09 May Dios se mueve de manera misteriosa “William Cowper”
La Historia detrás del Himno
Himno: Dios se mueve de manera misteriosa
Autor: William Cowper
Es una de las obras más relevantes del repertorio de este gran escritor de himnos cristianos.
Podría ser uno más en el listado de grandes compositores, pero conocer el trasfondo histórico y personal de Cowper, nos pone en un escenario difícil de digerir para nuestra cultura evangélica:
¿Puede Dios usar como instrumento a una persona que no tiene todas sus facultades mentales en orden?
La respuesta, tal vez, se pueda encontrar a continuación, en la historia detrás de este formidable himno.
Dios se mueve de formas misteriosas para realizar Sus maravillas Deja las huellas de Sus pies en el mar y cabalga sobre la tormenta.
En lo profundo de unas minas insondables, con una habilidad que nunca falla, Él atesora Sus brillantes designios y obra Su soberana voluntad.
Ustedes, santos llenos de temor, tomad nuevo valor; las nubes que tanto teméis, Están repletas de misericordia y romperán en bendición sobre vuestras cabezas.
No juzguéis al Señor con vuestros débiles entendimientos, sino confiad en Él y en Su gracia.
Detrás de una providencia que frunce el ceño, Él esconde un rostro sonriente. Sus propósitos madurarán pronto, Desarrollándose a cada hora.
Aunque el capullo tenga sabor amargo. Dulce será la flor. La cierta incredulidad ciertamente se equivocará y escudriña en vano su obra; Dios es Su propio intérprete, es Él quien la dará a conocer.
Dios se mueve en forma misteriosa para realizar Sus maravillas. Deja las huellas de Sus pies en el mar y cabalga sobre la tormenta.
Esta es la letra de un hermoso himno compuesto por William Cowper en 1773. Este fue el último himno escrito por él.
William, poeta y escritor de himnos, nació en Inglaterra en 1731. Creció en una familia religiosa, tuvo una infancia trágica, colmada de desavenencias que nunca pudo superar y afectó de por vida su salud mental.
Su madre murió después de dar a luz cuando él tenía 6 años. Fue objeto de maltrato y abandono. William asistió a la Escuela de Westminster, donde estudió latín a una temprana edad.
Y en 1750 comenzó a estudiar leyes tal como su padre quería. A pesar de su situación amaba la literatura y fue un gran poeta de su época.
Sufrió depresión desde sus años de escuela y varios episodios de profunda crisis. Se sentía condenado por Dios y le costaba mucho encontrar la paz.
Su desequilibrio mental fue su peor enemigo. En un momento de su vida tuvo un pequeño alivio a su sufrimiento cuando pudo comprender las Escrituras Acerca
del perdón y el amor de Dios.
Luego de esto su enfermedad empeoró y fue internado en un asilo (hospital mental) hasta su recuperación. En su depresión, él había intentado suicidarse varias veces (envenenándose, ahogándose y ahorcándose), pero sus intentos siempre fueron frustrados por la Providencia Divina.
Posterior a eso vino la convicción de pecado, dijo William:
Especialmente de lo que acababa de cometer; su vileza y su atrocidad se mostraron a mí en colores tan inconcebiblemente fuertes que me despreciaba a mí mismo con un desprecio que no puede ser imaginado o expresado…
La sensación de esto me guardó de repetir un crimen en el cual ahora no podía pensar sin aborrecimiento”.
En el asilo (hospital mental), William encontró una Biblia y la abrió en Juan 11, donde vio a un Salvador con una conducta tan benevolente, tan misericordiosa, tan bondadosa y compasiva hacia hombres miserables, que casi lo hizo derramar lágrimas.
Escuchó un susurro que le decía: Aún hay misericordia.
Después, él abrió la Biblia en Romanos 3:25 y creyó. El mismo dijo:
Vi la suficiencia de la expiación hecha por [Jesús], mi perdón sellado con Su sangre y la totalidad y plenitud de Su justificación.
A partir de aquí su vida cambió y enfocó su tiempo en estudiar la Biblia. Trabajó en la iglesia junto a John Newton en labores misioneras. Ambos produjeron varios himnos que compilaron la colección llamada Himnos de Onley.
Entre los cientos de himnos de este himnario se encuentran:
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Sublime gracia (escrito por John Newton)
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Hay un precioso manantial
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Dios se mueve de manera misteriosa