Libro del Profeta Daniel

Libro del Profeta Daniel

Libro del Profeta Daniel

 

Un estudio expositivo por Lowell Brueckner

 

Capítulo 2

 

El Dios que habita con carne

Capítulo 2:1-23

  1. En el año segundo del reinado de Nabucodonosor, éste tuvo sueños, y se turbó su espíritu y no podía dormir.

  2. Mandó llamar el rey a los magos, los encantadores, los hechiceros y a los caldeos, para que le explicaran al rey sus sueños. Vinieron, pues, y se presentaron ante el rey.

  3. Y el rey les dijo: He tenido un sueño, y mi espíritu se ha turbado por el deseo de entender el sueño.

  4. Y hablaron los caldeos al rey en arameo: ¡Oh rey, vive para siempre! Cuenta el sueño a tus siervos, y nosotros te declararemos la interpretación.

  5. El rey respondió y dijo a los caldeos: Mis órdenes son firmes: si no me dais a conocer el sueño y su interpretación, seréis descuartizados y vuestras casas serán reducidas a

  6. Pero si me declaráis el sueño y su interpretación, recibiréis de mí regalos, recompensas y grandes honores; por tanto, declaradme el sueño y su interpretación.

  7. Respondieron ellos por segunda vez, y dijeron: Refiera el rey su sueño a sus siervos, y declararemos la interpretación.

  8. Respondió el rey, y dijo: Ciertamente sé que queréis ganar tiempo, porque veis que mis órdenes son firmes,

  9. que si no me declaráis el sueño, hay una sola sentencia para vosotros. Porque os habéis concertado para hablar delante de mí palabras falsas y perversas hasta que cambie la situación. Por tanto, decidme el sueño para que yo sepa que me podéis dar su interpretación.

  10. Los caldeos respondieron al rey, y dijeron: No hay hombre sobre la tierra que pueda declarar el asunto al rey, puesto que ningún gran rey o gobernante jamás ha pedido cosa semejante a ningún mago, encantador o caldeo.

  11. Lo que el rey demanda es difícil y no hay nadie que lo pueda declarar al rey sino los dioses cuya morada no está entre los hombres.

  12. A causa de esto el rey se indignó y se enfureció en gran manera y mandó matar a todos los sabios de Babilonia.

 

Este antiguo libro está bien ordenado. No esperaríamos menos de su Autor, el Espíritu Santo. El primer capítulo nos da el lugar donde acontece la historia, los personajes y la situación en la que se encontraban; ahora Dios tiene todo en su debido lugar. Él empieza a revelar al lector el contenido profético. Nabucodonosor compartió el trono por un tiempo con su anciano y enfermo padre, Nabopolasar, pero en el capítulo dos su padre ya está muerto y Nabucodonosor comienza el segundo año de su reinado exclusivo sobre el Imperio Babilónico. Para Daniel y sus compañeros es ya su quinto año de cautiverio.

El Señor está llevando a cabo sus planes de manera perfecta, ya designados desde antes de la fundación del mundo, y finalmente determinará el destino eterno de millones. Él invade la mente del emperador mientras duerme. A Dios no le asombra nada su majestad terrenal. Le ve como él es en verdad, solamente una criatura hecha del polvo de la tierra, pero, aun así, le ha puesto sobre un reino formidable, gobernando sobre multitud de naciones.

Dios le habla en el segundo año de su reinado. El sueño penetra hasta el centro de su ser e interrumpe su descanso; el mensaje merece tal reacción. Sin duda, este hombre ha sido educado conforme a la realeza, pero su entendimiento no alcanza a comprender la verdad celestial que le había sido presentada. Sin embargo, el gobierno babilonio tiene un Departamento de Asuntos Espirituales. Aunque su religión es errónea e idólatra, le daremos un poco de crédito por reconocer la importancia del mundo espiritual. Los sistemas ¨civilizados” y sofisticados del mundo occidental, en el día de hoy, han decaído a un nivel bastante pobre, demostrado por intentar encontrar respuestas y poder funcionar totalmente en la esfera material y física. La estupidez y arrogancia del hombre moderno ignoran la presencia y superioridad de espíritus, buenos y malos, sobre sus asuntos. Nabucodonosor llama a sus consejeros espirituales.

