Santa la noche “Placide Cappeau”

Santa la noche “Placide Cappeau”

La Historia detrás del Himno

HIMNO: SANTA LA NOCHE

AUTOR: PLACIDE CAPPEAU

La historia inusual del este conocido canto navideño tiene su origen en un pequeño pueblo de Francia: Roquemore

Fue escrito por Plácide Cappeau quien nació en Roquemaure el 8 de octubre de 1808, hijo de Mathieu Cappeau y Agathe Martinet, franceses, quienes trabajaban haciendo barriles para la industria del vino.

Placide estaba destinado a heredar el negocio familiar, excepto por un accidente que tuvo.

Este accidente ocurrió cuando Placide (de 8 años) estaba “jugando” con su amigo Brignon, quien tenía una pistola.

 Por accidente Brignon disparó el arma hiriendo la mano de su amigo.

 Placide tuvo que ser operado para amputarle la mano, lo cual lo impidió, de allí en adelante, llevar a cabo trabajo físico.

Esto despertó el interés de Placide en los estudios académicos y, con la ayuda financiera de la familia Brignon, ingresó a la escuela para estudiar literatura y, más adelante, derecho en la ciudad de Paris. Su principal pasión era la literatura.

Conociendo el talento poético de Placide, se le pidió que escribiera una poesía sobre el nacimiento del Señor Jesucristo. El poeta, aunque muy versado en la literatura, no era muy conocedor de las Escrituras, sin embargo, aceptó la solicitud.

En 1847, mientras iba en el carruaje haciendo un viaje hacia la ciudad de Paris, Placide venía pensando sobre el poema.

Usó el relato de Lucas capítulo 2 como su punto de partida, trasladándose como si fuera al pueblo de Belén aquella noche del nacimiento de Jesús, y así comenzó a escribir.

Antes de finalizar el viaje el canto “Santa la noche” había sido finalizado.

 Lo nombró, “canto de navidad” o “villancico”.

Aquel poeta, conmovido por su propio poema, quiso que el escrito fuese más que un poema y, por lo tanto, que pudiera ser cantado.

 Placide no tenía conocimiento musical propio, así que solicitó ayuda a su amigo Adolphe Adams, un reconocido compositor de la música clásica. Siendo de ascendencia judía, Adolphe no compartía la convicción de Jesús como el Mesías, sin embargo, puso todo su empeño en hacer un buen trabajo para su amigo.

El “Cántico de Navidad” fue recibido con mucho entusiasmo por los cristianos en Francia y, con el tiempo, en el mundo entero.
Es por eso por lo que al principio hicimos referencia a la ‘inusual historia’ del himno: “Santa la noche”.

 Dios usó una petición para hacer al poeta algo que no había hecho antes, introducirse profundamente en las páginas del evangelio de Lucas y contemplar por la fe el nacimiento del Salvador.

 Y si esto fuera poco, un judío incrédulo le compuso una hermosa melodía que ha hecho de “Santa la noche” uno de los himnos más populares sobre el nacimiento de Cristo.

Hay una historia muy interesante relacionada con este himno: Reginald Fessenden en 1906, después de mucho estudio y esfuerzo, utilizó un transmisor-alternador inventado por él para transmitir un mensaje por las ondas de radio.

 La noche del 24 de diciembre de 1906 fue transmitido el primer mensaje por radio, la primera comunicación transatlántica en dos sentidos. Luego de dar un saludo, Reginald leyó el pasaje de Lucas capítulo 2, sobre el nacimiento de Jesús, y luego tomó un violín y tocó “Santa la noche”.

 La primera transmisión por radio de la historia se hizo para proclamar que en la ciudad de David nació el Salvador, que es Cristo el Señor.

A continuación, damos paso a la lectura y canto del himno: Santa la noche

 

Santa la noche, hermosas las estrellas,
la noche cuando nació el Señor.
El mundo envuelto estuvo en sus querellas
hasta que Dios nos mandó al Salvador. 


Una esperanza todo el mundo siente,
la luz de un nuevo día sin igual;
con gratitud postrados adoradle;
oíd de lo alto la voz angelical;
¡oíd, cantad! nació el Salvador.

Hoy por la fe llegamos al pesebre
a contemplar al bendito Jesús,
como también los magos del oriente
llegaron guiados por célica luz. 


Fue por nacer así humildemente
que nuestras pruebas sabe comprender;
hoy Emanuel es “Dios ya con nosotros”;
cantemos al Rey, a Jesús el Salvador;
¡Regocijad! nació el Redentor.

Nos enseñó a amarnos tiernamente,
Nos dio su ley de amor y su paz.
Libra al esclavo que en cadenas gime,
Y a su nombre huirá Satanás. 


Con cánticos de gozo alabemos
Al Rey de reyes, nuestro Salvador;
Hoy con amor cantemos reverentes,
Alcemos la voz proclamando su poder,
¡Dad gloria a Dios! amén, por siempre amén.

 



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