¡Oh, que salvador! “Fanny Crosby”

¡Oh, que salvador! “Fanny Crosby”

La Historia detrás del Himno

 

Himno: ¡Oh, que salvador!

Autor: Fanny Crosby

Frances Jane Crosby nació en 1820 y perdió la visión desde muy temprana edad.

A las seis semanas de vida le dio un resfriado y un médico del campo hizo un diagnóstico erróneo de su condición.

Le recetó una medicina lo que hizo que Fanny perdiera la vista rápidamente.

Mientras la mayoría de las familias se sentirían devastadas por tan abrumadora discapacidad, la familia de Fanny vio la pérdida como un acto de providencia divina.

Su madre, Mercy Crosby, le enseñó, “a veces la Providencia priva a las personas de alguna facultad física para que el entendimiento espiritual pueda ser despertado a plenitud.

La familia conocía a Dios como su “fuente de verdadero placer y creían que todo cuanto poseían –escaso o abundante- provenía de la mano de Dios.

La abuela de Fanny la retó a luchar por su educación. Pasó incontables horas leyéndole a la joven Fanny largas porciones de literatura, poesía, y con más frecuencia, la Biblia.

Mientras Fanny escuchaba, memorizaba capítulos enteros y largas porciones de los escritos tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento.

Desde niña pudo aprender de memoria los primeros cinco libros de la Biblia, en su totalidad.

Fanny Crosby fue una prolífica poeta, letrista y compositora estadounidense, conocida principalmente por sus himnos cristianos.

Aunque quedó ciega a las seis semanas de nacida debido a un tratamiento médico inadecuado, no permitió que su discapacidad la limitara.

A lo largo de su vida, Crosby escribió más de 8,000 himnos, muchos de los cuales se convirtieron en himnos populares en iglesias de todo el mundo, como:

  • Roca de la eternidad

  • Más cerca, oh Dios, de ti

  • Oh que Salvador, ect

El ministerio de Fanny Crosby fue profundamente influenciado por su fe cristiana y su deseo de compartir el mensaje del Evangelio a través de la música.

Aunque inicialmente fue reconocida por su poesía, su verdadera vocación surgió cuando comenzó a escribir himnos.

Su obra se centró en temas de redención, gracia y esperanza, siendo una de las figuras clave del movimiento de avivamiento en el siglo XIX.

Crosby trabajó estrechamente con compositores como William Bradbury, Philip Bliss y Ira Sankey, quienes pusieron música a sus letras. Estos himnos fueron fundamentales en las campañas evangelísticas de la época, dirigidas por predicadores como Dwight L. Moody.

Muchos de sus himnos se convirtieron en himnos estándar en iglesias protestantes y bautistas, con una gran influencia en la música cristiana hasta el día de hoy.

Además de su obra como compositora, Crosby participó activamente en el ministerio social. Ella trabajaba en misiones urbanas de Nueva York, ayudando a los más pobres y marginados, especialmente mujeres y niños.

En estos lugares, no solo ofrecía ayuda material, sino que también compartía su fe, utilizando la música como herramienta evangelizadora.

Fanny Crosby creía firmemente que su ceguera la ayudaba a conectarse espiritualmente con Dios y con aquellos que sufrían, lo que le permitió tener un impacto aún mayor en su ministerio.

Fanny nunca vio su ceguera como un descuido de Dios.

Escribió y publicó muchos himnos hermosos, varios de los cuales se cantan hoy en día. Un día escribió: “parece que la providencia bendita de Dios decidió que yo fuera ciega toda la vida, y le agradezco a él por esta dispensación.

Si mañana se me ofreciera una vista terrenal perfecta no la aceptaría. Probablemente no habría cantado hermosos himnos de alabanza a Dios si me hubiera distraído por las muchas cosas hermosas e interesantes que me rodean.”

 

Fue esta conexión especial con Dios la que lo llevó escribir el himno himno Oh que Salvador. La melodía fue compuesta por William James Kirkpatrick.

A continuación damos paso a la lectura y canto del himno:

¡Oh que Salvador!

¡Oh qué salvador es Jesús, el Señor!
¡Bendito Señor para mí!
El salva al más malo de su iniquidad
y le da socorro aquí.

 

Me escondo en la roca que es Cristo, el Señor,
y allí nada yo temeré; me escondo en la Roca
que es mi Salvador,
y en él siempre confiaré,
y siempre con él viviré.

 

Veré a los amados a quienes dejé,
con ellos por siempre estaré.
Más quiero aúnal amado Jesús:
sus glorias yo entonaré.

 

Y cuando esta vida termine aquí,
la lucha al fin dejaré; entonces a Cristo
podré contemplar;
loor a su nombre daré.

 

Y cuando en las nubes descienda Jesús,
glorioso en el mundo a reinar,
su gran salvación y perfecto amor,
por los siglos yo he de cantar.

 



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