Al rey no le importa demostrarles sus sentimientos, relacionados al sueño: “Mi espíritu se ha turbado por el deseo de entender el sueño”. Con la respuesta de sus expertos: “Refiera el rey su sueño a sus siervos, y declararemos la interpretación”, Daniel empieza a escribir en arameo. Él continua así hasta el 7:28, porque su tema, mayormente, tiene que ver con las naciones gentiles. Lo ha escrito para los exiliados judíos, pero también para los babilonios, y quizás aún para Nabucodonosor mismo. Es muy posible que los magos del tiempo de Jesús hubieran leído este libro.

El rey da a entender que su más alta prioridad es obtener una interpretación para su sueño. Nos puede parecer tiránico, pero el significado para él es un asunto de vida o muerte, y la verdad es que el mensaje lo merece, ya que viene del mismo trono de Dios. Él piensa que, si ellos no pueden cumplir con su obligación, entonces por qué mantenerles en su gobierno: “Si no me dais a conocer el sueño y su interpretación, seréis descuartizados y vuestras casas serán reducidas a escombros”. También promete galardones, recompensas y honor si pueden hacer lo que les pide.

La versión King James y otras en inglés, como también la Reina Valera 60, da a entender que al rey se le han olvidado los detalles del sueño. No estoy nada seguro de que tengan razón. La versión Biblia de las Américas que utilizaré para todo este estudio no sugiere tal cosa. Simplemente declara: “Mis órdenes son firmes”. El contenido deja claro que él está probando a estos oficiales. El rey quiere acabar con la especulación y recibir una respuesta genuina que esté por encima de la conjetura o juego de palabras.

Ellos pidieron dos veces a Nabucodonosor que les dijera el sueño y entonces le darían la interpretación. Pero esto es exactamente lo que él no quiere seguramente ha tenido otras experiencias con hombres sutiles. “Ciertamente sé que queréis ganar tiempo Por tanto, decidme el sueño para que yo sepa que me podéis dar su interpretación. Aun con la pena de la muerte delante, no pueden contestar, y no se ve ninguna posibilidad de que puedan hacerlo nunca. No tienen la capacidad para poder cumplir con tal orden.

Ellos acusan al rey de no ser justo, y así es, si juzgamos el asunto según la posición terrenal y humana: “Ningún gran rey o gobernante jamás ha pedido cosa semejante a ningún mago, encantador o caldeo”. Sin embargo, estos hombres pretenden poseer poderes superiores a los que son meramente mundanos. Nabucodonosor se enfurece terriblemente por el insulto y los oficiales ahora se encuentran más cerca de su exterminación.

Antes de seguir adelante, quiero pedirte que contemplemos juntos las palabras finales de los consejeros espirituales de Babilonia: “No hay nadie que lo pueda declarar al rey sino los dioses cuya morada no está entre los hombres”. El cristianismo pone fin a tal presunción. Hay un Dios que mora entre los hombres, quién no solamente mora con ellos, sino que está en ellos. Es lo que reclaman los cristianos y también es lo que Cristo les prometió. ¿Estamos viviéndolo? Una clara demostración de la presencia de Dios morando entre nosotros, comprobaría que la anterior declaración de los caldeos es una falsedad. Ya hemos hecho referencia a lo que Jesús oró al Padre en el último capítulo (Jn.17:23). Diré otra vez, respecto a este punto, que el mundo espera ver la presencia sobrenatural del Cristo viviente en nosotros… “Yo en ellos, y tú en mí para que el mundo sepa que tú me enviaste. Como Nabucodonosor, ellos están esperando la realidad espiritual y una respuesta desde el cielo.

Las palabras de A. W. Tozer son demasiado verdaderas como para dejarnos tranquilos: “La iglesia ha perdido su testimonio. Ya no tiene algo que decir al mundo. Lo que hace tiempo fue un clamor seguro, ahora se ha desvanecido y ha cambiado en un susurro pesaroso. Ella, que hace tiempo salió a declarar, ahora sale a inquirir. Su declaración dogmática ha cambiado en una sugerencia respetuosa, una palabra de consejo religioso, dado para entender que, de todos modos, solamente está expresando una opinión y no intenta que suene intolerante. Sin embargo, lo que es el cristianismo puro, en lugar de ser formado por la cultura del mundo, en verdad está opuesto rotundamente a ella.”

 

  1. Y se publicó el decreto de que mataran a todos los sabios; buscaron también a Daniel y a sus amigos para matar

  2. Entonces Daniel habló con discreción y sensatez a Arioc, capitán de la guardia del rey, que había salido para matar a los sabios de Babilonia;

  3. habló y dijo a Arioc, capitán del rey: ¿Por qué es tan riguroso el decreto del rey? Entonces Arioc informó a Daniel sobre el asunto.

