18 Oct Libro de Apocalipsis
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in Apocalipsis
Libro del Apocalipsis
CAPITULO 20
Entre la Gran Tribulación y el Milenio
Capítulo 20:1-6
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Y vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo y una gran cadena en su mano.
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Prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el Diablo y Satanás, y lo ató por mil años;
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y lo arrojó al abismo, y lo cerró y lo selló sobre él, para que no engañara más a las naciones, hasta que se cumplieran los mil años; después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo.
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También vi tronos, y se sentaron sobre ellos, y se les concedió autoridad para juzgar. Y vi las almas de los que habían sido decapitados por causa del testimonio de Jesús y de la palabra de Dios, y a los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, ni habían recibido la marca sobre su frente ni sobre su mano; y volvieron a la vida y reinaron con Cristo por mil años.
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Los demás muertos no volvieron a la vida hasta que se cumplieron los mil años. Esta es la primera resurrección.
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Bienaventurado y santo es el que tiene parte en la primera resurrección; la muerte segunda no tiene poder sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con Él por mil años.
Juan nos hace un relato breve del reino milenario de Cristo en el mundo, pero los profetas tenían mucho que decir sobre el tema. No vamos a poder dar un estudio completo, porque requeriría escribir un libro entero. Sin embargo, iremos a los profetas y hallaremos detalles sobre esta época, tan tremendamente importante de la profecía bíblica. El regreso de Cristo pondrá fin a seis mil años de gobierno del hombre, para reinar sobre la tierra durante los últimos mil años. El Milenio da mucho más sentido a la creación de Dios, ya que el pecado de Adán, tan temprano en la historia de la humanidad, produjo el caos casi desde su inicio. Dios demostrará, por medio de un reino ideal, gobernado por el Príncipe de Paz, el último Adán, la razón culminante por la que Él creó la tierra. ¡Este planeta será un paraíso!
Acabamos de estudiar la Batalla de Armagedón y la destrucción de imperios mundiales; y cómo la bestia y el falso profeta fueron arrojados al Lago de Fuego por la eternidad. Pero también hay otros eventos preliminares al Milenio. Uno es el Juicio de las Naciones, descrito en Mateo 25:31-46. Jesús nos enseñó que acontecerá “cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los ángeles con Él, entonces se sentará en el trono de su gloria” (Mt.25:31). Aquí, Jesús tendrá en cuenta el trato dado a los hermanos de Cristo, según la carne, los judíos, durante la Gran Tribulación. En este juicio, sólo habrá dos grupos: ovejas y cabras. Los hechos de cada grupo revelarán la ley de sus naturalezas y, aparentemente, en los dos casos, eran ignorantes de la importancia de lo que habían hecho o no hecho; o habían socorrido o habían ignorado a los judíos en la Tribulación.
Después de la Batalla de Armagedón, aves carnívoras, reunidas en Israel desde todo el mundo, participarán en la limpieza, devorando los cadáveres de las víctimas, asesinadas en la batalla. A partir de la Abominación Desoladora, el reino del Anticristo durará 3 años y medio, 42 meses o 1.260 días. El libro de Daniel, al terminar, añade días a los 1.260; 30 y 75 días más, es decir, 1.290 y 1.335. Se necesitan estos días adicionales para los eventos intermedios entre la Gran Tribulación y el Milenio: “Y desde el tiempo en que el sacrificio perpetuo sea abolido y puesta la abominación de la desolación, habrá mil doscientos noventa días. Bienaventurado el que espere y llegue a mil trescientos treinta y cinco días” (Dn.12:11-12). Estas palabras indican, según creo, que el Milenio empieza al terminar los 1.335 días.
Creo que lo que escribo está de acuerdo con las anotaciones de John MacArthur en su Estudio de la Biblia: “1.290 días, incluyendo los 1.260, que son los últimos tres años y medio, la segunda mitad de los últimos siete años, y añade 30 días más, posiblemente dando lugar para el juicio de los vivientes, posterior al regreso de Cristo. 45 días más permiten la transición, en la que Dios levantará Su reino, después de que Israel sea deshecho.
