Libro de Eclesiastés

Libro de Eclesiastés

Libro de Eclesiastes

Un estudio expositivo por Lowell Brueckner

 

CAPITULO 10

 

Las consecuencias de los errores de los gobernantes

 

  1. Las moscas muertas hacen que el ungüento del perfumista dé mal olor; un poco de insensatez pesa más que la sabiduría y el honor.

  2. El corazón del sabio lo guía hacia la derecha, y el corazón del necio, hacia la

  3. Aun cuando el necio ande por el camino, le falta entendimiento y demuestra a todos que es un necio.

  4. Si la ira del gobernante se levanta contra ti, no abandones tu puesto, porque la serenidad suaviza grandes ofensas.

  5. Hay un mal que he visto bajo el sol, como error que procede del gobernante:

  6. la necedad colocada en muchos lugares elevados, mientras los ricos se sientan en lugares

  7. He visto siervos a caballo y príncipes caminando como siervos sobre la

  8. Él que cava un hoyo cae en él, y al que abre brecha en un muro, lo muerde la

  9. Él que saca piedras puede lastimarse con ellas, y él que raja puede lesionarse con

  10. Si el hierro está embotado y él no ha amolado su filo, entonces tiene que ejercer más fuerza; la sabiduría tiene la ventaja de impartir éxito.

  11. Si la serpiente muerde antes de ser encantada, no hay ganancia para el

  12. Llenas de gracia son las palabras de la boca del sabio, mientras que los labios del necio a él

  13. El comienzo de las palabras de su boca es insensatez, y el final de su habla perversa

  14. El necio multiplica las palabras, pero nadie sabe lo que sucederá, ¿y quién le hará saber lo que ha de suceder después de él?

  15. El trabajo del necio lo cansa tanto que no sabe ir a la

  16. ¡Ay de ti, tierra, cuyo rey es un muchacho, y cuyos príncipes banquetean de mañana!

  17. Bienaventurado tú, tierra, cuyo rey es de noble cuna y cuyos príncipes comen a su debida hora, para fortalecerse y no para embriagarse.

  18. Por negligencia se hunde el techo, y por pereza tiene goteras la

  19. Para el placer se prepara la comida, y el vino alegra la vida, y el dinero es la respuesta para

  20. Ni aun en tu recámara maldigas al rey, ni en tus alcobas maldigas al rico, porque un ave de los cielos llevará el rumor, y un ser alado hará conocer el asunto.

 

Aquí tenemos una lista de proverbios del mismo autor que compuso cientos de proverbios más en otro libro llamado, precisamente, los Proverbios. En este capítulo, están relacionados, particularmente, con la vida bajo el sol. Empieza con un dicho que se une con el último versículo del capítulo anterior: “Un solo pecador destruye mucho bien”. En el primer versículo nos da un ejemplo ilustrado con moscas muertas en el ungüento: “Un poco de insensatez pesa más que la sabiduría y el honor” (v.1). Es un hecho en la vida del individuo y también en la sociedad. Este mundo se desalienta al ver cómo el honor de una persona se pierde fácilmente en un acto de estupidez o en un momento de descuido.

Es interesante que la comparación que hace Salomón entre la derecha y la izquierda, sigue siendo correcta en el mundo moderno. Hombres bien vestidos, con trajes elegantes, capaces de expresarse de forma convincente, inteligentes y bien preparados, pueden ser absolutamente insensatos en cuanto a su concepto acerca de la moralidad y del cristianismo. Su corazón y mentalidad se inclinan pesadamente hacia una posición izquierdista, inválidos en cuanto al sentido común y lo que es razonable (v.2). Caminan por la misma calle que los sabios, son miembros de las mismas iglesias y casas del gobierno, pero cada vez que abren su boca demuestran su falta de razón (v.3).

Poder confiar en la soberanía de Dios es una ayuda práctica frente a la insensatez esparcida por toda la sociedad. Debido a su confianza en Dios, un individuo puede permanecer tranquilo contra los ataques de una persona importante contra él (v.4). A aquel que depende mucho de las opiniones de los hombres, tal situación le agobia, pudiéndole llevar a reaccionar tontamente, pero el que confía en Dios es paciente, sabiendo que con el tiempo la ira de tal persona se aplacará y será posible tratar con él de nuevo. El consejo de Salomón es no hacer decisiones apresuradas en una situación desagradable, sino esperar tranquilamente en el Señor.