  4. Y Daniel fue a pedirle al rey que le diera tiempo para declarar la interpretación al

  5. Entonces Daniel fue a su casa e informó el asunto a sus amigos Ananías, Misael y Azarías,

  6. para que pidieran misericordia del Dios del cielo acerca de este misterio, a fin de que no perecieran Daniel y sus amigos con el resto de los sabios de Babilonia.

  7. Entonces el misterio fue revelado a Daniel en una visión de noche. Daniel entonces bendijo al Dios del cielo.

  8. Daniel habló, y dijo: Sea el nombre de Dios bendito por los siglos de los siglos, porque la sabiduría y el poder son de El.

  9. El es quien cambia los tiempos y las edades; quita reyes y pone reyes; da sabiduría a los sabios, y conocimiento a los entendidos.

  10. El es quien revela lo profundo y lo escondido; conoce lo que está en tinieblas, y la luz mora con El.

  11. A ti, Dios de mis padres, doy yo gracias y alabo, porque me has dado sabiduría y poder, y ahora me has revelado lo que te habíamos pedido, pues el asunto del rey nos has dado a

 

Si es verdad que Daniel era descendiente de Ezequías, aunque no fuera un heredero del trono, hubiera sido un maravilloso rey de Judá. Fue la única nación sobre la tierra que esperaba de su rey una dirección espiritual verdadera. Sin embargo, Dios reservó y alzó a Daniel a una posición más alta todavía, en la que su influencia podría ser útil mundialmente. Sí señor, la separación de su casa y familia, la deportación forzada a Babilonia, el hecho de que probablemente fuera hecho un eunuco, ¡solo fue un ascenso que vino desde el trono del cielo! Ser utilizado por Dios es el honor más grande en la tierra y a menudo demanda un precio muy alto.

Dado que la vivienda de Daniel estaba cerca de la del emperador, el capitán de la guardia probablemente llegó primeramente allí. Aunque Daniel ya había sido reconocido por poseer una sabiduría extraordinaria, todavía no se había revelado su superioridad sobre todos los magos de Babilonia. También tenemos que tomar en cuenta su juventud, como una razón por la que no fue llamado delante del rey con el primer grupo. Fuera de aquellos, a quienes Nabucodonosor había ordenado presentarse en el palacio, puede que fuera el primero en oír la orden de muerte. Aunque el asunto era urgente, aparentemente, no era inmediato.

El joven Daniel con, aproximadamente, 20 años de edad, habló con “discreción y sensatez” a Arioc, un importante oficial del rey, que había servido muy cerca suyo y que también había sido su verdugo. Había algo único, que todos respetaban, en este joven. Él preguntó sobre la orden del rey y el capitán le dejó saber los detalles. Pudo tener una audiencia con el rey mismo y, aunque pidió que le diera más tiempo (el rey acusó a los caldeos de ganar tiempo), con su petición vino una seguridad de que pronto daría una respuesta. Logró posponer su ejecución. Por supuesto y, sobre todo, el rey quería saber la interpretación del sueño, desesperadamente.

Entonces Daniel volvió a su casa, donde vivía con sus tres compañeros, Ananías, Misael y Azarías. Después de que los discípulos del Señor estuvieran delante de los gobernantes, fueron a sus hermanos cristianos: “Cuando quedaron en libertad, fueron a los suyos y les contaron todo lo que los principales sacerdotes y los ancianos les habían dicho” (Hch.4:23). En la hora de la necesidad los cristianos van a los suyos, sin buscar las respuestas del mundo. No había mucha gente piadosa a la cual Daniel pudiera recurrir en aquella ciudad extranjera, pero según el principio divino, no hacía falta que hubiera muchos. Dice: “Donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mt.18:20). En este caso eran cuatro. Jesús no habló de rango u oficio, así que la promesa era para todos los creyentes. La oración no se limita a un pueblo especial, sino que es la manera en la que todo el pueblo de Dios puede tener una audiencia con Él.

