Carta a los Gálatas

Carta a los Gálatas

Carta a los Gálatas

 

Un estudio expositivo por Lowell Brueckner

 

Capítulo 4

Los abecés del mundo

Gálatas 4:1-16

  1. “Pero también digo: Entre tanto que el heredero es niño, en nada difiere del esclavo aunque es señor de todo;

  2. sino que está bajo tutores y curadores hasta el tiempo señalado por el

  3. Así también nosotros, cuando éramos niños, estábamos en esclavitud bajo los rudimentos del mundo.

  4. Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley,

  5. para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de

  6. Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre!

  7. Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de ”

 

Pablo continúa ilustrándonos a un guardián de niños. Esta costumbre, entre los romanos y griegos, sirve para demostrar el propósito de la ley y de la fe. También muestra que el heredero espiritual, antes de que llegue a creer, le pertenece al Padre. Su tutor tiene que ver en la vida del niño cómo la ley va haciendo su obra por medio de él, para finalmente convencerle, si es sabio, de que es un pecador sin remedio. El niño no sabe ni quién es hasta que su corazón es alumbrado y puede entender el verdadero propósito de su existencia. Es entonces, cuando entra en su herencia.

Verás también que el padre es quien decide la fecha de su “conversión”, de un cambio en su ser de forma práctica; es cuando el esclavo se convierte en hijo y heredero. Poder entender esta ilustración es poder entender los caminos de Dios, llevando a los Suyos hasta que pueden entrar en el evangelio. No hay manera legítima de poder malinterpretar la enseñanza de Pablo y adaptarla para poder apoyar una doctrina opuesta, porque claramente declara “así también nosotros”, los creyentes, pasamos por un proceso espiritual semejante.

El paralelo espiritual es el siguiente. Empezamos la vida en esta tierra como esclavos, sujetos a un esclavo, que es nuestro tutor, sin que haya diferencia entre nosotros y los ciudadanos de este mundo. Durante este tiempo, aprendemos a vivir en esclavitud. Éramos esclavos del pecado y también estábamos esclavizados a “los rudimentos del mundo”. Estos rudimentos son “los abecés” del sistema mundano, las leyes por las que se rige, incluyendo su sistema religioso. Estos son los caminos de la carne, jamás pueden ser los caminos del Espíritu de Dios.

Comenta Warren Wiersbe: “Durante 15 siglos, Israel estuvo en el ‘jardín de infancia’ y el colegio, aprendiendo los “abecés espirituales”, preparándose para la llegada de Cristo. Después, recibió la revelación completa, porque Jesucristo es “el Alfa y Omega” (Ap.22:13, el alfabeto, desde la ‘A’ hasta la ‘Z’); Él abarca todo el alfabeto de la revelación de Dios al hombre. Él es la última Palabra de Dios (He.1:1-3)”.

 

Los gálatas fueron para atrás, a la inmadurez, como todos los cristianos que son atraídos a vivir bajo la ley. Aprecio estos comentarios que también son de Wiersbe: “Una de las tragedias del legalismo es que da una apariencia de madurez espiritual, pero, en verdad, dirige al creyente hacia ‘una segunda niñez’ de experiencia cristiana. Los cristianos gálatas, como la mayoría de los creyentes, anhelaban crecer y adelantarse en Cristo; sin embargo, lo hicieron de forma incorrecta. Su experiencia no es muy diferente a la de los cristianos de hoy en día, que se involucran en varios movimientos legalistas, esperando ser mejores cristianos. Sus motivos pueden ser correctos, pero sus métodos no lo son” .

Volviendo al asunto de la redención y la heredad, encontramos en el libro de Rut un ejemplo excelente, basado en una ley del Antiguo Testamento (Dt.25:5-10), precisamente sobre este tema. El destino de Rut era llegar a ser la esposa de Booz, pero había un problema legal. Existía un “redentor” más cercano por parte del primer marido de Rut, Mahlón, que estaba obligado a actuar y producir un heredero para él. Pero el “redentor”, delante de algunos testigos, dijo a Booz: “Yo no podré redimir” (Rut 4:6). Booz, entonces, tomó su lugar, cumpliendo así la ley a favor de Rut, quedando ella libre para ser su esposa.

