Imploramos tu presencia “Juan Bautista Cabrera”

Imploramos tu presencia “Juan Bautista Cabrera”

La Historia detrás del Himno

HIMNO: IMPLORAMOS TU PRESENCIA

AUTOR: JUAN BAUTISTA CABRERA IVARS

 

Juan Bautista Cabrera e Ivars, nació el 23 de abril de 1837, en la villa de Benisa, provincia de Alicante, del antiguo reino de Valencia. Hizo estudios de Instrucción Primario en su villa natal; estudió parte del Bachillerato en el Instituto de Valencia, durante los años de 1850 y 1851; ingresó en la “Orden de Clérigos Regulares de las Escuelas Pías”, en Valencia, el año 1852; y durante un año de noviciado estudió literatura española, ampliación de latín, elementos de griego y hebreo, y otras materias que forman parte de las Humanidades. Hizo su profesión religiosa en 1853, y luego pasó al Colegio de Escolapios de la ciudad de Albarracín, provincia de Teruel, del antiguo reino de Aragón. En este colegio estudió seis cursos de Matemáticas, uno de Mecánica y otro de Física; simultaneando con dos cursos de Filosofía, cuatro de Teología Dogmática y dos de Teología Moral. También hizo algunos estudios de Hermenéutica Bíblica, y de Liturgia. Estos estudios duraron hasta 1858, y una vez terminados, regresó a Valencia. No poseía grados literarios o científicos, porque en la Orden de los Escolapios no se confieren títulos de ninguna clase. Fue ordenado Diácono por el Obispo de Segorbe en 16 de marzo de 1861, y de Presbítero por el Arzobispo de Valencia en 15 de marzo de 1862. Desde 1858 a 1863, primero en el Colegio de Valencia y después en el Colegio de Gandía, se dedicó a la enseñanza primaria elemental y superior y elementos de griego. Durante estos cinco años hizo privadamente un estudio detenido de la Biblia, y este estudio modificó sus convicciones religiosas, haciéndole ver la falta de fundamento sólido de muchas doctrinas y prácticas de la iglesia Romana, y la imposibilidad de equiparar la autoridad de la revelación escrita con la autoridad de la tradición oral. Por este motivo no quiso jamás subir a un púlpito para predicar, ni se sentó en confesonario para oír confesiones privadas. En este tiempo habían sido presos en España, por reunirse para leer la Biblia, Alhama, Matamoros Carrasco, y otros; y temiendo ser encarcelado como ellos, se expatrió voluntariamente y se refugió en Gibraltar, en agosto de 1863. En esta ciudad estuvo por espacio de cinco años, dedicado a la enseñanza de lengua y literatura españolas, y de Matemáticas y Dibujo Lineal. Allí fue donde conoció a fondo y profesó públicamente las verdades evangélicas, y dedicó todo su tiempo disponible a la lectura de libros religiosos, preparándose para cuando el Señor le llamara a la predicación del Evangelio en su propio país. A fines de septiembre de 1868, después de la revolución que derribó el trono de Isabel II, pudo volver a su patria, autorizado por el General Prim en Algeciras, y fijó su residencia en Sevilla. Aquí comenzó a predicar en casas particulares y en casinos públicos, reunió una congregación de adeptos y el día primero de enero de 1869 inauguró una capilla para el culto evangélico. Esta fue la primera capilla protestante que se abrió en España. En noviembre de 1874 se trasladó a Madrid, para tomar el cargo de una congregación, cuyo pastor había fallecido en un naufragio. Durante los primeros años de libertad religiosa, se formaron aisladamente varias comuniones evangélicas en España, y deseando unirse y no teniendo un Obispo, constituyeron una alianza y adoptaron la organización presbiteriana. Por esta razón fue considerado como presbiteriano el señor Cabrera, aunque su ideal de una iglesia no era el presbiteriano, sino el episcopal histórico. Pasaron algunos años, y en marzo de 1880 algunas congregaciones se mancomunaron en Sevilla y constituyeron la Iglesia Española Reformada, eligiendo para Obispo de la misma al Sr. Cabrera; y en un Sínodo, celebrado en Madrid, en febrero de 1883, fue confirmada esta elección. Entonces comenzaron las gestiones para encontrar alguna Iglesia extranjera que se dignase transmitir el Episcopado a la Iglesia Española Reformada. Las gestiones fueron largas y laboriosas, y en ellas se invirtieron diez años. Al fin, la Iglesia de Irlanda proveyó esa necesidad; y el 23 de septiembre de 1894 fue consagrado Obispo de Madrid el Sr. Cabrera por tres Prelados de la dicha iglesia de Irlanda. Por espacio de cuarenta y cinco años el Sr. Cabrera se ocupó en la predicación y en el trabajo pastoral y episcopal. El grande y más importante trabajo del Sr. Cabrera fue la preparación y formación de la liturgia para la Iglesia Española Reformada, sacada principalmente de fuentes musarábicas. Se publicó en Madrid en 1889. Reconoció la influencia de la música y la literatura en la evangelización que lo llevó a escribir y traducir himnos, y entre los cuales se encuentra: IMPLORAMOS TU PRESENCIA



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