“Daniel fue a su casa e informó el asunto a sus amigos para que pidieran misericordia del Dios del cielo acerca de este misterio”. Juntos buscaron a Dios y encontraron la respuesta a su oración. La reunión de oración es el fundamento de toda la cristiandad verdadera y refleja la humildad y dependencia del corazón cristiano. Ellos oraban porque su confianza estaba en Dios, no en sí mismos ni en el mundo que les rodeaba. Leonard Ravenhill decía: “Los que están seguros de sí mismos no quieren orar, los autosuficientes no necesitan orar y los que son justos en su propia opinión no pueden orar”. Estas son las razones por las cuales las reuniones de oración, en gran parte, han sido borradas del programa de la mayoría de las iglesias. Y por la misma razón, vemos muy poco de lo sobrenatural en nuestros tiempos.

Entonces el misterio fue revelado a Daniel”. Cuando Dios planea una obra especial, Él mueve a Su pueblo a la oración. Entonces, y no antes, contesta y empieza a moverse entre ellos. No existe ningún secreto complicado para poder obtener verdadero éxito espiritual; acontece como una contestación a un pueblo que ora. Debes saber, con toda seguridad, que nada de lo que ocurre fuera de la oración realmente prospera, no importa que tan bueno parezca ante el ojo humano.

Romanos 11:36 habla de un principio triangular: “Porque de El, por El y para El son todas las cosas. A El sea la gloria para siempre. Amén”. Dios envía un espíritu de oración desde el cielo (de Él), Su pueblo ora en el Espíritu Santo (por Él), y las alabanzas vuelven a Él (para Él). Pablo selló el principio con un amén, palabra que añade una autoridad absoluta, una confirmación y un cumplimento a las promesas celestiales de Dios. Todos los asuntos de Dios funcionan de esta manera. Daniel entonces bendijo al Dios del cielo”.

En este libro, tendremos el privilegio de leer las oraciones que Daniel expresó en el Espíritu Santo. Desde el versículo 20 hasta el 23, él ofrece una oración de alabanza. Una teología sólida es la base de la alabanza, y Daniel reveló la suya al orar. Oró que Su nombre, es decir, Sus atributos y carácter, deberían ser expresados y alabados por toda la eternidad. Él es la fuente de toda la fuerza mental y física de su pueblo; Él es el creador de los tiempos y sazones, y tiene la autoridad de cambiarlos según Su voluntad. Él es el soberano y exclusivo elector de las autoridades humanas; todos aquellos que poseen una sabiduría y conocimiento genuinos, lo han recibido de Él.

Sus verdaderos mensajeros predicarán misterios profundos, es decir, secretos espirituales, escondidos al mundo, pero revelados al pueblo de Dios. Daniel lo comprobará ante Nabucodonosor. Mientras el mundo está en tinieblas, Él las alumbra, y aunque el rey esconde su sueño de los más sabios de la tierra, no lo puede esconder de un Daniel alumbrado. “Dios es luz, y en El no hay tiniebla alguna” (1 Jn.1:5).

Él alaba, da las gracias y reconoce la obra de Dios en su propia vida. Esto le da gran gozo y satisfacción, sabiendo que ahora él recibe el apoyo del mismo Dios de sus padres. Daniel no ha olvidado a los guías espirituales de Israel, empezando con los patriarcas. Él puede meditar en toda la historia del Antiguo Testamento, y recibir ánimo para este tiempo de grandes pruebas. Su gran Dios le ha dado sabiduría y fuerza, no de forma natural, para que no pueda jactarse, sino directamente desde el trono del cielo, para que se gloríe sólo en el Señor, lo cual produce en él un “gozo inefable y lleno de gloria” legítimo, como dijo Pedro, el apóstol inspirado (1 P.1:8).

El Señor, específicamente, ha contestado esta oración propia. El Dios de Daniel es el Dios personal, quien inclina su oído hacia cada palabra expresada por Su pueblo que, literalmente, recibe la respuesta por lo que ha orado. Dios revela a Daniel el sueño del rey y su interpretación, mientras se desarrolla un drama en el resto del capítulo. Lo encuentro tan maravilloso y mi corazón se llena con anhelos de ver a la iglesia recibir conocimiento del cielo sobre los asuntos que la rodean. ¿Será posible ser tan alumbrada en estos tiempos? No veo ninguna razón de por qué no.

La imagen cuádruple

Capítulo 2:24-49

 

  1. Después fue Daniel adonde estaba Arioc, a quien el rey había designado para dar muerte a los sabios de Fue y le habló así: No des muerte a los sabios de Babilonia; llévame ante el rey, y declararé al rey la interpretación.

