Carta a los Gálatas

Carta a los Gálatas

Carta a los Gálatas

 

Un estudio expositivo por Lowell Brueckner

 

Introducción

 

Necesitamos ver la situación en Galacia desde punto de vista de la iglesia, tal y como la encontramos en el libro de los Hechos. Tenemos que ver tanto las diferencias como las semejanzas, con la iglesia que conocemos hoy. Recuerda que, en la Biblia, solamente había una iglesia, que iba formándose. Quiero decir, que no estaban levantándose nuevos grupos o denominaciones, ni ministerios especializados para las diferentes necesidades. La diferencia principal entre los miembros de aquellos días tenía que ver con si había un trasfondo en el judaísmo o no.

En nuestros días, parece que nos hemos acostumbrado a la división. Nuevas iglesias y grupos aparecen constantemente y nadie hace caso. Pero Judas, por ejemplo, estaba muy preocupado por “la fe que de una vez para siempre fue entregada a los santos” (Judas 3), la que fue predicada por Cristo y seguida, en su pureza, por Sus discípulos.

A pesar de todas las divisiones anormales a las que estamos forzados a tolerar en nuestros tiempos, tenemos que mantener una visión por la pura iglesia universal de Cristo. Tenemos que reconocer a Su cuerpo universal, considerar a cada cristiano nacido de nuevo como un hermano y responsabilizarnos de su bien estar. Cada líder que Dios haya levantado, y no el hombre, tiene que ser considerado como nuestro líder; alguien que merece nuestro respeto, sin importar si pertenece o no a nuestro grupo religioso.

Los asuntos de esta iglesia universal también tienen que ver con nosotros. Por eso, cuando se forma un grupo religioso al que le faltan las cualidades doctrinales o morales del evangelio, todos tenemos la responsabilidad de desafiarlo. Por ejemplo, los Testigos de Jehová, los Mormones y los Adventistas del Séptimo Día, que han invadido a la iglesia verdadera, son una amenaza para todos. Cuando un grupo o movimiento se desvía de la verdad o un líder cae en pecado, nos atañe a todos nosotros, los que pertenecemos a Cristo y ¡no debemos ignorarlo!

Recuerdo algo que ocurrió en una ciudad cerca de donde vivíamos, en los Estados Unidos. El pastor principal de una iglesia muy grande cayó en pecado y los pastores de otras iglesias de la misma ciudad se reunieron para ver qué acciones serían adecuadas para tal situación. Acordaron informar y recurrir a un hombre de Dios, dotado de la autoridad espiritual necesaria para tratar el asunto. Él aplicó la Palabra de Dios y recomendó disciplinar al líder caído. Los demás pastores se sintieron obligados a denunciar los hechos públicamente.

Quizá este ejemplo nos ayude a explicar la manera bíblica de enfrentar los problemas que nos afectan a todos. Si vemos levantarse a un grupo nuevo que manifiesta errores doctrinales o si vemos formarse un liderazgo que no está de acuerdo con la Escritura, tenemos que tratarlo como una invasión al cuerpo de Cristo ¡Sí, nos importa! Tenemos que enfrentarlo de la misma manera que Pablo hizo con la situación en Galacia.

Cualquier grupo que lleva sobre sí mismo el nombre de Cristo, es decir, que se denomina cristiano, está obligado a vivir por la Biblia, el Logos o Palabra de Dios, y no por un método o programa. Si no está específicamente de acuerdo con la Escritura no importa lo práctico o útil que sea. Cualquier persona que toma sobre sí mismo la responsabilidad de liderar, tiene que ser un hombre de oración con un conocimiento profundo de la Palabra. Su doctrina tiene que ser la que ha sido históricamente aceptada por la iglesia verdadera. Estas cualidades determinarán si ha sido o no verdaderamente llamado por Dios.

Hace un par de semanas, enseñé en una iglesia de nuestro pueblo sobre la segunda mitad del capítulo 20 de Mateo. El último versículo dice: “Jesús, movido a compasión. Dije a la congregación: “Estad seguros de estar incluyendo mucha compasión en vuestras creencias doctrinales”. Al hablar a favor de la teología, no estoy hablando de una teología seca, que depende totalmente del intelectualismo, por personas a las que Tozer llamaba ‘intellectual egghead’, ratón de biblioteca o, sencillamente, un intelectual. Estoy hablando de una teología con pasión, que mueve tanto nuestros corazones como los de nuestros oyentes; que nos conduce fuertemente a la Escritura para poder aprender más sobre el Dios al que amamos. No me interesa mucho la hermenéutica, la teoría bíblica, la homilética, ni la psicología cristiana, etc., que es acercarse a las cosas espirituales con el intelecto humano, me parece a mí. ¡Por favor, no vayas en esa dirección!

Cuando era joven tuve buenos consejeros, personas bien entrenadas en la escuela bíblica y en el seminario, y fui advertido por ellos a no ir en esa dirección. Un buen amigo, muy preparado, con título en teología, me dijo que tuvo que desprenderse de mucho de lo que había aprendido después de ser bautizado en el Espíritu Santo. El camino del Espíritu de Dios es muy diferente a los caminos de los hombres. Jesús dijo en Lucas 8:18: “Tened cuidado de cómo oís. Aproximarse a las Escrituras fuera de la instrucción del Espíritu, puede matar la palabra viva. Los hombres de Dios, para quienes tengo el más alto respeto, como por ejemplo, por nombrar sólo a tres de ellos, C. H. Spurgeon, Dr. Martyn Lloyd-Jones, Dr. A. W. Tozer…, fueron enseñados por Dios y no por los hombres. Posiblemente estos tres son los que mejor representan la descripción que he dado, pero, por supuesto, hay muchos más que pudieran ser mencionados.

A continuación, empezaremos un estudio expositivo sobre la carta a los Gálatas. Sencillamente, se trata del poderoso argumento del apóstol Pablo defendiendo el evangelio de Jesucristo, llegando al centro y corazón del mensaje cristiano, proponiendo la fe que salva y la libertad que resulta de creer la verdad. Declara la guerra a las ataduras legalistas y a los judaizantes que las presentan. Éstos eran falsos apóstoles que salían de Jerusalén y pretendían tener el respaldo de la iglesia de allí y de su liderazgo apostólico.

John Bunyan declaró que el comentario de Lutero sobre este libro era la obra más importante, aparte de la Biblia. Con la excepción de la carta de Pablo a los Romanos, Gálatas, ciertamente, es el libro que mejor define la Reforma. Fue inmensamente útil para atacar la tiranía católica romana de aquellos tiempos.

Haremos un intento, sobre todo, de captar el significado original del documento, reconociendo que su Autor, como el de toda la Escritura, es el Espíritu Santo. Cuando es así, nos enfrentamos con la verdad eterna y con los principios espirituales, útiles para los cristianos en cada periodo de la historia de la iglesia. Por eso, podemos aplicar esta obra a nuestra situación en el siglo XXI. Nos ayudará a ver el paralelismo que existe entre hoy y la situación en Galacia, y podremos juzgar si vivimos de acuerdo con el mensaje de Pablo.

Necesitamos echar una seria mirada hacia esta enseñanza para después poder hacer un examen, igualmente serio, de dónde nos encontramos en relación a ella. En fin, tenemos que obtener la corrección y ayuda de la Palabra viviente de Dios para poder levantarnos de cualquier caída que hayamos experimentado y remover cualquier obstáculo de nuestro camino que estorbe la voluntad de Dios.



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