HIMNO: Tu dejaste tu trono y corona por mi
AUTOR: Emily Elizabeth Steel Elliott
Emily Elizabeth Steele Elliot nació en Brighton, Inglaterra el 22 de julio de 1836; Y falleció el 3 de agosto de 1897, Islington, Londres, Inglaterra.
Emily era hija del ministro anglicano Edward Bishop Elliott, sobrina de la himnista Charlotte Elliott) autora del himno, “Tal como soy ”, y también del reverendo Henry Venn Elliott y su esposa Julia Anne, con quienes Charlotte vivió durante sus años de mala salud.
Los tres eran escritores de himnos.
Como muchas mujeres victorianas que acostumbraban a asistir a la iglesia, Emily estuvo envuelta en filantropía, misiones de rescate y obra de escuela dominical, la cual era usada como programa evangelístico para alcanzar niños.
Emily Elliott editó EL Misionero Instructor de Iglesia Juvenil por 6 años y publicó una colección de 48 himnos suyos titulados “ Debajo de la Almohada”, especialmente usándolos para aquellos que estaban enfermos en hospitales, enfermerías o en casa.
“Tu dejaste tu trono y corona por mi” fue separadamente imprimido, sin embargo era para los niños y el coro en la iglesia de su padre, San Marcos en Brighton, Inglaterra, y para el Instructor juvenil de la Iglesia Misionera , una publicación periódica que editó durante seis años (uno de sus himnos comenzaba “¿Alguna vez has traído un centavo a la caja misionera?”
Al igual que la Señora Cecil Frances Alexander (1818-1895), quien escribió su famoso himno “ En la ciudad real de David” para explicar el significado de la encarnación a los niños.
Elliot escribió su himno para clarificar el significado de la Venida y Natividad a los niños.
El texto toma su tema en Lc 2: 7, “Porque no había lugar para ellos en el mesón”. Las 4 primeras estrofas usan la técnica de antítesis, poniendo la pobreza del nacimiento de Jesús en contraste al esplendor del cielo.
Elliott comienza este contraste por comenzar en el cielo con las 2 primeras líneas de cada estrofa, y después parando en más, compara el bajo estado de Cristo durante su vida terrenal. En el cielo Cristo tuvo una “corona de rey”, pero en la tierra “no había lugar” en el primer verso. Mientras los “ángeles cantaban” en el cielo, Cristo nació en gran humildad en la segunda estrofa.
Mientras los animales tenían todos casas, Cristo andaba “sin lugar donde reclinar su sien” en el tercer verso, una referencia a Mateo 8: 20.
La última estrofa añade un tono escatológico, llamando a mirar al cielo donde Cristo dirá, “Que hay lugar junto a mi para ti”.
El corto Coro incluye una bonita mezcla de palabras.
Mientras no había lugar para la Santa familia en el mesón, el coro invita a Cristo dentro del corazón que canta.
VEN A MI CORAZÓN, OH CRISTO
¡PUES EN ÉL HAY LUGAR PARA Ti!
El texto que escribió Elliot es irregular
(diciendo que, no tiene el mismo número de sílabas para cada estrofa), por lo cual era necesario un tono especial.
La música MARGARET por fue compuesta especialmente para este texto por Timothy Richard, ministro inglés quien compuso más de 100 tonos de himnos y fue reconocido como uno de los mejores organistas de su tiempo.
“Tu dejaste tu trono y corona por mi” logra muchas cosas para los niños que lo cantan.
Primero, el texto coloca el evento de Natividad dentro de la grande narrativa de la vida de Cristo.
Segundo, como muchos himnos de la temporada, la Primera venida de Cristo apunta a la Segunda venida, una marca especial del Advenimiento.
Tercero, el autor usa el coro como para llevar al cantante dentro de la narrativa, haciéndolo un himno de compromiso personal.
A continuación, damos paso a la lectura del himno: Tú dejaste tu trono y corona por mí
Tú dejaste tu trono y corona por mí
Al venir a Belén a nacer
Mas a ti no fue dado el entrar al mesón
Y en pesebre te hicieron nacer.
Ven a mi corazón, oh, Cristo
Pues en él hay lugar para ti
Ven a mi corazón, oh, Cristo, ven
Pues en él hay lugar para ti.
Alabanzas celestes los ángeles dan
En que rinden al verlo loor
Mas humilde viniste a la tierra, Señor
A dar vida al más vil pecador.
Alabanzas sublimes los cielos darán
Cuando vengas glorioso de allí
Y tu voz entre nubes dirá: “ven a mí
Que hay lugar junto a mí para ti”.