Libro del Profeta Daniel

Libro del Profeta Daniel

Libro del Profeta Daniel

 

Un estudio expositivo por Lowell Brueckner

 

Capítulo 8

 

El periodo de los griegos

Capítulo 8:1-27

  1. En el año tercero del reinado del rey Belsasar, se me apareció a mí, Daniel, una visión, después de aquella que se me había aparecido anteriormente.

  2. Cuando miré en la visión, sucedió que al mirar, yo me encontraba en la ciudadela de Susa, que está en la provincia de Elam, y vi en la visión que yo estaba junto al río Ulai.

  3. Alcé, pues, mis ojos y miré, y he aquí que un carnero estaba delante del río. Tenía dos cuernos, y los dos cuernos eran altos, pero uno era más alto que el otro, y el más alto creció el último.

  4. Vi al carnero dando cornadas al oeste, al norte y al sur, y ninguna bestia podía mantenerse en pie delante de él, y nadie podía librarse de su poder. Hacía lo que quería, y se engrandeció.

  5. Estando yo observando, he aquí, un macho cabrío venía del occidente sobre la superficie de toda la tierra sin tocar el suelo; el macho cabrío tenía un cuerno prominente entre los ojos.

  6. Se dirigió al carnero que tenía los dos cuernos, que yo había visto parado delante del río, y lo acometió con la furia de su poder.

  7. Lo vi venir junto al carnero, y enfurecido contra él, hirió al carnero y le rompió los dos cuernos, y el carnero no tenía fuerza para mantenerse en pie delante de él; lo arrojó en tierra y lo pisoteó, y no hubo nadie que librara al carnero de su poder.

  8. El macho cabrío se engrandeció sobremanera, pero en cuanto llegó a ser poderoso, el gran cuerno se le rompió, y en su lugar le salieron cuatro cuernos prominentes hacia los cuatro vientos del cielo.

  9. Y de uno de ellos salió un cuerno pequeño, que creció mucho hacia el sur, hacia el oriente y hacia la Tierra

  10. Creció hasta el ejército del cielo, e hizo caer a la tierra parte del ejército y de las estrellas, y las pisoteó.

  11. Se engrandeció hasta igualarse con el Jefe del ejército, le quitó su sacrificio continuo y fue derribado el lugar de su santuario.

  12. Y el ejército será entregado al cuerno junto con el sacrificio continuo a causa de la transgresión; arrojará por tierra la verdad y hará su voluntad y prosperará.

  13. Oí entonces hablar a un santo, y otro santo dijo al que hablaba: ¿Hasta cuándo durará la visión del sacrificio continuo, de la transgresión que espanta, y de que el lugar santo y el ejército sean pisoteados?

  14. Y le respondió: Por dos mil trescientas tardes y mañanas; entonces el lugar santo será

 

Ahora Daniel escribe en hebreo para su pueblo, porque esta visión tiene consecuencias que afectarán a “la Tierra Hermosa”. Como sucede con el Antiguo Testamento, nosotros, los no judíos, tenemos que ser injertados en la historia, la literatura y la profecía de Israel. Cada gentil tiene que humillarse y acercarse a esta pequeña tierra que Dios ha elegido para Sí. Tenemos que recibir las enseñanzas de Su pueblo, como lo hicieron muchos, en tiempos del Antiguo y Nuevo Testamento.

Un profeta no recibía iluminación divina por el poder de su voluntad, sino según el propósito de Dios. Él es quien elige lo que quiere revelar, así como el tiempo y lugar en el que hacerlo. El hombre no tiene nada que ver en esto, solamente debe estar dispuesto y a Su disposición. El sueño de Daniel aconteció al principio del reinado de Belsasar, en el año 553 a.C. y ahora, dos años después, en el 551 a.C., tuvo esta visión adicional. Ahora, estando en Susa, junto al río Ulai, alzó sus ojos.

El sueño anterior tenía que ver con cuatro bestias, pero la visión reveló más sobre dos de ellas. El oso ahora se representa como un carnero con dos cuernos, uno sobre el otro, pero el más alto apareció después. Este capítulo muestra al leopardo del capítulo 2 como un macho cabrío con un cuerno “prominente”. Se trataba de una visión progresiva, ya que añade nuevos detalles al sueño anterior. Hay un principio espiritual que tiene que ver con un proceso progresivo que obra en la vida de cada creyente: “La senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto” (Pr.4:18).

