poder pensar que cuanto más lo estará haciendo allí en la eternidad, cada día delante del trono de nuestro Dios.

Cómo no voy a adorarte.

 

Hablando entre vosotros con salmos, y con himnos, y canciones espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones.

 

Cánticos y coros presentados por el grupo de alabanza Reto a la Esperanza, Una expresión de fe, amor y loor a nuestro Dios donde cada palabra, cada nota y alabanza brotan de un corazón agradecido.

 

Como no voy a adorarte es un tiempo de alabanza y adoración en nuestro canal cristiano de comunicación Radio Luz a las Naciones Una voz de salvación a tu corazón.

 

Venid, adoremos y postrémonos; Arrodillémonos delante de Jehová nuestro Hacedor.

 

¡Te esperamos¡ Para adorar a Dios



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