HIMNO: LA IGLESIA DE AYER
AUTOR: HERBERT BUFFUM
Herbert Buffum era hijo de John Wesley Buffum y Alice Ann Mallory . Nació en Lafayette, Illinois el 13 de Noviembre de 1879 y se casó con Lillie May Fassett. Después de mudarse con su familia a California y convertirse a Cristo a los 18 años, Buffum sintió un llamado al ministerio.
Tenía credenciales ministeriales con la Iglesia del Nazareno y era un evangelista pentecostal de santidad. También fue un compositor prolífico, con muchas canciones inspiradas en su experiencia personal. Tenía 10.000 canciones en su haber, 1.000 realmente publicadas. Believe It or Not de Ripley afirmó que una vez escribió 12 canciones en una hora.
Aunque era un músico talentoso, Buffum no recibió formación musical. Vendió la mayoría de sus canciones por cinco dólares o menos. Cuando Buffum partió a la presencia de su Señor el 9 de Octubre en Los Angeles, California, el periódico de circulación diaria los Angeles Times lo llamó el rey de los escritores de canciones gospel.
Fue enterrado en el Parque Conmemorativo de Valahalla, Los Angeles, California. En su Epitafio dice “ He peleado la buena batalla”
Algunos de sus himnos son: –En la ciudad donde el Cordero es la Luz –Mis ovejas conocen mi voz y La iglesia de ayer, entre otras. La versión libre en español del himno “La Iglesia de Ayer” fue producida por el pastor de la Iglesia Bautista Reformada Los Lagos, Alexander León. La letra del himno La Iglesia de Ayer a la cual damos paso a su lectura a continuación, procura denunciar la decadencia evangélica haciendo un llamado para volver a las sendas antiguas.
LA IGLESIA DE AYER
Oh cuán bello el recuerdo de la Iglesia de ayer;
Cómo el pueblo cristiano adoraba al Señor;
Sencillez, reverencia pero gran fervor;
Al entrar en la Casa de Oración y Loor.
Y ¡qué himnos cantaban, en la Iglesia de ayer!
Y elevaban plegarias reverentes a Dios;
Pecadores convictos se rendían allí;
El mundo abandonado, para a Cristo seguir.
Era un culto sencillo, en la Iglesia de ayer;
Donde se percibía la presencia de Dios;
El Espíritu Santo en cada sermón;
Exaltaba a Cristo, revelando su amor.
Yo fui uno de aquellos, que en la Iglesia de ayer;
Escuché el Evangelio y sentí su poder;
Cristo fue predicado y su gran redención;
Hubo gracia abundante, recibí salvación.
Muchos ya se adaptaron a la modernidad;
Sin pensar se rindieron ante la vanidad;
y dejaron la Biblia y su centralidad;
por entretenimiento y mundanalidad.
Era un culto sencillo, en la Iglesia de ayer;
Donde se percibía la presencia de Dios;
El Espíritu Santo en cada sermón;
Exaltaba a Cristo, revelando su amor.
El Señor nunca cambia, su Palabra es fiel;
A las sendas antiguas hoy debemos volver;
Estrategias humanas hay que rechazar;
La Ley y el Evangelio debemos predicar.
Era un culto sencillo, en la Iglesia de ayer;
Donde se percibía la presencia de Dios;
El Espíritu Santo en cada sermón;
Exaltaba a Cristo, revelando su amor