Daniel (si estaba físicamente o si sólo fue en visión, no sabemos) estaba en la que sería la futura capital de Persia, la ciudad de Susa, a unos 400 km. de Babilonia, que era una fortaleza en el tiempo de Belsasar. Estaba situada en la provincia de Elam, próxima a la provincia central de Babilonia. Ester vivió en el palacio de la ciudad cuando Persia estaba en auge y reinaba sobre 127 provincias, desde Etiopía hasta la India. El río Ulai fluía por un lado de la ciudad y entraba en los ríos Tigris y Éufrates.

El carnero estaba en la orilla del río Ulai, conquistando en todas direcciones sin ninguna oposición. Entonces, un macho cabrío vino desde el oeste, tan rápidamente, que sus pies ni siquiera tocaban la tierra, y con gran furia atacó al carnero. Era tanta su ira, que le derribó y le pisoteó, rompiéndole los dos cuernos; ahora, el carnero estaba indefenso, sin nadie que le ayudara.

Cuando el macho cabrío tomó el poder, su cuerno fue quebrado y otros cuatro cuernos tomaron su lugar. Uno de estos cuernos es especialmente importante en la profecía, aunque al principio se trataba de un “pequeño cuerno”. Se engrandeció al sur, al oriente y en “la Tierra Hermosa”. Este cuerno podía entrar en las esferas espirituales, levantándose contra los propósitos y gente, elegidos por el cielo, representados aquí como estrellas. Tuvo cierto éxito en la guerra espiritual, logrando hacer caer a algunas de las estrellas y, como hizo su predecesor, pisoteó a sus enemigos derrotados.

Debido a su grandeza, osó desafiar al Jefe del ejército, el Mesías venidero, a quien apuntaban todos los sacrificios de los judíos. Dirigió su ataque contra el templo, es decir, el santuario, especialmente, a los holocaustos, ofrecidos cada mañana y tarde. Debido a la transgresión del pueblo, le fue dado poder para derribar el santuario y prosperar, arrojando la verdad por tierra.

Sin embargo, su éxito fue algo provisional, como sucede con la prosperidad de todos los hombres y demonios. Un santo habló y otro le preguntó algo para el beneficio de Daniel, y también para el de todos los lectores, el judío primero, y también para todos los que se aproximan a Dios por medio de la palabra de los judíos y su profeta, Daniel.

La pregunta tenía que ver con el tiempo que duraría el éxito del cuerno contra el sacrificio continuo y en pisotear el templo y al ejército de estrellas. Fue utilizado un término que, en forma semejante, aparecerá hasta terminar el libro… la versión LBLA lo llama “la transgresión que espanta”, y la RV60, “la prevaricación asoladora”. Jesús lo designó como, “la abominación desoladora” (Mt. 24:15). El primer santo dio la respuesta y declaró que serían dos mil trescientos días de sacrificios de la tarde y la mañana (6 años y 110 días), antes de que todo volviese a la normalidad, según Dios lo había ordenado. Esto sería de suma importancia para los judíos en el futuro y, debido a que Daniel lo escribió en hebreo, la profecía les fue dirigida a ellos.

  1. Y sucedió que después que yo, Daniel, había visto la visión, y trataba de comprenderla, he aquí, vi de pie, ante mí, uno con apariencia de hombre.

  2. Y oí una voz de hombre entre los márgenes del Ulai, que gritaba y decía: Gabriel, explícale a éste la visión.

  3. Él se acercó adonde yo estaba, y cuando llegó, me aterroricé y caí sobre mi rostro, pero él me dijo: Entiende, hijo de hombre, que la visión se refiere al tiempo del fin.

  4. Mientras él hablaba conmigo, caí en un sueño profundo con mi rostro en tierra; él me tocó y me hizo incorporar donde yo estaba.

  5. Y dijo: He aquí, te voy a dar a conocer lo que sucederá al final de la ira, porque se refiere al tiempo señalado del fin.

  6. El carnero que viste, con los dos cuernos, representa a los reyes de Media y de

  7. Y el macho cabrío peludo representa al reino de Grecia, y el cuerno grande que está entre sus ojos es el primer rey.

  8. Y el cuerno roto y los cuatro cuernos que salieron en su lugar representan cuatro reinos que se levantarán de su nación, pero no con su poder.

  1. Y al final de su reinado, cuando los transgresores se acaben, se levantará un rey, insolente y hábil en intrigas.

  2. Su poder será grande, pero no por su propio poder; destruirá en forma extraordinaria, prosperará y hará su voluntad; destruirá a los poderosos y al pueblo santo.