Los mil años literales del reinado de Cristo en la tierra
El profeta Daniel nos da una claridad sobre los imperios del mundo, desde Babilonia hasta Roma y su destrucción, al volver Cristo. Demuestra, especialmente por el sueño de la imagen de Nabucodonosor, cómo estos reinos se edificaban unos sobre otros, de modo que la destrucción del reino del anticristo fue la destrucción de todos los imperios anteriores. “Estuviste mirando hasta que una piedra fue cortada sin ayuda de manos, y golpeó la estatua en sus pies de hierro y de barro, y los desmenuzó” (Dn.2:34). En Apocalipsis observamos, que estos imperios que dominaban el mundo, empezaron aún antes de Babilonia, incluyendo Egipto y Asiria.
Acompáñame a leer Daniel 2:44-45: “En los días de estos reyes, el Dios del cielo levantará un reino que jamás será destruido, y este reino no será entregado a otro pueblo; desmenuzará y pondrá fin a todos aquellos reinos, y él permanecerá para siempre, tal como viste que una piedra fue cortada del monte sin ayuda de manos y que desmenuzó el hierro, el bronce, el barro, la plata y el oro”. Ahora vamos a leer a Daniel 7:27: “Los reinos debajo de todo el cielo serán entregados al pueblo de los santos del Altísimo. Su reino será un reino eterno, y todos los dominios le servirán y le obedecerán”.
Juan escribe lo que ve en la esfera espiritual. Un ángel desciende del cielo con la llave del abismo, donde muchos demonios están encarcelados. Los demonios rogaban a Jesús que no les mandara a este lugar (Lc.8:31). El ángel también lleva una cadena (v:1), con la cual ata al diablo, lo arroja al abismo, lo cierra y lo sella para los siguientes mil años. Durante el reinado de Cristo, no podrá meterse ni estorbar de ninguna manera. ¡Qué maravilloso será este tiempo, no solamente por estar en la presencia de Cristo, sino también por la ausencia de este enemigo de Dios y los hombres (v:2)!
Juan no deja lugar para la duda acerca de contra quien está tratando el ángel, porque él le nombra con sus títulos más conocidos. Por todo el libro de Apocalipsis es llamado el dragón. La serpiente antigua hace referencia al Jardín del Edén y la tentación en la que cayó Adán. El siguiente término es el diablo, que significa el falso, calumniador, adversario y, finalmente, Satanás, el acusador. Nos entristece saber que será librado para un propósito específico después del Milenio (v:3).
Juan también observa a personas que han recibido la autoridad para juzgar, sentadas sobre tronos. También ve a las almas de aquellos que, específicamente, habían sido decapitados durante la Tribulación por su testimonio de Jesús, según la palabra de Dios (v:4). Brevemente, mencionaré que la palabra testigo o testimonio es tomada de la palabra griega marturia, que significa mártir o martirio. Lo que hacían era testificar, pero el texto también menciona las cosas que no hacían. No adoraron a la bestia ni a su imagen, y no habían recibido su marca sobre la frente ni sobre la mano.
Estos, volvieron a vivir y se unieron, estando ya en sus cuerpos, con los muertos que habían resucitado en el arrebatamiento (1Tes.4:13-16). Cristo fue las primicias de los que ‘durmieron’: “Cristo ha resucitado de entre los muertos, primicias de los que durmieron…. Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo en su venida” (1 Co.15:20,23). Todos estos están incluidos en la primera resurrección; son bendecidos y santos, santificados por la sangre de Jesús. No serán juzgados en el juicio del Gran Trono Blanco con los muertos que resucitarán mil años después (v:5). Cristo ha tomado su lugar y llevado su juicio, por eso “no hay ahora condenación (juicio) para los que están en Cristo Jesús” (Ro.8:1). Ellos mismo serán jueces y también sacerdotes y gobernantes con Cristo durante el Milenio (v:6).