La doctrina de Pablo nos enseña que, cuando estábamos bajo la ley, ésta, no podía redimirnos. “Lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu” (Ro.8:3-4).

Pablo demuestra que su doctrina es constante, confirmando la misma enseñanza de Romanos aquí en Gálatas. En Su tiempo soberano, Dios envió a Su Hijo con todos los requisitos necesarios para cumplir Su propósito. Fue nacido de una mujer, ya que tenía que hacerse hombre para poder redimir al hombre. Fue nacido bajo la ley, la cual cumplió perfectamente, de hecho, es el Único que fue perfectamente justo al guardar a la ley. Él podía redimirnos porque no tenía ningún pecado propio por el que tener que pagar. Quisiera añadir que, como Booz, Él siguió la ley del Espíritu y no la de la carne. Dios no está satisfecho con que nosotros obedezcamos al pie de la letra su ley. Él se fija en nuestro corazón y espera que cumplamos Su voluntad motivados por los anhelos producidos en la profundidad de nuestro interior. Quiere que actuemos por amor, libremente, y que no lo hagamos por un sentir de obligación. Ésta es la ley cristiana, lo que Santiago llama la ley perfecta de la libertad (Stg.1:25); es la ley del amor. Cristo actuó según esta ley. Además, tenía todo el poder para redimir porque actuó según la omnipotencia de Dios en la carne.

Por ello, nosotros podemos ser adoptados en la familia de Dios como adultos y entrar en la heredad que Dios ha designado para Sus hijos. Dios siempre hace mucho más de lo que es necesario, debido a su abundante generosidad. Para ilustrarlo no puedo poner ningún ejemplo de lo que hay en el mundo, porque es incomparable. Es casi imposible explicarlo con palabras, aunque lo intentaré. Tenemos doble entrada a la familia de Dios, una por la adopción y otra por el nacimiento. Aunque seamos bebés, recién nacidos de nuevo, todas las promesas del Señor no esperan hasta que seamos maduros, sino que ya son nuestras. Entran en nuestras vidas plenamente, completas y perfectas, igual que para la persona adoptada en una familia, que está funcionando con todas sus facultades.

Jesús nos enseñó a orar: “Padre nuestro”, pero Jesús mismo oró: “Abba, Padre” (como lo cuenta Marcos 14:36). Mateo, hablando de la misma oración (26:29,31), usa las palabras: “Padre mío”.

¿Recuerdas que vimos que la promesa a Abraham fue hecha por el Padre a su Simiente? Pablo también nos incluye en la promesa, por medio del Espíritu de Su Hijo, con una declaración singular y muy personal: “Abba, Padre” “Padre mío” (también Ro.8:15). Cada cristiano tiene una relación directa con el Padre y solamente Su Hijo es mediador entre ellos. El mismo espíritu del catolicismo romano puede seguir funcionando en una persona, aunque ésta ya no esté en esa iglesia, si sigue dependiendo de un líder humano, aunque no le llame sacerdote, sino pastor. Estamos aprendiendo en esta epístola que depender del hombre es una perversión del evangelio y una ofensa hacia Dios. ¡Fuera con cada forma pervertida de paternalismo humano!

Cada cristiano que depende del hombre, confía en su intercesión y acude a él, en lugar de ir directamente a Dios en oración, demuestra así que sigue siendo un esclavo y no un hijo. Cuando una persona nace de nuevo, es adoptada en la familia de Dios y es hecha heredera del Dueño de todo. Su manera de actuar será acercarse, personalmente, a un Padre amoroso, por medio de la oración y, de esta forma, tomará posesión de su herencia.

  1. “Ciertamente, en otro tiempo, no conociendo a Dios, servíais a los que por naturaleza no son dioses;

  2. mas ahora, conociendo a Dios, o más bien, siendo conocidos por Dios, ¿cómo es que os volvéis de nuevo a los débiles y pobres rudimentos, a los cuales os queréis volver a esclavizar?

  3. Guardáis los días, los meses, los tiempos y los años.

  4. Me temo de vosotros, que haya trabajado en vano con

  5. Os ruego, hermanos, que os hagáis como yo, porque yo también me hice como Ningún agravio me habéis hecho.

  6. Pues vosotros sabéis que a causa de una enfermedad del cuerpo os anuncié el evangelio al principio;

  7. y no me despreciasteis ni desechasteis por la prueba que tenía en mi cuerpo, antes bien me recibisteis como a un ángel de Dios, como a Cristo Jesús.