  2. Entonces Arioc se apresuró a llevar a Daniel ante el rey, y le dijo así: He hallado a un hombre entre los deportados de Judá que dará a conocer al rey la interpretación.

  3. El rey respondió, y dijo a Daniel, a quien llamaban Beltsasar: ¿Eres tú capaz de darme a conocer el sueño que he visto y su interpretación?

  4. Respondió Daniel ante el rey, y dijo: En cuanto al misterio que el rey quiere saber, no hay

sabios, encantadores, magos ni adivinos que puedan declararlo al rey.

  1. Pero hay un Dios en el cielo que revela los misterios, y Él ha dado a conocer al rey Nabucodonosor lo que sucederá al fin de los días. Tu sueño y las visiones que has tenido en tu cama eran éstos:

  2. A ti, oh rey, en tu cama te surgieron pensamientos sobre lo que habrá de suceder en el futuro, y el que revela los misterios te ha dado a conocer lo que sucederá.

  3. En cuanto a mí, me ha sido revelado este misterio, no porque yo tenga más sabiduría que cualquier otro viviente, sino con el fin de dar a conocer al rey la interpretación, y para que tú entiendas los pensamientos de tu corazón.

 

¿Quién, si no Dios mismo, podría juzgar entre todos los grandes hombres del Antiguo Testamento y nombrar a tres de ellos, excepcionales guerreros de oración? Tenían, de forma especial, poder delante de Su trono. Por medio de Ezequiel menciona a estos: Noé, Job y Daniel (Ez.14:14,20). Ya hemos visto algunas de las asombrosas cualidades espirituales de este joven, Daniel. En la lección anterior, notamos su discreción y sensatez.

Por medio de la oración, el Señor compartió con Daniel el sueño que Él había dado a Nabucodonosor y, armado con esta sorprendente revelación, ya está preparado para presentarse delante del hombre más poderoso en la tierra. ¿Cómo puedo explicar lo que Dios ha puesto ante nosotros en esta porción de las Sagradas Escrituras, y escribir sobre la sobrenatural unción que tenía este hebreo, quien ahora está en la presencia del monarca babilónico? Confío que Dios, el Espíritu Santo, que está con Daniel, impresione nuestro espíritu y mente, con la realidad divina presente en esta revelación.

Tenemos que ver también el importante significado del sueño; es una de las claves para poder entender el mundo y su sistema, que es un factor básico de la profecía. Por eso, en esta primera profecía del libro, nos es revelado cómo Dios ve el imperio babilónico en la historia. También habla de tres futuros poderes políticos y continúa hasta muchos siglos después, hasta los tiempos finales. Además de ser el portavoz de Dios en su día, Daniel tiene un mensaje para todos aquellos que, en cualquier época, se interesan en Su plan.

Daniel rogó al capitán de la guardia y verdugo principal por la vida de todos los hombres que tenían una posición espiritual, aunque habían fracasado miserablemente a su emperador. Le pidió una entrevista con el rey, asegurándole que llevaba con él el sueño de Nabucodonosor y su interpretación. Arioc no perdió tiempo y se apresuró a llevar Daniel delante del trono real. Al tener delante de nosotros esta asombrosa revelación de la Palabra de Dios, podemos juntarnos con él allí.

Arioc le presentó oficialmente: “He hallado un varón de los deportados de Judá, el cual dará al rey la interpretación”. El capitán estuvo dispuesto a arriesgar su vida, interrumpiendo el horario real, convencido de que Daniel no iba a fallar delante del rey. Nabucodonosor se dirigió al hombre que había conocido como Beltsasar, nombre que le había sido dado a Daniel en honor al dios de Nabucodonosor.

Nota que el rey mismo se encargó, como había hecho con los otros magos, de que Daniel le diera el sueño y la interpretación. Especialmente, para saber acerca del sueño, que Nabucodonosor no había contado a nadie, hacía falta una revelación sobrenatural. Este siervo de Dios empezará exaltando a su Señor, presentando sus incomparables virtudes y hablando de Su interés en los asuntos del hombre. Ésta es la prioridad sobre los detalles del sueño: primeramente, presentar al Dios del sueño y después el sueño mismo.

El Dios de Daniel es único en omnisciencia. Él habla del eterno Dios del cielo, que conoce el futuro como si fuera historia; que no solamente sabe acerca de lo que acontecerá, sino que, soberanamente, Él es quien lo planea. Él mora en una soledad asombrosa; no tiene consejeros: “Nuestro Dios está en los cielos, todo lo que quiere hace” (Sal.115:3). Lo hará de la manera que Él quiere: “Mi designio se cumplirá y haré todo mi deseo” (Is.46:10).