  3. Y por su astucia hará que el engaño prospere por su influencia; él se engrandecerá en su corazón, y destruirá a muchos que están confiados. Aun se levantará contra el Príncipe de los príncipes, pero será destruido sin intervención humana.

  4. Y la visión de las tardes y de las mañanas que ha sido relatada, es verdadera; pero tú, guarda en secreto la visión, porque se refiere a muchos días aún lejanos .

  5. Yo, Daniel, me sentí agotado y enfermo algunos días. Después me levanté y atendí los asuntos del rey; pero yo estaba espantado a causa de la visión, y no había nadie que la

 

Cuando Dios permite a una persona tener una experiencia extraordinaria, no es solamente para experimentar algo milagroso, sino porque tras ello hay un significado. Daniel buscó la interpretación de la visión. Un ser, como un hombre, al que Dios hablaba, llamándole Gabriel, un poderoso de Dios, estaba delante de Daniel y se le acercó. Es la primera vez que, en el Antiguo Testamento, se da el nombre del ángel.

Siglos después, este mismo ángel se le aparecerá a un aldeano, sacerdote anciano, llamado Zacarías, de las colinas de Judea, que estaba sirviendo por un mes en el templo de Jerusalén. Probablemente, fue la primera y última vez que tuvo tal privilegio. Gabriel se le apareció “a la derecha del altar del incienso” (Lc.1:11,19), anunciándole el milagroso nacimiento de su hijo, Juan Bautista. Al sexto mes del embarazo de su mujer, Gabriel se apareció a una joven virgen, llamada María, declarándola que sería la madre del niño Cristo.

Conoceremos más acerca de Gabriel en este libro. La presencia de un ángel aterrorizó al hombre de Dios, que cayó sobre su rostro “en un sueño profundo”, y sólo por el toque del ángel pudo avivarse. Imagínate el impacto producido en Saulo de Tarso y el apóstol Juan, al tener un encuentro con el Hijo de Dios glorificado.

En primer lugar, Gabriel le hizo saber acerca del tiempo del cumplimiento de esta visión, llamándolo el “tiempo del fin”. Después, el ángel definió más claramente el tiempo como “al final de la ira el tiempo señalado del fin y al final de su reinado. En este caso, “el tiempo del fin” se refiere al cumplimiento de todas las cosas reveladas en esta visión, marcando el fin del periodo de los griegos.

Quizás habías discernido la interpretación del carnero y el macho cabrío, ya que los habíamos visto como la segunda y tercera bestias en el sueño de Daniel. Ahora, claramente, el ángel revela que el carnero representa al reino medo-persa. Media era el reino más antiguo, después se formó Persia, que era el más poderoso de los dos.

El macho cabrío era Alejandro Magno que, con un pequeño ejército de treinta y cinco mil hombres, vino desde poniente y, en solamente doce años, conquistó el mundo entero. Se dice de él que lloró por no tener nada más que conquistar en el mundo, y murió a la edad de 33 años. Él representaba la furia griega, causada por las repetidas invasiones de los persas. Los griegos, aunque no llegaron a ser conquistados, nunca se olvidaron de las malas intenciones de los persas. Alejandro extendió la cultura y lenguaje de Grecia por todo el mundo, pero “el cuerno fue roto” debido una muerte temprana. Sus conquistas fueron divididas, después de veintidós años de conflictos entre sus cuatro generales… “hacia los cuatro vientos del cielo”.

Ninguno de estos oficiales tuvo el poder de Alejandro, aunque siguieron esparciendo la cultura y el lenguaje griegos en sus cuatro dinastías. La influencia griega (la helenización) continuó hasta el tiempo de Cristo, razón por la que nuestro Nuevo Testamento fue escrito, originalmente, en griego clásico. Uno de los cuatro generales, el General Seleuco, tomó control sobre un territorio que incluía Siria, Fenicia, Babilonia y Media. Otro importante territorio fue tomado por Ptolomeo, e incluía Egipto y Arabia.

El termino cuerno pequeño es el mismo que se utilizó en el capítulo 7; sin embargo, no representan la misma cosa. El pequeño cuerno del capítulo 7 apareció entre diez cuernos relacionados con el Imperio Romano, y reemplazó a tres de ellos. En este capítulo, el cuerno pequeño aparece entre cuatro cuernos, relacionados con el periodo griego. El pequeño cuerno del capítulo 7 describe al Anticristo, pero el pequeño cuerno del capítulo 8 también tiene un significado importante para los estudiantes de la profecía. Seguro que Antíoco Epifanes es conocido por ellos, y cada uno de los lectores de estos comentarios también debe familiarizarse con él.