  8. ¿Dónde, pues, está esa satisfacción que experimentabais? Porque os doy testimonio de que, si hubieseis podido, os hubierais sacado vuestros propios ojos para dármelos.

  9. ¿Me he hecho, pues, vuestro enemigo, por deciros la verdad?”

 

El apóstol se dirige a los antiguos gentiles paganos que no sabían nada del Dios verdadero y estaban hundidos en la idolatría. La idolatría es una parte de “los rudimentos del mundo”, y todos los rudimentos esclavizan. Todo el reino de las tinieblas es una esfera de esclavitud que no sabe nada acerca de la verdadera libertad. Está gobernado por una religión pervertida y anormal, que es también dura y cruel.

Hace pocos años descubrí el versículo 9, aunque lo había leído durante cincuenta y cinco o sesenta años. Creo que este descubrimiento es un ejemplo de lo que significa la palabra griega rhema. Los carismáticos enseñan que es alguna revelación extra-bíblica, a la que llaman palabra de Dios, y a veces alteran grandemente sus vidas, obedeciéndola. Yo veo que esta práctica es extremamente peligrosa y he visto consecuencias tristes como resultado de esta doctrina. Dios, sí, puede hablarnos de distintas maneras, pero nunca debemos ponerlas al mismo nivel que la Escritura. Yo creo que rhema es una parte de logos, que es la palabra completa revelada de Dios. Rhema viene a nosotros en cierto momento de nuestras vidas, cuando lo necesitamos, y hace que esta porción de logos se avive para nosotros.

Siempre he pensado que la parte más grande de la vida cristiana es nuestro conocimiento de Dios. Jesús oró al Padre: “Ésta es la vida eterna; que conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado” (Jn.17:3), revelándonos que, conocer al Padre y al Hijo, fue adjuntado a la vida eterna. Cuando somos salvos, nos encontramos personalmente con Dios y empezamos a conocerle. ¿Qué puede ser más grande que esto?

Sin embargo, con las dos palabras del versículo 9, más bien”, Pablo indica que hay algo todavía más grande. ¡El conocimiento más grande en la cristiandad es saber que Dios te conoce a ti! De manera semejante, en 1 Corintios 8:3, Pablo enseña: “Si alguno ama a Dios, es conocido por él”. Primero es conocido por Dios, y después le ama. Es el mismo orden que debemos ver en la mujer que ungió a Jesús. Primeramente, fue perdonada y, por esta razón, ella le amó. Esta verdad se hace muy clara en el contexto de Lucas 7:40-50.

Zaqueo se subió a un árbol por un deseo de conocer a Cristo, pero antes de encontrarle, Jesús le llamó, “Zaqueo”. Saulo de Tarso era un enemigo de Cristo, sin deseos de conocerle, hasta que, de repente, fue sorprendido por una luz del cielo y escuchó la voz: “Saulo, Saulo. En la oración de Juan 17, Jesús nos enseñó que Sus discípulos pertenecen al Padre y le fueron entregados a Él, al Hijo.

Una vez más, Pablo se refiere “a los débiles y pobres rudimentos” del mundo religioso que no tienen que ver con el cristianismo. Los judaizantes, apoyados por judíos creyentes, estaban enseñando a las iglesias de Galacia a observar las fiestas judías y los días religiosos. Este problema también ocurre al finalizar el libro de Romanos. Pablo enseñaba la tolerancia y paciencia que había que tener con los, especialmente judíos, que debido a su conciencia continuaban guardando el sábado, los días festivos y obedeciendo leyes sobre los alimentos.

En la iglesia primitiva y durante toda la historia de la iglesia, los cristianos se han reunido el domingo, el primer día de la semana, para celebrar la resurrección del Señor. El Señor se levantó de entre los muertos ese día; Pentecostés ocurrió ese día; y el Señor siempre se apareció a Sus discípulos ese día (sin más detalles sobre el tema, simplemente os dejaré unos versículos para que los contempléis… Lc.23:56; 24:1,4,5,6; Jn.20:19, 26; Hch.20:7; 1 Co.16:2). Los primeros cristianos llamaban a ese día, “el día del Señor” (Ap.1:10). También, por toda la cristiandad, tradicionalmente se ha celebrado la Navidad y la Semana Santa.