Ninguno de los expertos, paganos e idólatras, de Nabucodonosor, pudieron penetrar en el lugar de Su trono. La única razón por la que reveló este plan a Daniel, es porque quería que contase la interpretación al rey, que era el vaso elegido para recibir y compartir este gran secreto de los reinos del futuro: “El misterio que el rey demanda, ni sabios, ni astrólogos, ni magos, ni adivinos lo pueden revelar al rey”, empieza diciendo.

Además de ver el sueño, Daniel supo hasta de los pensamientos del rey, mientras estaba en su cámara. Dios quiso revelarse a Nabucodonosor como el Dios que revela Sus secretos a los hombres. Es lo que hizo al dar este sueño al emperador, eligiéndole a él como el canal por medio del cual iba a revelar el futuro de la historia mundial. Daniel usa el término “al fin de los días”, para referirse, específicamente, a los días del Mesías, que está incluido en el sueño.

Antes de continuar, Daniel tiene que explicar una cosa más. Tiene que asegurarse de no recibir la gloria por estar involucrado en el asunto. Es esencial que cada hombre o mujer de Dios aclarare, absolutamente, que en sí mismo jamás podría tener la capacidad de funcionar en las cosas sobrenaturales. Pedro dijo: “Varones israelitas, ¿por qué os maravilláis de esto, o por qué nos miráis así, como si por nuestro propio poder o piedad le hubiéramos hecho andar?” (Hch. 3:12). Daniel toma su posición finita en el terreno común de todo ser humano. Dios no compartirá Su gloria con nadie.

  1. Tú, oh rey, tuviste una visión, y he aquí, había una gran estatua; esa estatua era enorme y su brillo extraordinario; estaba en pie delante de ti y su aspecto era

  2. La cabeza de esta estatua era de oro puro, su pecho y sus brazos de plata, y su vientre y sus muslos de bronce,

  3. sus piernas de hierro, sus pies en parte de hierro y en parte de

  4. Estuviste mirando hasta que una piedra fue cortada sin ayuda de manos, y golpeó la estatua en sus pies de hierro y de barro, y los desmenuzó.

  5. Entonces fueron desmenuzados, todos a la vez, el hierro, el barro, el bronce, la plata y el oro; quedaron como el tamo de las eras en verano, y el viento se los llevó sin que quedara rastro alguno de ellos. Y la piedra que había golpeado la estatua se convirtió en un gran monte que llenó toda la tierra.

  6. Este es el sueño; ahora diremos ante el rey su interpretación.

 

Este fue el sueño dado a Nabucodonosor y revelado a Daniel, como una contestación a la oración. Es la visión de una imagen enorme con un brillo extraordinario. Cualquiera que lo viera tendría temor.

La estatua estaba formada con varios metales. Su cabeza era de oro puro; su pecho y sus brazos de plata; y su vientre y muslos de bronce. Sus piernas eran de hierro; y los pies, de hierro y barro (era el único elemento que no era metal). El barro demuestra la debilidad inherente en la imagen. Casi, literalmente, era el “talón de Aquiles”.

Repito que Dios, no solamente mostró a Daniel la imagen, sino que también él vio al rey mientras soñaba. Habló de la última parte del sueño y la enfatizó: “Estuviste mirando hasta que una piedra fue cortada sin ayuda de manos La imagen había sido moldeada como lo son los metales, por medio de funciones humanas, pero ninguna acción humana había estado involucrada en la Piedra. Es una obra del mismo Omnipotente, procediendo contra la imagen. Según nos enseña un principio divino, la Piedra es pequeña a los ojos de los hombres, comparada con la gran estatua, pero con un poder más allá del que parece tener.

La Piedra golpeó sobre los pies de la imagen y afectó a todo el cuerpo; las piernas, los muslos, el vientre, los brazos, el pecho y la cabeza, fueron inmediatamente desmenuzados. El cuerpo quedó totalmente convertido en polvo, y tan ligero como el tamo, fue llevado por el viento “sin que quedara rastro alguno”.

