
26 Jun ¿Cómo lees?
Cómo leer la Biblia (8ª Parte)
¿Cómo lees?
Una lectura de la escritura de esta forma, es provechosa
Porque implica entender y penetrar en su significado espiritual, y descubrir la Persona divina que es el significado espiritual, pues el Señor dice:
“Y si supieseis qué significa: Misericordia quiero y no sacrificio, no condenaríais a los inocentes.”
Si llegáramos a entender la palabra de Dios, nos evitaríamos muchísimos errores, y entre otras cosas buenas, no condenaríamos a los inocentes.
No dispongo de mucho tiempo para hablar de estos beneficios, pero sólo diré, resumiendo, que la lectura diligente de la Palabra de Dios, hecha con la firme intención de entender su significado,
a menudo engendra la vida espiritual.
Somos engendrados por la Palabra de Dios: es el instrumento de la regeneración. Por tanto, amen su Biblia.
Manténganse cerca de su Biblia. Ustedes, pecadores que buscan, ustedes que están buscando al Señor, lo primero que deben hacer es creer en el Señor Jesucristo; pero mientras aún están en tinieblas y en oscuridad, ¡oh, amen su Biblia y escudríñenla!
Llévenla a la cama con ustedes, y cuando se despierten en la mañana, si aún es demasiado temprano para bajar y hacer ruidos que despierten a los demás, quédense arriba leyendo durante media hora. Digan:
“Señor, guíame a ese texto que será de bendición para mí. Ayúdame a comprender cómo puedo ser yo, un pobre pecador, reconciliado contigo.”
Recuerdo cómo, cuando yo estaba buscando al Señor, recurrí a mi Biblia, y al libro de Baxter “Llamado a los Incrédulos,” y al libro de Alleine “Alarma,” y al libro de Doddridge “Origen y Progreso,” pues me decía a mí mismo:
“Tengo miedo de perderme, pero quiero saber por qué. Temo que nunca voy a encontrar a Cristo, pero no será porque no lo haya buscado.”
Ese temor me perseguía constantemente, pero dije:
“Lo voy a encontrar, si es que puede ser encontrado. Voy a leer. Voy a pensar.”
Nunca ha habido un alma que haya buscado sinceramente a Jesús en la palabra, que no se haya encontrado pronto con la preciosa verdad que Cristo estaba disponible muy cerca, y que no necesitaba ser buscado; Él estaba realmente allí, sólo que ellos, pobres criaturas ciegas, estaban metidos en tal laberinto que no lo podían ver en ese momento.
Oh, aférrate a la Escritura. La Escritura no es Cristo, pero es la clave que te conducirá a Él. Sigue fielmente su guía.
Cuando hayan recibido la regeneración y una nueva vida, sigan leyendo, porque les traerá consuelo.
Verán más de lo que el Señor ha hecho por ustedes. Aprenderán que han sido redimidos, adoptados, salvados y santificados. La mitad de los errores del mundo se originan en la gente que no lee la Biblia.
¿Podría creer alguien que el Señor permitiría que uno de sus queridos hijos pereciera, habiendo leído un texto como éste:
“Y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano”?
Cuando leo eso, estoy seguro de la perseverancia final de los santos. Lean, pues, la Palabra de Dios y eso les traerá mucho consuelo. También les servirá de alimento.
Es su alimento a la vez que su vida. Escudríñenla, y se fortalecerán en el Señor y en el poder de Su fuerza. También les servirá de guía.
Estoy seguro que quienes más se apegan al camino recto, son los que se mantienen más cerca del libro. A menudo cuando no saben qué hacer, verán que un texto sale del libro diciendo:
“Sígueme.”
Algunas veces he visto una promesa que brilla ante mis ojos, de la misma manera que brillan las lámparas de un edificio público. A un toque de la llama, una frase o un designio resplandecen. He visto a un texto de la Escritura brillar de esa manera para alumbrar mi alma; entonces he sabido que ha sido la Palabra de Dios para mí, y he continuado mi camino lleno de gozo.
Oh, y tú encontrarías mil ayudas provenientes de ese libro maravilloso, si sólo lo leyeras; pues al entender mejor las palabras, lo valorarás más, y, conforme envejezcas, el libro crecerá contigo, y se convertirá en un manual de devoción de cabellos canos, como antes fue un dulce libro de historias para niños.
Sí, siempre será un libro nuevo, una Biblia tan nueva como si hubiera sido impresa ayer, y nadie hubiera visto ninguna de sus palabras hasta este momento; y sin embargo será más preciosa por todos los recuerdos que se congregan a su alrededor.
Conforme pasamos sus páginas, con qué dulzura recordamos pasajes de nuestra historia que nunca se olvidarán ni en la eternidad, sino que permanecerán entremezclados con las promesas llenas de gracia.
Amados hermanos, el Señor nos enseña a leer Su libro de la vida que ha abierto ante nosotros aquí abajo, para que podamos leer nuestros títulos claramente en ese otro libro de amor que todavía no hemos visto, pero que será abierto en el último gran día.
Que el Señor esté con ustedes, y los bendiga