Especialmente importante, relacionado con este asunto, es la actitud hacia estas observaciones, y la palabra clave que estoy utilizando es “celebrar”. Es sano celebrar esos días, pero es una esclavitud guardarlos con temor legalista. En el Antiguo Testamento Dios también buscaba verdaderos adoradores: “Si en mi día santo lo llamares delicia, santo, glorioso de Jehová entonces te deleitarás en Jehová (Is.58:13-14).

Ahora, Pablo ruega amorosamente a los gálatas, de forma personal, llamándoles hermanos. Teme que su trabajo entre ellos, presentándoles y ofreciéndoles entrar en el evangelio, pueda ser en vano.

¿Sería una enfermedad lo que detuvo a Pablo en Galacia, fuera de sus intenciones originales? ¿Sería esa la razón por la que pudieron escuchar su mensaje? Él se hizo como un gentil, viviendo libremente entre ellos, sin las ataduras de sus costumbres judías. Él quería que ellos volvieran a la misma libertad que tenían con él desde el principio.

Al principio, con el gozo de las buenas nuevas, aceptaron totalmente a Pablo, quien aparentemente no era una persona atractiva. El que predica sobre la cruz, tiene que vivir una vida crucificada, incluso en cuanto a su apariencia y personalidad. Dios, por Su Espíritu, obrará por medio de él, atrayendo a las personas a través de medios que, natural y normalmente les harían alejarse. Jesús dijo que Él atraería a los hombres a la cruz, la escena más repulsiva que se pueda imaginar. No es un hermoso rostro, ropa elegante, ni talentos humanos, lo que debe ser manifestado para promocionar el evangelio. Leonard Ravenhill dijo muchas veces: “¡Un incendio no hay promocionarlo!”  No existe incendio que capte más la atención del público que el fuego del Espíritu Santo. ¡Moisés fue atraído hacia una llama! En el siglo XXI casi se ha olvidado este principio, porque los cristianos utilizan todas las atracciones del mundo para atraer al público.

A los ojos del mundo, la condición de Pablo era motivo de burla y desprecio, pero el ojo de la fe vio un ángel, es decir, un mensajero, enviado por Dios. Él vino en el nombre de Cristo y así fue recibido. No solamente le recibieron, sino que le amaron, hasta el punto de que los gálatas hubieran cambiado su buena salud por la enfermedad de Pablo. Ahora, la pregunta es, ¿qué ha pasado?

¿Cuándo y cómo se desvaneció, hasta esfumarse, esta actitud, bendecida por Dios, en el corazón de los gálatas? Poco a poco fueron creyendo una mentira y la verdad ya no era preciosa para ellos.

Querido amigo, el mundo tiene un gran problema con la verdad y, cuando la iglesia se vuelve a “los rudimentos del mundo”, hereda el odio que el mundo tiene para la verdad. Este fue el problema en Israel, desde el tiempo de los profetas hasta el tiempo de Cristo. Los falsos profetas fueron alabados y los que llevaban la verdad fueron perseguidos y matados. Sin embargo, Jesús dijo: “Yo soy la verdad”, demostrando así la estima que la Deidad tiene por esta virtud. Nada es más precioso para Dios que la verdad, y la ama más que a las almas de los hombres. Pienso que los siguientes versículos son algunos de los más asombrosos en la Escritura: “Por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira, a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad” (2 Ts.2:10-12).

Esclavos y libres

Gálatas 4:17-31

  1. “Tienen celo por vosotros, pero no para bien, sino que quieren apartaros de nosotros para que vosotros tengáis celo por ellos.

  2. Bueno es mostrar celo en lo bueno siempre, y no solamente cuando estoy presente con

  3. Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros,

  4. quisiera estar con vosotros ahora mismo y cambiar de tono, pues estoy perplejo en cuanto a vosotros.”

Pablo acaba de describir la relación que tenía con los gálatas. El hecho de visitar ese territorio no era un plan de Pablo, sino que Dios utilizó una enfermedad para que se detuviese allí. Mientras estuvo en Galacia, el amor de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, les unía mutuamente.