Ahora, veremos las palabras de los profetas acerca del reinado del Señor. Jesús nos enseñó a orar esperando este tiempo: “Venga tu reino. Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo” (Mt.6:10). Isaías tenía mucho que decir sobre el tema, empezando en el capítulo 2. Sion, en Jerusalén, será el lugar más importante de la tierra, y la gente hambrienta por la palabra de Dios vendrán a ella desde todos los confines de la tierra: “Confluirán a él todas las naciones” (Is.2:2). ¿Puedes captar el gozo mientras se dicen unos a otros?: “Venid, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob; para que nos enseñe acerca de sus caminos, y andemos en sus sendas” (Is.2:3). Se acabarán las guerras porque Cristo juzgará los conflictos y “forjarán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en podaderas. No alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra” (Is.2:4).
El cumplimiento de las profecías dadas al rey David se cumplirán en Jesús: “Brotará un retoño del tronco de Isaí… juzgará con justicia a los pobres, y argüirá con equidad por los mansos de la tierra” (Is.11:1, RV60 el v.4). Habrá calma en el reino animal: “El lobo morará con el cordero, y el leopardo se echará con el cabrito; el becerro, el leoncillo y el animal doméstico andarán juntos, y un niño los conducirá. La vaca y la osa pacerán, sus crías se echarán juntas, y el león, como el buey, comerá paja. El niño de pecho jugará junto a la cueva de la cobra, y el niño destetado extenderá su mano sobre la guarida de la víbora” (Is.11:6-8).
Todo Israel será salvo al terminar la Gran Tribulación y entrará en el Milenio para dirigir a las naciones (Ro.11:26): “Te haré luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta los confines de la tierra” (Is.49:6). Una vez atado el diablo, el antisemitismo desaparecerá totalmente y el judío será honrado: “En aquellos días diez hombres de todas las lenguas de las naciones asirán el vestido de un judío, diciendo: ‘Iremos con vosotros, porque hemos oído que Dios está con vosotros” (Zac.8:23). Durante la terrible persecución de los judíos en el reino del Anticristo, los gentiles cuidarán a sus hijos, algo muy similar a lo que pasó con los niños judíos durante la II Guerra Mundial, cuando los no judíos se compadecían de ellos, los escondían y los cuidaban: “Yo había sido privada de mis hijos, y era estéril, desterrada y errante. Y a éstos ¿quién los ha criado?… traerán a tus hijos en brazos, y tus hijas en hombros serán llevadas… y salvaré a tus hijos” (Is.49:21,22,25).
Como en el libro de Génesis, será restaurada la larga vida: “No habrá más allí niño que viva pocos días, ni anciano que no complete sus días; porque el joven morirá a los cien años…” (Is.65:20). No escucho mucha predicación sobre el Milenio en nuestros tiempos, lo que me hace pensar que los cristianos han perdido su sentido de anticipación para el regreso de Cristo y Su reinado sobre la tierra. Recuerdo himnos de mi juventud en los que se expresaba el gozo de Su reino. Espero haber podido dar la suficiente evidencia de la gloria del Milenio en esta corta, pero bíblica descripción, como para que empiece a arder una chispa en tu corazón.
El ultimo engaño de Satanás y su destrucción final
Capítulo 20:7-15
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Cuando los mil años se cumplan, Satanás será soltado de su prisión,
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y saldrá a engañar a las naciones que están en los cuatro extremos de la tierra, a Gog y a Magog, a fin de reunirlas para la batalla; el número de ellas es como la arena del mar.
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Y subieron sobre la anchura de la tierra, rodearon el campamento de los santos y la ciudad Pero descendió fuego del cielo y los devoró.
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Y el diablo que los engañaba fue arrojado al lago de fuego y azufre, donde también están la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos.
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Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de cuya presencia huyeron la tierra y el cielo, y no se halló lugar para ellos.
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Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie delante del trono, y los libros fueron abiertos; y otro libro fue abierto, que es el libro de la vida, y los muertos fueron juzgados por lo que estaba escrito en los libros, según sus obras.
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Y el mar entregó los muertos que estaban en él, y la Muerte y el Hades entregaron a los muertos que estaban en ellos; y fueron juzgados, cada uno según sus obras.
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Y la Muerte y el Hades fueron arrojados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda: el lago de fuego.
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Y el que no se encontraba inscrito en el libro de la vida fue arrojado al lago de fuego.