“Y la piedra, revoluciona y transforma la historia. La Palabra de Dios, en pocas palabras, habla de un acontecimiento que cambia el mundo para siempre. La Piedra, misteriosamente, crece hasta convertirse en un gran monte, que cubre todo el globo terráqueo. Solamente nos podemos imaginar la atención ininterrumpida y la reacción del emperador, mientras Daniel, correctamente y con detalles vívidos, describe de nuevo su sueño. Daniel concluye: “Este es el sueño; ahora diremos ante el rey su interpretación”.

“Diremos, expresa plural porque sus tres compañeros oraban con él. Daniel compartió la reputación obtenida por la interpretación del sueño con ellos, demostrando humildad y un espíritu generoso. Desarrolló la interpretación que Nabucodonosor tanto anhelaba saber, empezando con la revelación de la cabeza de oro.

  1. Tú, oh rey, eres rey de reyes, a quien el Dios del cielo ha dado el reino, el poder, la fuerza y la gloria;

  2. y dondequiera que habiten los hijos de los hombres, las bestias del campo o las aves del cielo, Él los ha entregado en tu mano y te ha hecho soberano de todos ellos; tú eres la cabeza de oro.

  3. Después de ti se levantará otro reino, inferior a ti, y luego un tercer reino, de bronce, que gobernará sobre toda la tierra.

  4. Y habrá un cuarto reino, tan fuerte como el hierro; y así como el hierro desmenuza y destroza todas las cosas, como el hierro que tritura, así él desmenuzará y triturará a todos éstos.

  5. Y lo que viste, los pies y los dedos, parte de barro de alfarero y parte de hierro, será un reino dividido; pero tendrá la solidez del hierro, ya que viste el hierro mezclado con barro

  6. Y así como los dedos de los pies eran parte de hierro y parte de barro cocido, así parte del reino será fuerte y parte será frágil.

  7. En cuanto al hierro mezclado con barro corriente que has visto, se mezclarán mediante simiente humana; pero no se unirán el uno con el otro, como no se mezcla el hierro con el barro.

 

El libro de Apocalipsis menciona siete poderosos imperios mundiales, empezando con Egipto, Asiria y, después, estos que están ante nosotros ahora (Ap.17:10). Dios había puesto al emperador en una posición única. Nabucodonosor es un rey de reyes, con reyes tributarios sometidos a él, pero él reina como el monarca supremo. Tiene un poder gubernamental más alto que cualquier otro que se haya levantado después. Por lo menos, así será hasta que aparezca el dictador final del mundo.

Dios mostró a Nabucodonosor los cinco reinos finales, empezando con el imperio presente, el de Babilonia. Nosotros, igual que el rey, tenemos que aprender que él está bajo el reino soberano del Omnipotente; no tiene nada fuera del permiso divino. Él reina sobre los hombres y, como le fue designado a Adán en el principio, también es responsable del reino de animales y aves. Dará cuenta al Creador por la manera en que trata la naturaleza. En su libro, Jeremías confirma este nombramiento (Jer.27:4-8).

El reino babilónico sobresale entre todos los demás en cuanto a la pureza de su dictadura, siendo Nabucodonosor la cabeza, pero también por la magnificencia de la ciudad. A éste le sigue el imperio medo-persa, a un nivel inferior a los babilonios, ya que su gobierno central había quedado debilitado por la independencia de sus provincias. Alejandro Magno conquistó, poderosamente, Grecia, convirtiéndose en su emperador, pero su misma vida fue muy corta y las naciones conquistadas fueron divididas en manos de sus cuatro sucesores.

Finalmente, el imperio romano fue formado por un ejército poderoso, pero con una cultura débil. La religión y cultura griegas continuaban dominando todo el mundo romano. Por favor, observa que no menciona un quinto reino, sino que los pies y los dedos están unidos a las piernas. Quizás podamos decir que el imperio romano sigue existiendo hoy en la sociedad europea y que volverá a dominar el mundo en los últimos tiempos.

Los pies y los dedos están formados por una mezcla de hierro con barro, pero no están unidos por medio de ninguna reacción química. No están fusionados, sino débilmente mezclados, sin ataduras comunes. El texto deja claro que son una alianza de naciones, unas fuertes y otras débiles, divididas en esencia, pero coexistiendo juntas sin mucha rigidez.

Dios presentó estos poderes mundiales como una solo imagen, y los trata como si fueran uno. Es importante entenderlo, porque aprenderemos que, al menos una vez, se referirá a dos diferentes cabezas de gobierno como si fueran una. Esto lo veremos después.