Era más que un amor natural, porque se manifestó por razones normalmente repulsivas. Ellos amaban a Pablo a pesar de su apariencia física y le recibieron como a un mensajero de Cristo. ¿Cuál era su mensaje? … el mensaje de la cruz, “para los judíos ciertamente tropiezo, y para los gentiles locura” (1Co.1:23). Todo esto demuestra una obra sobrenatural de otro mundo y, sobre todo, una relación basada en la verdad eterna.

Después, empieza a escribir acerca de la nueva relación entre los falsos maestros judaicos y las iglesias de Galacia, y cómo esa relación no añadía nada a la obra de Dios, nada bueno iba a resultar de ella. Habían sido atraídos y engañados por las maneras que habían aprendido del mundo, que son de la carne. Se habían vuelto de los caminos espirituales y celestiales.

Una de las características de las sectas falsas es que se concentran en los creyentes y no en los paganos. Pablo revela sus métodos. Primeramente, declara: “Tienen celo por vosotros”. Normalmente esto debería ser positivo, como aclara en el siguiente versículo, pero en este caso, los judaizantes complacen el orgullo de la carne, haciendo que los gálatas se sientan bien consigo mismos. Utilizan la estrategia de la auto-importancia, adulando a sus estudiantes, algo muy diferente a lo que hacía Pablo, que siempre hablaba la verdad.

En segundo lugar, ellos intentan aislarles… “quieren apartaros” (de nosotros no está en el texto original), usando la táctica del exclusivismo. Quieren que sus discípulos se aparten totalmente de otras influencias para poder adoctrinarles según sus puntos de vista y maneras. Y, en tercer lugar y como resultado, quieren que su presencia entre los creyentes sea de suma importancia… “para que vosotros tengáis celo por ellos”.

Hoy en día, podemos ver este mismo método en las sectas. Ellos degradan a las iglesias, afirmando ser ellos los únicos verdaderos cristianos o, cuando menos, los mejores. Desaniman o prohíben totalmente a sus miembros a recibir enseñanza de otras fuentes, como literatura o grabaciones. De esa manera, enseñan al pueblo a depender totalmente de ellos y, como hemos visto, ésta es la mayor preocupación de Pablo, desde el comienzo de su carta; ve que los gálatas están fijándose en los hombres y no en Dios. El libro de los Hechos relata cómo Pablo y Bernabé, durante su tiempo en Galacia, “los encomendaron al Señor en quien habían creído” (Hch.14:23). El tiempo más largo que Pablo estuvo en un lugar fueron tres años. Escribió a los corintios: “Os he desposado con un solo esposo” (2 Co.11:2). Su trabajo era presentar a Cristo a los creyentes y, después de hacerlo, seguía su camino.

En los versículos 14 y 15, Pablo nos dio un ejemplo del buen propósito que puede resultar de una relación íntima entre los cristianos. He estado pensando, durante algunos días, en las palabras acerca de Lázaro, en el Evangelio de Juan: “El que tú amas está enfermo”, y en lo que Jesús dijo a Sus discípulos: Nuestro amigo Lázaro se ha dormido” (Jn.11:3,11). Mostrar celo por personas o, en otras palabras, que haya personas creyentes que sean importantes para ti, es una parte hermosa del verdadero cristianismo.

Un antiguo dicho declara: “Fuera de la vista, fuera de los pensamientos”, pero al referirse a las verdaderas relaciones existe otra expresión: “La ausencia hace que el amor del corazón crezca”. Éste es el sentir que Pablo quiere ver en los gálatas, porque es el que él tiene en su corazón. El amor de Dios crece en el corazón cuando los cristianos se separan.

Es un amor asentado en el corazón, y lo expresa en la siguiente frase: “Hijos míos”. Pablo les ama con el amor del Señor y este amor ahora le causa dolor. Alguien ha notado en esta palabra de Pablo a los efesios, “no contristéis el Espíritu de Dios” (4:30), que solamente el amor puede causar tristeza. La ira puede ser provocada por amigos o enemigos, pero la tristeza es una manifestación del amor.

