Oh, buen maestro despierta «Mary Ann Baker»

Oh, buen maestro despierta «Mary Ann Baker»

La Historia detrás del Himno

OH ! BUEN MAESTRO DESPIERTA

HIMNO : OH ! BUEN MAESTRO DESPIERTA AUTOR: MARY ANN BAKER Mary Ann Baker nació en 1837. No hay prácticamente ninguna información sobre su infancia, estudios o vida familiar. Lo único que se sabe sobre ella es que era miembro de la Iglesia Bautista, residía en Chicago, Illinois, y lo que ella misma dijo al narrar los acontecimientos que la llevaron a escribir la letra del himno Oh buen Maestro Despierta en 1874. El Doctor Palmer me pidió preparar varios himnos para las lecciones de escuela dominical de ese periodo. Uno de los temas era ‘Cristo Calma la Tempestad’. Expresaba ampliamente una experiencia por la que yo había pasado recientemente y este himno fue el resultado. Mi muy amado y único hermano varón había descendido al sepulcro, victima de la misma enfermedad que se había llevado ya a mi padre y a mi madre. Su muerte sucedió bajo circunstancias especialmente desalentadoras. Estaba a más de mil millas de distancia de su casa, buscando en el cálido aire del soleado Sur la salud que nuestro clima más frío no podía darle. De repente empeoró. El escribano estaba enfermo y no podía ir hasta donde él se encontraba. Por dos semanas las largas líneas de los mensajes del telégrafo llevaron y trajeron mensajes entre el moribundo hermano y sus hermanas ansiosas, hasta que llegó la noticia de que su amado hermano ya no moraba más en esta tierra. Aunque no lamentamos como los que no tienen esperanza, y aunque yo había creído desde mi temprana edad y siempre había deseado entregar una vida consagrada y de obediencia al Maestro, ante esta dispensación de la divina providencia mostré malvada rebeldía. Dije en mi corazón que Dios no se preocupaba por mí ni por los míos. Pero la voz del Maestro calmó la tempestad en mi corazón no santificado, y lo trajo a la calma de una fe más profunda y una confianza más perfecta. La música fue compuesta por H. R. Palmer ese mismo año y fue publicado en una compilación titulada (Canciones de amor para la Escuela Bíblica). Sin embargo, el hecho que hizo ganar la mayor popularidad al himno Oh buen maestro despierta, fue el atentado contra la vida del presidente Garfield en 1881. Durante los dos meses de su convalecencia este himno fue entonado en las iglesias y hogares de todo el país, como una forma de pedir a Dios por la vida del moribundo presidente. Cuando falleció el 19 de septiembre, se entonó este himno en muchos eventos en memoria del difunto presidente. Sobre este acontecimiento Mary Ann escribió: Supuse que el himno había hecho su trabajo y ahora iría a descansar. Pero, durante las semanas en que nuestra nación mantuvo vigilia junto al lecho de nuestro muy amado presidente Garfield, el himno Oh! Buen maestro despierta, fue republicado como especialmente apropiado para la ocasión, y cantado en algunos de los muchos servicios funerales realizados por todos los Estados Unidos. Me sorprendió mucho que este humilde himno hubiera cruzado los mares y que se cantara en tierras lejanas para honrar el nombre del Salvador. Este himno fue traducido al español por Vicente Mendoza. ¡Oh, buen Maestro, despierta! ¡Ve, ruge la tempestad! La gran extensión de los cielos se llena de oscuridad. ¿No ves que aquí perecemos? ¿Puedes dormir así cuando el mar agitado nos abre profundo sepulcro aquí? Coro: Los vientos, las olas oirán tu voz: «Haya paz» Calma las iras del negro mar; las luchas del alma las haces cesar, y así la barquilla do va El Señor hundirse no puede en el mar traidor. Doquier se cumple su voluntad: ”Haya paz, haya paz” Tu voz resuena en la inmensidad: «Paz, haya paz». Despavorido, oh, Maestro, te busco con ansiedad. Mi alma angustiada se abate; arrecia la tempestad. Pasa el pecado a torrentes sobre mi frágil ser, y perezco, perezco Maestro, ¡oh, quiéreme socorrer! Vino la calma, Maestro. Los vientos no rugen ya. Y sobre el cristal de las aguas el sol resplandecerá. Cristo, prolonga esta calma; no me abandones más; cruzaré los abismos contigo al puerto de eterna paz.



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