salvador mío, como tú eres “Thomas Obadiah Chisholm”

salvador mío, como tú eres “Thomas Obadiah Chisholm”

La Historia detrás del Himno

Himno: salvador mío, como tú eres

Autor: Thomas Obadiah Chisholm

Cuando le presentaban personas a señor Chisholm, autor del himno “Salvador mío, como tú eres” y de «Grande es tu fidelidad», él decía con frecuencia: «Solo soy un viejo zapato».

Nació el 29 de julio de 1866 en una cabaña de troncos de madera en Kentucky, Nueva York, en 1866.

Thomas Chisholm, llamado el trovador de la fidelidad de Dios, fue autodidacta y comenzó a enseñar en una escuela rural a los dieciséis años donde el mismo fue educado con anterioridad.

Este muchacho de una finca de Kentucky se convirtió al cristianismo a la edad de 26años bajo el ministerio de Henry Clay Morrison (futuro presidente de la Universidad de Asbury Kentucky) y unos años después escribió el himno “Salvador mío, como tú eres”.

Chisholm se mudó a Louisville por persuasión de Morrison y sirvió como editor del Heraldo Pentecostal hasta que su corazón se rompió.

En 1903 fue ordenado ministro metodista y sirvió como pastor en Scottsville, Kentucky, pero otra vez su salud se deterioró después de un año de pastorado, lo que le obligó a dejar el ministerio.Pasó los siguientes cinco años con su familia en una granja cerca de Winona Lake, Indiana.

Después de 1909 se convirtió en agente de seguros de vida en Winona Lake y continuó con el mismo trabajo cuando se mudó a Vineland, Nueva Jersey, en 1916.

Se jubiló en 1953 y pasó el resto de sus años en el Hogar Metodista para Ancianos, Ocean Grove.

Escribió más de mil doscientos poemas, más de ochocientos de los cuales han aparecido en publicaciones periódicas religiosas, y muchos de ellos se han utilizado como textos de himnos.

Antes de su conversión, había versificado, colaborando en el Louisville Courier-Journal y fue elegido poeta de la Asociación de Prensa de Kentucky.

Sus primeros himnos fueron enviados a Fanny Crosby para que los criticara, quien los devolvió con amables sugerencias y palabras de elogio que lo alentaron en el trabajo. Su primer éxito fue “Oh, ser como tú”.

 Su objetivo al escribir es magnificar la Palabra, incorporando la mayor cantidad posible de Escritura, ya sea literalmente o en paráfrasis, y evitar cualquier tema frívolo o sentimental, eligiendo temas del almacén inagotable de la Biblia.

El mismo dijo: “Habiendo sido conducido, durante una parte de mi vida, por caminos difíciles, he tratado de reunir de esas experiencias, material para escribir himnos de consuelo y alegría para aquellos que se encuentran en circunstancias similares”.

 

Algo paradójico de este cantor de la fe Thomas Chisholm es que pasó toda la vida en pobreza, y fue desde esa pobreza que alababa al Señor por su fidelidad.

A continuación, vamos a escuchar el testimonio de alguien que expresó:  Una vez nuestro papá supo que Chisholm estaba en gran necesidad económica y le envió un cheque. Resulta que en ese momento Chisholm estaba sin dinero, sin comida, y lo peor, se acababa la medicina de que dependía la vida de su muy enferma esposa. Cuando recibió el cheque, fue a su casa a escribir otro himno. Papá nunca nos contó nada del caso, pero nuestra hermana María lo encontró en un himnario, con la historia.

A través de su vida desplegó muchas de las características que alabó en Jesucristo en los himnos que escribió.

Chisholm, quien se describía a sí mismo como un viejo zapato, fue posiblemente más parecido a Cristo de lo que pudo darse cuenta.

 

Thomas Chisholm partió a la presencia del Señor el 29 de febrero de 1960.

A continuación, damos paso a la lectura y canto del himno:

Salvador mío, como tú eres.

 

Salvador mío, como tú eres,
Puro y santo, quiero vivir,
Dejando atrás los vanos placeres,
En tus pisadas quiero seguir.


Hazme, oh, Cristo, como tú eres,
Mi ser inunda con tu poder,
Ven en tu gloria, padre bendito,
Tu semejanza quiero tener.


Hazme valiente, fiel y benigno,
Dispuesto siempre a perdonar,
Quiero en mi vida ser compasivo,
Fiel, proclamando tu voluntad.


Quiero ser dócil, manso y humilde
Siempre sumiso, siempre leal,
Mi ser entero gloria te rinde
Busca anhelante tu santidad.


Hoy purifica toda mi alma,
Con fuego santo de tu altar;
Que desarraigue todo lo malo,
Para que tú la puedas usar.

 



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