Gente indigna de autoridad

 

El predicador continúa observando y dando consejos acerca de las situaciones que se dan en un gobierno. Uno de los errores cometidos es el de promocionar a gente indigna de la confianza del pueblo. Tales personas están movidas por intereses personales y utilizan su posición e influencias para su propia ganancia. El comunismo es un ejemplo de ello, robando y humillando a los ricos, designándoles los trabajos más desagradables y entregando su propiedad a los pobres. Puso en los mejores puestos a gente que no tenía poder sobre sus deseos, y las personas nobles les servían a ellos. Esta fórmula causará la ruina de una nación (vs.5-7). En sus proverbios, Agur declara: “Por tres cosas tiembla la tierra, y por una cuarta no se puede sostener: por el esclavo cuando llega a ser rey, por el necio cuando se sacia de pan, por la mujer odiada cuando se casa, y por la sierva cuando suplanta a su señora” (Pr.30:21-23).

Los versículos 8 y 9 pueden estar relacionados con las consecuencias de los errores cometidos, precisamente por aquellos que acabamos de mencionar. Para todos los casos, estamos aprendiendo leyes constantes, dadas por el Creador a los habitantes de la tierra. El que pone trampas para lastimar a otro será víctima de su propio complot. Un ejemplo perfecto es el de Amán, que preparó una horca para colgar a Mardoqueo, y él mismo fue ahorcado allí (Est.7:9-10). El que abre brecha en el muro de su vecino para robar su propiedad, no solamente no tendrá éxito, sino que pagará duramente por hacerlo. Tenemos otro ejemplo bíblico: El rey Acab se apoderó de la viña de Nabot, después de que su mujer, Jezabel, conspirara para matarle. Elías había profetizado que la sangre de Acab sería lamida por los perros en el mismo lugar en el que Nabot fue asesinado, y así fue (1 R.21:19). “Lavaron el carro junto al estanque de Samaria y los perros lamieron su sangre conforme a la palabra que el Señor había hablado” (1 R.22:38).

Después, el escritor, nos da dos ejemplos de accidentes que pueden ocurrir mientras alguien trabaja. Un trabajador puede lastimarse por un trozo de piedra que está cortando o por un fragmento de leña que salta del tronco que está partiendo. Jamieson-Fausset-Brown comenta: “Máximas concisas abundan en el Oriente. El significado de éstas es: El abuso de la verdadera sabiduría retrocede contra el responsable”.

 

En la siguiente lección aprendemos que, aprovecharse de la sabiduría hará que disminuya el esfuerzo. Usar un hacha desafilada requiere más esfuerzo físico, mientras que, si aplicamos la sabiduría para tomar tiempo en afilarla, a la larga, ahorraremos tiempo y esfuerzo (v.10). El versículo 11 enseña que, la habilidad es inútil si el intento no se hace en el tiempo correcto, y que no hay valor en ser un experto, si su arte no se aplica a tiempo.

Palabras y hechos de un insensato; la inmadurez

 

En el versículo 12, aprendemos que las palabras pueden ayudar o hacer daño, dependiendo de si el que habla es sabio o insensato. Siempre, al considerar la gracia, estamos en la que es más allá de las capacidades de la persona: “Llenas de gracia son las palabras de la boca del sabio” La verdadera sabiduría solamente proviene de Dios: “Si alguno de vosotros se ve falto de sabiduría, que la pida a Dios” (Stg.1:5). Las palabras, no solamente afectan a otras personas, sino a la misma persona que las habla. Salomón dice que las palabras de un insensato le consumen. La insensatez está presente al presentar su tema, y el contenido de su discurso es el producto de una mentalidad torcida. Tras escucharle, el oyente juzgará que habló “perversa locura” (v.13). Parece que hoy en día abunda tal comunicación. Las palabras se hacen interminables, pero carecen de sentido y no llegan a ningún fin constructivo. Estas personas pretender suplir su falta de entendimiento con un largo discurso. Quieren ser profetas, pero prometen un futuro que nadie puede predecir, y ni siquiera ellos mismos pueden estar seguros de su propio destino (v.14).

Después de haber considerado las palabras de un insensato, vamos a evaluar sus hechos. Aunque trabaja vigorosamente, no puede producir nada constructivo; edifica una carretera sin destino (v.15). Ya hemos visto que bajo el sol todo es vanidad, y así, tanto sus palabras como sus obras, son vanas. No estamos hablando de una minoría esparcida entre la población, sino de una mayoría aplastante de todos los que caminan sobre la faz de la tierra. Los únicos sabios son los que entienden el significado de la vida y lo enseñan a otros.