Pablo está contristado hasta el punto de “sufrir dolores de parto”. Está obrando en unión con el Espíritu Santo y siente lo mismo que Dios en su corazón. Él está sufriendo dolores y Pablo también los sufre. Warren Wiersbe comenta algo que también mi esposa y yo seguramente hemos experimentado: “Parece que nosotros, los padres, nunca perdemos el amor por nuestros hijos, aunque sean adultos. ‘Cuando son pequeños es difícil mantenerles de la mano, pero al ser maduros, seguimos llevándoles en el corazón. Me acuerdo oír a mi madre decir: ‘Cuando son pequeños, pisotean los dedos de los pies; pero al madurar, pisotean tu corazón.’

 

Los gálatas habían retrocedido a los viejos caminos del legalismo y no manifestaban la presencia de Cristo en sus vidas. Pablo deseaba poder estar entre ellos para hablarles personalmente y contestar las dudas que se habían formado en su corazón. Ahora, al descubrir sus propios sentimientos, vuelve a la enseñanza doctrinal, a la Escritura. Escribe otra vez refiriéndose a Génesis.

  1. Decidme, los que queréis estar bajo la ley: ¿no habéis oído la ley?

  2. Porque está escrito que Abraham tuvo dos hijos; uno de la esclava, el otro de la

  3. Pero el de la esclava nació según la carne; mas el de la libre, por la

  4. Lo cual es una alegoría, pues estas mujeres son los dos pactos; el uno proviene del monte Sinaí, el cual da hijos para esclavitud; éste es

  5. Porque Agar es el monte Sinaí en Arabia, y corresponde a la Jerusalén actual, pues ésta, junto con sus hijos, está en esclavitud.

  6. Mas la Jerusalén de arriba, la cual es madre de todos nosotros, es libre. Porque está escrito: Regocíjate, oh estéril, tú que no das a luz; Prorrumpe en júbilo y clama, tú que no tienes dolores de parto;

  7. Porque más son los hijos de la desolada, que de la que tiene

  8. Así que, hermanos, nosotros, como Isaac, somos hijos de la

  9. Pero como entonces el que había nacido según la carne perseguía al que había nacido según el Espíritu, así también ahora.

  10. Mas ¿qué dice la Escritura? Echa fuera a la esclava y a su hijo, porque no heredará el hijo de la esclava con el hijo de la libre.

  11. De manera, hermanos, que no somos hijos de la esclava, sino de la

 

Veamos otro capítulo de la vida del patriarca, Abraham, que tiene que ver con sus dos hijos, Ismael e Isaac. Isaac es el hijo natural de Sara, nacido cuando ella era de edad avanzada. Ismael es el hijo de la esclava de Sara, Agar. Otra vez, Pablo compara la esclavitud con la libertad y, para enseñarnos, nos lleva al Pentateuco, que son los cinco libros de Moisés, llamado comúnmente por los judíos, La Ley. Nos enseñará acerca de dos fuentes poderosas: la de la servidumbre y la de la libertad.

Estas dos fuerzas espirituales se aferran fuertemente a la vida de las personas. Pablo nos enseña en esta porción que, además, son las fuerzas de la carne contra el espíritu; del pacto del monte Sinaí contra la Jerusalén celestial; y de los caminos naturales contra la promesa de Dios. Fue la promesa lo que recibieron primeramente Abraham y Sara. La promesa de Dios tiene un poder que es incomparable; puede llevar a cabo lo que parece ser imposible, formar el futuro y producir algo que permanecerá para la eternidad.

¿Cuántas veces, por las Escrituras, hemos sido testigos del poder de la promesa obrando? Las promesas más importantes son las relacionadas con el Mesías venidero y Su reino. Vencen toda oposición natural y espiritual. Observa la respuesta del ángel a la virgen María tras su pregunta, “¿cómo será esto?” “Nada hay imposible para Dios” (Lc.1:34,37).

Los planes y capacidades del hombre se enfrentan a la promesa de Dios. Aunque no es comparable, vemos a los gálatas aceptando los primeros, demostrando así la autoridad que los hombres pueden ceder a lo que es finito sobre lo que es infinito. Pasó lo mismo con Abraham y Sara. Dios les habló de lo que era imposible, que Sara concibiera y tuviera un hijo a los 90 años, pero la pareja concibió un plan llevado a cabo meramente por recursos humanos.

