LA GRACIA DE MI DIOS
COMPOSITOR: IRA D. SANKEY ESCRITOR: PHILIP DODDRIDGE HIMNO: LA GRACIA DE MI DIOS LA HISTORIA DETRÁS DEL HIMNO 1. La gracia de mi Dios, el tema encantador; el cielo dio la dulce voz al mundo pecador. Por gracia salvo soy, mi base ved aquí: por todos Cristo muerto ha, y muerto ha por mí. 2. La gracia me llamó, me trajo salvación, y gracia fue que alcanzó de todo mal, perdón. 3. Mi nombre escrito está por gracia divinal, en libro del Cordero allá, de vida eternal. 4. La gracia enseñó mis pies a caminar en justas sendas de mi Dios, al celestial hogar. En una de las grandes campañas evangelísticas había un letrero que decía: “Cada tarde a las 3pm y a las 7pm, D. L. Moody, de Chicago, predicará el evangelio y, Ira D. Sankey, de Chicago, cantará el evangelio”. Esto caracterizó el ministerio de Ira Sankey: él ‘cantaba el evangelio’. Ira David Sankey nació en el pequeño pueblo de Edinburg, Pensilvania, el 28 de agosto de 1840. Desde muy pequeño estuvo familiarizado con el canto en su familia. Su familia se reunía con frecuencia en torno a la fogata, para pasar las largas noches de invierno, cantando clásicos himnos cristianos. Muchas veces su padre se unía al canto con su espléndido bajo, mientras los demás miembros de la familia cantaban las otras voces. Fue allí que aprendió a leer música, y también las melodías de muchos de los himnos que cantaría por el resto de su vida. Cuando tenía 8 años comenzó a asistir a una escuela bíblica. El Sr. Frazer lo pasaba buscando y lo llevaba de la mano, junto con sus propios hijos, para enseñarles a los niños lecciones de la Biblia. Aquel hombre amaba a los niños y causó una impresión en Ira que le llevaría, unos años más tarde, a la salvación, a la edad de 16 años. A sus 20 años se mudó a Ohio para asistir a una convención dirigida por otro gran compositor de himnos, William Bradbury. Cuando regresó a casa, su padre le comentó a su madre: “Me temo que este muchacho nunca va a lograr nada en la vida; todo lo que hace es correr de un lado a otro con un himnario bajo el brazo”. Su madre sólo contestó, “prefiero que lo vean con un himnario bajo el brazo que con una botella de whisky en el bolsillo”. Sin embargo, este joven sí que supo sacar provecho a ese himnario, así como a la fuerte voz con que Dios le dotó. Unos años más tarde conocería al famoso evangelista Dwight L. Moody. El interesante encuentro fue así: el nombre de Dwight Moody se había hecho muy conocido en los alrededores de Chicago. Ira Sankey tenía mucho deseo de escucharlo, así que, fue una noche y se sentó en el último banco porque la reunión ya había comenzado. El hombre que estaba a su lado, y que le conocía, le dijo: “Sr. Sankey, el canto aquí ha sido terrible. Espero que usted pueda guiarnos en el canto al final de la reunión”. Cuando el mensaje había terminado, Ira Sankey comenzó a cantar: “Hay una fuente sin igual de sangre de Emmanuel”. La congregación entera se unió al canto dándole un final apropiado al mensaje predicado. Después de la reunión, Ira Sankey fue presentado al Sr. Moody, quien, luego de saber de dónde era y en qué trabajaba, le dijo con firmeza: “Debes renunciar a tu trabajo”. Un poco desconcertado, Sankey le preguntó: ¿ “Por qué?”. El predicador le dijo, “Para que vengas conmigo y me ayudes con mi trabajo. Eres la persona a quien he estado buscando los últimos ocho años”. No muy seguro de la oferta, Ira Sankey pidió tiempo para pensarlo. En 1871, luego de seis meses de oración, y siguiendo el consejo de otros hombres espirituales, Sankey renunció a su buen trabajo para unirse al Dwight L. Moody en sus campañas evangelísticas. Estos dos hombres fueron grandemente usados por Dios en la predicación del evangelio en varios países como Estados Unidos, Inglaterra, Escocia e Irlanda. Estos dos hombres, D. L. Moody y Ira D. Sankey, fueron siervos inseparables por más de 25 años de servicio al Señor. Miles de personas escucharon el evangelio predicado y cantado por boca de estos dos hombres. En diciembre de 1899, Dios llamó a su presencia al predicador, Dwight Lyman Moody. Ira Sankey quiso continuar el ministerio solo, pero su débil salud y, posteriormente, la ceguera, no se lo permitieron. Muchos himnos fueron compuestos por Ira D. Sankey como —- A tu presencia, oh Dios bendito —-Allá en la gloria y muchos màs — Pasó a la presencia del Señor el 13 de agosto de 1908.