Es un prototipo del Anticristo por su maltrato e interferencia entre los judíos y su adoración. También es un prototipo porque apareció antes de la primera venida de Cristo, y el Anticristo final vendrá antes de Su segunda venida. Hay un libro histórico, llamado Macabeos, que describe los eventos de su día. Antíoco obtuvo la sección siria de la dominación griega, ocho generaciones después de la muerte de Alejandro, entre el 176 y 164 a.C., y Antioquia, Siria, era la capital.

Como sucedió con muchas de las naciones enemigas, Dios le concedió poder para disciplinar a Su pueblo… cuando “los transgresores lleguen al colmo” (v.23, RV60). Antíoco prosperó por el engaño, fingiendo tener relaciones pacíficas con los judíos al principio. Terminó su reinado, desafiando al Dios de Israel y al Cristo venidero, persiguiendo a los sacerdotes y profanando su templo, sacrificando en él una cerda sobre el altar. El Anticristo actuará de la misma manera en el futuro.

Podemos estar seguros de que también introdujo la religión pagana e idólatra de los griegos*. En el año 167 a.C., él asesinó a cuarenta mil habitantes de Jerusalén y vendió cuarenta mil más como esclavos. Hizo que Jerusalén quedara desolada y que los judíos abandonaran la adoración en el templo, dando por terminado el sistema de sacrificios. Seguramente, bajo el juicio de Dios, quebrado por la locura y una enfermedad intestinal, sufrió una muerte horrible.

Por fin, los dos mil trescientos días se cumplieron y el poder griego llegó a su fin. Después empezó el periodo romano. Como mencionamos en el versículo 14, el santuario fue restaurado; se eligió un sacerdocio para servir y se inauguró una nueva fiesta llamada, en el Nuevo Testamento, “La Fiesta de la Dedicación” (Jn.10:22), también conocida como “La Fiesta de Luces”. Hoy en día, toda la ciudad está iluminada con una expresión de gozo. Probablemente has oído el saludo judío, “¡Feliz Hanukká!” (Janucá). La fiesta, que aún se continúa celebrando, empieza el 15 de diciembre y dura ocho días.

*Una razón, entre varias, por la que no estoy, dogmáticamente, de acuerdo con el drama “cristiano”, especialmente el mimo, que solamente ha sido popular en la iglesia evangélica durante las últimas décadas, es porque viene directamente de la religión y cultura griega, que era idólatra y perversa (la homosexualidad era muy común entre la sociedad griega y a Alejando Magno se le relacionó, muy justamente, con la homosexualidad). Las mismas palabras drama y mimo están directamente traducidas del griego. Wikipedia dice: “La actuación temprana del mimo se originó en la Antigua Grecia; el nombre se tomó de un único bailarín enmascarado llamado Pantomimus”.

En los tiempos de Jesús, los romanos habían adoptado, en gran medida, la cultura y religión griegas, y los teatros eran muy populares en todo el Medio Este. Existían también en Israel. En el Nuevo Testamento no tenemos ninguna sugerencia para utilizar el drama con el fin de presentar el evangelio. Es inconcebible que Jesús y Sus discípulos pudieran participar de tales cosas. El evangelio es la declaración verdadera de una realidad verdadera, que se presenta mediante la predicación (proclamación). Presentar el evangelio fingidamente a través de un drama desacredita el mismo mensaje. El drama es una manera muy pervertida de presentarlo y, seguramente, Pablo lo definiría como ‘otro evangelio’.

Jesús utilizó las palabras hipocresía, hipócrita, o hipócritas, muchas veces en los Evangelios, para condenar la espiritualidad fingida de su día. Ésta también era una palabra griega, relacionada con el teatro. Buscando la etimología (el origen) de la palabra, hallé lo siguiente: “Los antiguos griegos eran apasionados del teatro. Las palabras (entre otras) drama, hipócrita, pantomima, teatro, nos vienen del teatro griego, precisamente”.

La definición completa del diccionario griego de Strongs dice lo siguiente: “Un actor, asumiendo el papel de un personaje (un actor del escenario), es decir (figurativamente), un disimulador”. Jesús demostraba Su desprecio por tal actividad, directamente acusando a los religiosos de ser (como más comúnmente entendían la palabra en su día) “actores de teatro”.



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