Los grandes imperios del hombre están unidos en un sistema terrenal al que podríamos denominar, El reino del anticristo. Tienen una cosmovisión con una meta principal y negativa, pero también con un propósito positivo; están unidos en oponerse al Reino de Dios: “Se levantan los reyes de la tierra, y los gobernantes traman unidos contra el SEÑOR y contra su Ungido, diciendo: ¡Rompamos sus cadenas y echemos de nosotros sus cuerdas!” (Sal.2:2-3) Al hacerlo, su propósito es la deificación del hombre; la creación de superhombres. “Seréis como Dios”, (Gé.3:5). Muchos gobernantes han adoptado esta posición, dirigidos por el ángel caído, Lucifer.

  1. En los días de estos reyes, el Dios del cielo levantará un reino que jamás será destruido, y este reino no será entregado a otro pueblo; desmenuzará y pondrá fin a todos aquellos reinos, y él permanecerá para siempre,

  2. tal como viste que una piedra fue cortada del monte sin ayuda de manos y que desmenuzó el hierro, el bronce, el barro, la plata y el oro. El gran Dios ha hecho saber al rey lo que sucederá en el futuro. Así, pues, el sueño es verdadero y la interpretación fiel.

  3. Entonces el rey Nabucodonosor cayó sobre su rostro, se postró ante Daniel, y ordenó que le ofrecieran presentes e incienso.

  4. El rey habló a Daniel, y dijo: En verdad que vuestro Dios es Dios de dioses, Señor de reyes y revelador de misterios, ya que tú has podido revelar este misterio.

  5. Entonces el rey engrandeció a Daniel y le dio muchos y espléndidos regalos, y le hizo gobernador sobre toda la provincia de Babilonia y jefe supremo sobre todos los sabios de

  6. Por solicitud de Daniel, el rey puso sobre la administración de la provincia de Babilonia a Sadrac, Mesac y a Abed-nego, mientras que Daniel quedó en la corte del rey.

 

Aprenderemos mucho más sobre la formación de esta imagen, especialmente la fase final, representada por los pies, al continuar el estudio de Daniel. Nos referiremos al libro de Apocalipsis para recibir más luz sobre el asunto. Todavía, hoy en día, no es evidente el cumplimiento de la etapa final, aunque quizás ya está empezando. Es un reino del último tiempo o, hablando en términos modernos, un gobierno, al cual el Señor del cielo responderá con la formación de Su reino sobre la tierra.

El Reino de Dios sobre la tierra será un reinado indestructible e invencible, regido por un Rey inmortal. Nadie tomará Su lugar. Él descenderá del cielo con un poder indescriptible, como la respuesta a las oraciones de Su pueblo, y golpeará al gobierno existente de hierro-barro, gobernado por el anticristo y el falso profeta, y les arrojará al Lago de Fuego. Todo el sistema del hombre se desintegrará y Cristo tomará Su trono. “El reino del mundo ha venido a ser el reino de nuestro Señor y de su Cristo y Él reinará por los siglos de los siglos” (Ap.11:15). Él reinará sobre la tierra por mil años y seguirá reinando en la eternidad. Las Escrituras proféticas predicen claramente estos eventos. “El sueño es verdadero y la interpretación fiel”.

Dios eligió al rey Nabucodonosor para compartir con él el futuro de los imperios. Él ha escuchado a Daniel con una atención cautivada, pero al llegar al punto culminante, cae prostrado al suelo, afectado y sobrecogido por la realidad de la verdad eterna. El único hombre de Dios que había encontrado, aparte de Daniel, era Jeremías, que le trató con amabilidad (Jer.39:11-14). Con una mentalidad pagana, él honra a la persona de Daniel, como el representante de su Dios, pero, como nunca jamás en toda su vida, reconoce la realidad del Señor soberano sobre todo: “En verdad que vuestro Dios es Dios de dioses, Señor de reyes y revelador de misterios, ya que tú has podido revelar este misterio”.

Daniel es levantado para tomar el lugar que Dios había provisto por él, es decir, sobre toda la provincia de Babilonia, provincia central del imperio. También es promocionado para ser “el secretario” del “Departamento de Asuntos Religiosos”. El rey dio regalos y honores a Daniel, quien pidió que estos honores también fuesen compartidos con los que el rey había llamado Sadrac, Mesac, y Abed-nego. Sin embargo, el lugar de Daniel estaba con el rey, como miembro del gabinete real.



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