02 Jun Estad por Cristo firmes “Dudley Atkinsn Tyng”
La Historia detrás del Himno
HIMNO: ESTAD POR CRISTO FIRMES
AUTOR: DUDLEY ATKINS TYNG
Dudley Atkins Tyng nació en Maryland el 12 de Enero de 1825. Su madre falleció cuando tenía ocho años pero su influencia y alegría lo irradiaron por toda la vida. Al retirarse su padre del ministerio pastoral, Dudley asumió el ministerio en la Iglesia de la Epifanía. Dudley Tyng, un hombre de fuertes convicciones, que predicó con audacia e intrepidez contra el pecado y en contra de la esclavitud, en repetidas ocasiones expresadas desde el púlpito, le acarreó el desagrado de los feligreses por lo que en 1856 inició lo que llamaría la Iglesia del Pacto.
Allí ministró desde el primero de diciembre de ese año hasta su muerte. Allí se ganó el cariño y reconocimiento de la comunidad y se caracterizó por su esfuerzo determinado en pro del Gran Reavivamiento. Una de sus más notables reuniones se efectuó en aquel gran salón, con una asistencia aproximada de cinco mil hombres. Predicó un inspirador mensaje aquel domingo, basado en las palabras de Éxodo capítulo 10 versículo11, «Id ahora, vosotros los varones, y servid a Jehová».
El mensaje conmovió los corazones y produjo resultados magníficos. Ese día, no menos de mil hombres hicieron voto de servir a Dios de todo corazón. Tres días más tarde, el 13 de Abril de 1858 el señor Tyng sufría un mortal accidente. Fue un incidente muy triste y costoso el que dio lugar el que naciera uno de nuestros himnos favoritos: «Estad por Cristo Firmes». Su precio fue la vida de un ministro joven de brillante porvenir.
Al entrar a un granero donde una bestia tiraba rodando una máquina, se acercó demasiado de tal modo que se le trabó un brazo y la maquinaria se lo destrozó, amputándoselo horriblemente. El domingo siguiente su púlpito lo esperaba, pero aquel joven ministro se encontraba postrado en su lecho de muerte. Alguien se allegó para preguntarle si tenía algún mensaje especial que transmitir a su expectante auditorio y él, sacando fuerzas de su abatido organismo, se irguió para pronunciar estas alentadoras palabras: «¡Dígales que estén por Cristo firmes!»
Uno de los testigos de este momento fue el ministro presbiteriano George Duffied, quien se vió tan impactado por las palabras Estad por Cristo Firmes , que escribió la letra de un himno en el que todas las estrofas empezaron con estas palabras. En 1858 le entregó el manuscrito al Superintendente de su Escuela Dominical, quien lo publicó en un pequeño panfleto para los niños. Ese mismo año se incluyó en la edición de: El Salmista, y de allí empezó a aparecer en distintos himnarios en inglés ganando una rápida popularidad en la toda la comunidad. La melodía con la que se hizo más conocido fue compuesta por George James Webb.
Más tarde las estrofas del himno que tanto amamos: «Estad por Cristo Firmes» fueron leídas en el propio funeral de aquel siervo de Dios. De modo que aquellas últimas palabras del siervo Tyng, han hallado eco a través de los años y han llenado de entusiasmo a millares y aun a millones de cristianos para librar la batalla de la fe y a redoblar sus esfuerzos como fieles soldados de la cruz. Fue así como las últimas palabras de un moribundo predicador terminaron inmortalizadas en un himno majestuoso.
¡Estad por Cristo firmes!