En el principio de la historia, Dios entregó Su promesa a Abraham. Después, él rehusó la oferta del rey de Sodoma y Dios le llevó a contactar con el rey de Salem, quien le bendijo con bendiciones espirituales. Dios hizo un pacto celestial con Abraham, directamente desde la Jerusalén celestial de arriba, que es libre, enseña Pablo.

La Jerusalén celestial es la fuente de toda libertad y cada hijo que nace de arriba es libre. El monte Sinaí entra en la escena bíblica siglos después, produciendo hijos de la servidumbre (con este ejemplo Pablo se refiere al libro de Éxodo). Pablo enseña que no es la Jerusalén física nuestra iglesia madre, como los Judaizantes intentaban reclamar. Debido a los que se atan como esclavos a una fuente terrenal y vuelven a pensar carnalmente, Pablo utiliza la iglesia de Jerusalén como un símbolo de servidumbre a la ley. Están viviendo bajo la sombra del monte Sinaí.

No estamos tratando con la importancia de lugares y gente, sino con cierta mentalidad y espíritu que tiende a enfatizar las cosas externas. Esto es lo que quiere decir vivir según “los rudimentos del mundo”. Estas personas se gozan en los éxitos de la carne. Por otro lado, los que son naturalmente “estériles” se regocijan en la obra sobrenatural de Dios.

Una vez más, Pablo, cita el Antiguo Testamento, ahora al profeta Isaías, capítulo 54. Este pasaje define quienes son los nacidos libres, engendrados por la que no tiene un marido mundano, exterior y visible. Ella no pertenece a la Jerusalén natural (fíjate otra vez en 1:17-20), donde se enfatiza la religión exterior con señales físicas. Ella depende de un Marido celestial para producir un nacimiento inexplicable, acompañado de una libertad maravillosa. Los cristianos deben reconocerse en el espíritu de una Jerusalén celestial y no por señales externas.

Pablo dirige específicamente sus comentarios a los nacidos-libres en Galacia, de la misma manera que Isaías habla y escribe a un remanente. Ambos no solamente están escribiendo a los de su día, sino a todo el sincero pueblo de Dios de toda la historia. Por eso, su enseñanza se aplica también a las ovejas de nuestro tiempo. Seguramente, había muchos esclavos espirituales allí, como los hay entre nosotros hoy en día. La Palabra de Dios no tiene consuelo para ellos. La única palabra que se les aplica es ¡arrepentíos! Los verdaderos hermanos de Pablo están luchando bajo la invasión de la ley entre ellos, y tienen que volverse desde este desierto del monte Sinaí a la Tierra Prometida, llena de verdad y principios evangélicos.

¿Qué haremos con los hijos de la esclava, nacidos de un sistema? Estos son los que se adaptan fácilmente a los programas externos de la iglesia y funcionan muy bien en ellos, probablemente siendo muy efectivos en la obra. Son leales y fieles al sistema, pero no demuestran señales de una vida celestial.

Pablo lo dice bastante claro: “No heredará el hijo de la esclava con el hijo de la libre”. Esta verdad produjo mucho dolor en Abraham, porque él amaba a Ismael. Pasó 13 años con él, incluso antes de que Isaac naciera. Exclamó al Señor: “¡Ojalá Ismael viva delante de ti!” (Gé.17:18), pero no pudo ser. Déjale que herede lo que más le interesa, sobre una base temporal y terrenal. Su naturaleza, no regenerada, no le permitirá participar del ambiente celestial de los libres.

También, la Biblia nos dice claramente que Isaac e Ismael no pueden vivir juntos en armonía; es inútil intentar mantenerles unidos. La única unidad verdadera del Nuevo Testamento es “la unidad del Espíritu” (Ef.4:3) o “la unidad de la fe” (Ef.4:13). Intentar lograr algo fuera de la fe o del Espíritu es luchar con frustrantes imposibilidades. “Es preciso que entre vosotros haya disensiones, para que se hagan manifiestos entre vosotros los que son aprobados (significando genuinos)(1 Co. 11:19).

Isaac e Ismael, finalmente, se alejarán uno del otro: “Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros” (1Jn.2:19). Esto será una realidad entre cualquier grupo de creyentes, en cualquier lugar y tiempo. Pasó entre los gálatas y pasará también entre nosotros.



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