Anteriormente, aprendimos sobre lo inapropiado que es tener a gente incapaz ocupando altos cargos, y ahora seguiremos aprendiendo algo acerca de tener líderes inmaduros. Este principio también se aplica a la iglesia. Pablo dijo a Timoteo: “(El obispo que) no (sea) un neófito” (1 Ti.3:6, RV60). Estamos refiriéndonos a aquellos que están en una posición de liderazgo, pero que no han adquirido el conocimiento y la experiencia en la Escritura para poder aplicarlo a la iglesia. Cuando un líder es inmaduro, las consecuencias de sus decisiones serán desastrosas.

Una autoridad corrompida,
la negligencia y la corriente del mundo

 

Si el gobernante se aprovecha de su privilegiada posición para su propio deleite y vida lujosa, el pueblo sufrirá daño. El predicador dice: “¡Ay de ti, tierra!” (v.16). Pablo enseña sobre los niños de la nobleza que han sido entrenados como siervos públicos desde la niñez. “Entre tanto que el heredero es niño, en nada difiere del esclavo, aunque es señor de todo; sino que está bajo tutores y curadores hasta el tiempo señalado por el padre” (Gál.4:1-2). ¡Bienaventurada será la tierra que aproveche de los tales! Así eran Daniel, Ananías, Misael y Azarías, que fueron nombrados gobernantes en Babilonia; pertenecían a la familia real entre los nobles de Israel. Son líderes que tienen un estilo de vida práctico y no se entregan a hábitos extravagantes (v.17).

No debemos subestimar el daño causado por la negligencia y la pereza (v.18). Puede ser que lo juzguemos como un fallo insignificante, pero producirá consecuencias tremendas. Un techo se hunde y gotea por falta de mantenimiento, pero el daño será aún mayor si se trata de muchas casas y mucha gente. Si aplicamos este principio a la esfera espiritual, la ruina puede ser eterna.

Sin embargo, acuérdate que estamos tratando asuntos bajo el sol, donde la vida depende de la comida y la bebida. Una fiesta produce alegría, el vino produce gozo y el dinero lo compra todo (v.19). No es para sorprendernos que Jesús viniera del cielo para enseñarnos a vivir en contra de confiar en el dinero y buscar el Reino de Dios. Él enseñó que nadie puede servir a dos amos, a Dios y al dinero, porque tendrá que amar a uno y aborrecer al otro. Para que el cristiano pueda buscar a Dios, tendrá que luchar contra la corriente poderosa de este mundo. Es la corriente lo que controla y arrastra a la gente según las demandas del “príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia” (Ef.2:2). Los hijos de desobediencia son las criaturas amotinadas del mundo.

 

A pesar de todas las críticas que podamos hacer de los gobernantes, Salomón deja caer en oídos del ciudadano una palabra de sabiduría. Nos advierte sobre maldecir al rey, incluso en el pensamiento. Cuídate de atacar a los ricos y a los poderosos, no sea que se cumpla esta ingeniosa frase: “Un ave de los cielos llevará el rumor, y un ser alado hará conocer el asunto” (v.20). Piensa en cómo podemos entender este dicho, hoy en día, por lo que oímos en las noticias acerca de cómo pueden filtrarse o divulgarse en la prensa secretos gubernamentales, por la piratería de la información privada contenida en los ordenadores, por los agentes espías dobles y las agencias de inteligencia gubernamental sofisticadas. Debemos conocer el riesgo que corremos antes de criticar a las autoridades de este mundo.

Podemos tomar en cuenta todos los proverbios de este capítulo, juntarlos en una sola historia, y relatar lo que sucede a una nación y a su gobierno, por lo que practican sus líderes. Podemos ver cómo los pequeños errores de tales líderes les desprestigian; cómo erran al otorgar autoridad a personas indignas, personas inmaduras o con intereses personales. Podemos citar ocasiones cuando personas con malas intenciones han puesto trampas para hacer daño a sus enemigos, y cómo al final, ellos mismos han caído en sus propias trampas.

Podemos observar cómo, la importancia dada al entretenimiento, los deportes y los placeres, consumen el tiempo que podría ser utilizado para construir cosas más importantes, especialmente, en dedicar más tiempo a buscar al Dios vivo y verdadero de la Biblia. Podemos ver que, poner la economía en primer lugar, por encima de los valores morales y familiares, trae la ruina a tal nación.

Podemos fijarnos en cómo, la auto-indulgencia de los gobernantes, la promoción de programas y proyectos insensatos y la falta de sentido común, toman el lugar de mantener los principios espirituales que protegen y defienden al pueblo. Estas verdades, predicadas por el rey Salomón, no solamente se aplican a los gobiernos de las naciones seculares, sino también a organizaciones y grupos de cristianos.



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